Vitoria - En su corta experiencia al frente del banquillo del Deportivo Alavés, Asier Garitano ya ha dejado claro que es un entrenador que planifica cada partido teniendo muy en cuenta el rival que se va a encontrar delante. El de Bergara no es de los técnicos que se atan a un sistema de cabecera y no se mueven de esa idea truene o haga sol. Muy al contrario, para cada encuentro y para cada rival maneja un plan bien diferente y es capaz de variar esa idea desde la banda durante el transcurso de los noventa minutos si lo ve necesario. De lo uno y de lo otro dio ayer clara muestra, primero con un planteamiento totalmente diferente a lo que venía ofreciendo hasta la fecha y posteriormente, tras el naufragio de ese plan inicial, con la inclusión de diversas variables que condujeron al equipo a una clara mejoría, cuestión que viene siendo acostumbrada en un equipo que suele acabar los partidos con un nivel más alto que en los inicios. Un ideario táctico variable que el preparador guipuzcoano va adaptando según las necesidades de cada día.
Si ante Levante y Espanyol Garitano apostó por un 4-1-4-1 con mucha presencia de jugadores en el centro del campo, en la visita al Getafe varió a un 5-3-2 con mayor énfasis en el entramado defensivo, aunque dentro del desarrollo de esos partidos fue adaptando el equipo según las necesidades del momento. Ayer, en cambio, perfiló un clásico 4-4-2, con la nota llamativa de la presencia de Mubarak Wakaso en el costado izquierdo, con la idea de ayudar a Rubén Duarte a cerrar las subidas de Navas y que la pareja formada por el lateral y Ocampos no fuese demasiado peligrosa.
En ese sentido, ese problema se resolvió bastante bien -peor lo llevó Martin, con menos ayudas para frenar a Reguilón-, pero el Sevilla ganó a cambio mucho espacio en un centro del campo en el que los erráticos Tomás Pina y Pere Pons -mal estreno como titular- no llegaban a achicar agua. Eso propició que el cuadro andaluz llegase con muchos jugadores al área, donde los problemas para los centrales fueron enormes y Fernando Pacheco comenzó a intervenir demasiado.
En torno al minutos veinte -Joselu ya había desaprovechado una clara ocasión a la contra y los problemas con el balón eran notorios y preocupantes-, el preparador albiazul decidió dar volantazo a su idea inicial para fortalecer el centro del campo. Cambio a un dibujo 4-3-3 con Wakaso echando una mano a Pons y Pina, Lucas Pérez cayendo al extremo derecho y Aleix Vidal desplazado al izquierdo. Una variante que, durante unos minutos, sirvió para estabilizar el duelo, aunque antes del final de la primera parte llegaría el gol de Jordán.
Garitano le dio un nuevo viraje a sus planes en el descanso. Regreso al 4-4-2, con el debut de Oliver Burke en detrimento de Pons. Una apuesta por cuatro piezas netamente ofensivas que no le gustó en exceso, ya que el equipo se partió en dos con mucho partido aún por delante. Entonces, decidió dar entrada a Manu García por Lucas Pérez, lo que sirvió para coser las líneas y que el estilo cambiase hacia un fútbol directo. Tras no ser capaz de aprovechar los espacios que el Sevilla dejó en la primera parte, el cuadro albiazul sí que hizo daño en la segunda con los balones colgados desde los costados tratando de aprovechar el poderío en el juego aéreo. Aunque las variantes, al final, fueron insuficientes.