Espectadores. A lo largo de los diecinueve compromisos ligueros, por el estadio de Mendizorroza han pasado, siempre según cifras oficiales del Deportivo Alavés, 328.610. Una cifra importante, pero que es inferior a las dos campañas precedentes en Primera División. La 2016-17 se cerró con 349.468 asistentes y la 2017-18 supone el tope histórico del club, con 358.057 espectadores en el global del curso.
Vitoria - Mendizorroza sigue siendo un año más el estadio de Primera División que mayor índice de ocupación presenta, pero tras ese 87 % de asientos llenos a lo largo de la temporada se esconde el hecho de que el campo del Paseo de Cervantes haya perdido espectadores a lo largo del recién cerrado curso, en el que ha presentado sus peores cifras desde que regresase a la máxima categoría y ha puesto punto final a tres campañas precedentes -2015-16, 2016-17 y 2017-18- de crecimiento continuado de la presencia de aficionados en las gradas. Con la ampliación de la instalación en el horizonte, a los mandatarios albiazules les toca ponerse manos a la obra seriamente para tratar de revertir esta caída, aunque se pueden encontrar muchas motivaciones -horarios complicados, protestas por los partidos entre semana, cese de la actividad de Iraultza 1921...- que conducen a entenderla. Es evidente que el estadio se encuentra cerca de sus límites en su concepción actual, pero el gran tirón que se produjo tras el regreso a Primera y que tuvo su continuidad en una segunda temporada de enorme sufrimiento se ha visto ahora frenado, incluso a pesar de que el equipo estuvo durante mucho tiempo peleando por clasificarse para competiciones europeas. Una pérdida de espectadores que se trabajará por invertir en el próximo curso y que, a medio plazo, tiene que dar lugar a un plan de trabajo para que la asistencia crezca de manera reseñable una vez que se concrete la ampliación del recinto por encima de los 27.000 asientos.
A lo largo de los diecinueve compromisos ligueros, por el estadio de Mendizorroza han pasado, siempre según cifras oficiales del Deportivo Alavés -que distan bastante de las que suele ofrecer LaLiga y que resultan más realistas normalmente-, 328.610 espectadores. Se trata de una cifra importante, pero que es inferior a las dos campañas precedentes en Primera División. La 2016-17 se cerró con 349.468 asistentes y la 2017-18 supone el tope histórico del club, con 358.057 espectadores en el global del curso. Esta bajada en los términos absolutos -prácticamente treinta mil menos que la campaña anterior- también supone una merma importante en los registros medios. Así, la asistencia por partido cae hasta los 17.295 espectadores -según los datos de LaLiga, a 14.770-, cuando fueron 18.393 en la 2016-17 y 18.845 en la 2017-18, lo que supone una media de casi millar y medio de asistentes menos. El porcentaje de ocupación también cae, ya que en la primera campaña se fue al 93 % y en la segunda al 95 %, quedando en la recién finalizada en el 87 % sobre los 19.840 asientos del estadio.
Precisamente, un hecho que llama la atención es que el campo no se ha llenado ni una sola vez en toda la temporada, lo que también supone romper con la tendencia que se venía marcado en las tres campañas anteriores. En la 2015-16, Mendizorroza colgó el cartel de completo en el partido del ascenso ante el Numancia; en la 2016-17, hasta en tres ocasiones se llenó el campo vitoriano (Real Madrid, Barcelona y Real Sociedad); mientras que en la 2017-18 el único llenó se produjo de nuevo en el derbi ante los donostiarras. En el recién finalizado curso, el tope se registró en el histórico encuentro contra el Real Madrid, con una cifra de 19.461 espectadores.
La bajada en la cifra de asistentes rompe con la tendencia creciente del club en los últimos tres años. Crecer mucho más era complicado por una simple cuestión de espacio, pero la caída que se ha producido es muy significativa. Desde que en la campaña 2014-15, la segunda en Segunda División con Alberto López en el banquillo, se produjese una bajada de espectadores con respecto al curso anterior -el de la agónica salvación de Jaén-, la línea ascendente había sido continuada, primero con la temporada que concluyó con el ascenso de la mano de José Bordalás, luego con el exitoso curso de la mano de Mauricio Pellegrino y después con el complejo año que culminó con la salvación de la mano de Abelardo.
Varios contratiempos Un hecho muy significativo es que en la temporada que finalizó hace un par de semanas se firmaron los cuatro registros de asistencia más pobres del club a lo largo de estas tres campañas desde su último ascenso. El tope por lo bajo estaba situado en el primer partido del club tras su retorno a Primera División, ante el Sporting de Gijón y en pleno mes de agosto, con lo que eso conlleva en cuanto a ausencia de abonados. Entonces, se congregaron en el estadio del Paseo de Cervantes 16.236 espectadores. Una cifra que supera ampliamente hasta cuatro asistencias de este año: 13.982 ante el Rayo Vallecano, 13.691 frente al Levante, 13.568 contra el Valladolid y los llamativos 11.549 espectadores que presenciaron la jornada final contra el Girona.
Precisamente, en dicho encuentros se pueden hallar las razones de la caída en la asistencia a Mendizorroza. Los dos primeros, jugados en lunes, coincidieron con las protestas de la afición contra los partidos entre semana -hasta seis esta temporada, aunque se trata de una cifra similar a años anteriores y cuando no se han convocado movilizaciones los registros se han movido en términos similares al resto del curso-; el tercero, coincidió con una jornada como Viernes Santo en la que muchos alavesistas no estaban en Vitoria; mientras que en la última estaba todo el pescado vendido, la meteorología era horripilante y en Vitoria se estaba celebrando la Final Four. Más allá de estos contratiempos puntuales, una bajada de asistencia que el club debe estudiar.