Vitoria - Cada mercado, la misma historia. Desde la llegada de Mubarak Wakaso al Deportivo Alavés en el verano de 2017 no ha habido ni una sola ventana en la que la salida del centrocampista ghanés no se haya planteado. Y, casi siempre, con el mismo club de destino. Un Getafe que, de la mano de José Bordalás, ha intentado una y otra vez hacerse con el mediocentro albiazul desde su regreso a la máxima categoría, que se produjo al mismo tiempo que el desembarco del africano en la capital alavesa. Todas esas tentativas previas se acabaron frustrando, alguna de ellas incluso en el último segundo -la última, el pasado mes de enero cuando el Leganés no quiso soltar a Javi Eraso, el elegido entonces para suplir la marcha de un Wakaso que estuvo aguardando casi hasta el último segundo del mercado en las oficinas de Mendizorroza por si tenía que firmar su salida-, pero los madrileños tienen claro que van a volver a la carga si, tal y como parece, acaban concretando el traspaso de Mauro Arambarri al Villarreal en los próximos días.
Bien es sabido en el Alavés que José Bordalás, entrenador de los azulones, tiene especial predilección por jugadores a los que ha dirigido anteriormente y el alicantino fue uno de los responsables de la llegada y asentamiento de Wakaso en el primer equipo del Elche hace ya una década. Sus condiciones físicas y técnicas le hicieron destacar en Segunda División y le condujeron al Villarreal -iba para el filial, pero se quedó definitivamente en el primer equipo- y de ahí a convertirse en un trotamundos del fútbol con destino final, por el momento, en Vitoria.
Fichado procedente del Panathinaikos -llegó con la carta de libertad y su sueldo es elevado-, de albiazul nunca ha conseguido el espacio que parecía destinado a ocupar. En su primera campaña apenas contó para Abelardo y protagonizó varios episodios difíciles de digerir por su fuerte carácter dentro y fuera del campo. De lo segundo también hubo en la última campaña, pero sobre el verde estuvo mucho más inteligente en la toma de decisiones y El Pitu le correspondió con un incremento relevante de minutos, siendo claramente el tercer elemento en la rotación de centrocampistas y el undécimo futbolista que más jugó.
El futbolista, acostumbrado a cambiar de destino casi cada temporada, no ha acabado de encontrar su sitio en el equipo y la situación ahora se le complica aún más con una competencia feroz en el centro del campo (Pina, Pons, Manu, Fuchs, Javi Muñoz, Torres...), donde además aún se buscan más incorporaciones (el club confía en cerrar a Javi Eraso y ha sondeado al mediocentro del Zaragoza James Igbekeme, aunque el precio que se pide por el nigeriano en estos momentos es demasiado elevado). En este sentido, el Alavés se encuentra con las espaldas bien cubiertas y, definitivamente, no vería con malos ojos el traspaso del ghanés, que además afronta su última temporada de contrato. Se trata de la última opción de hacer caja con su salida. Y, aunque no se trataría de un ingreso importante, sería en todo caso bien recibido por un futbolista cuyo hueco se considera cubierto con bastantes garantías. - B. Mallo