Vitoria - El Deportivo Alavés acabó la pasada semana en uno de sus momentos más bajos de la temporada con el empate en el último minuto del Leganés que le privó de una victoria que ya saboreaba tras haber sufrido con anterioridad dos derrotas ante Atlético y Sevilla, dentro de toda lógica pero con unas sensaciones nefastas que también repitieron ante el cuadro madrileño, y que dejó al alavesismo con un sabor de boca de lo más amargo, más aún por el ambiente de funeral que ese día se vivió en Mendizorroza. Pese a que el momento del equipo no es, ni de largo, el mejor, el reto de clasificarse para competiciones europeas se sigue manteniendo vigente -más aún cuando todo hace indicar que la séptima plaza dará paso a la Liga Europa- y por ello El Glorioso precisa de una alegría cuanto antes para creerse que puede pelear hasta el final por ese gran sueño.
El Alavés precisa un volantazo a su trayectoria reciente, que por potencial entra mucho más dentro de la lógica que su maravillosa primera vuelta, y la oportunidad se le presenta de nuevo esta mañana en la visita a un Espanyol que tratará de asegurarse la salvación. El catalán fue una de las grandes sorpresas del arranque de la temporada para desinflarse con el correr de la competición e, incluso, llegar a temer en algún momento por la permanencia. En las últimas semanas los pericos han ganado en tranquilidad y la llegada del chino Wu Lei les ha supuesto un soplo de aire fresco, pero las ínfulas europeas que se despertaron cuando el club lo compró Chen Yansheng se encuentran ahora de nuevo aparcadas.
El equipo vitoriano tratará de aprovecharse de esa inestabilidad de un Espanyol que, por otra parte, es un hueso duro de roer, para buscar esa victoria que le permita seguir metido de lleno en la pelea por estar en Europa la próxima temporada. Cierto es que la imagen del equipo en las últimas jornadas se encuentra muy lejos de esa solvencia granítica de la primera vuelta, pero en el fútbol todo se decide por pequeños detalles. Sin ir más lejos, el panorama actual no sería tan pesimista de no haber firmado Jonathan Silva un auténtico churro para hacer que dos puntos volaran de Mendizorroza en la última jornada.
Es evidente que el equipo de Abelardo tiene que mejorar en muchos aspectos que antes manejaba a la perfección y en su capacidad para regresar a la senda de hace unos meses radican sus opciones de acabar el curso con la campanada de estar en Europa. Seriedad defensiva y contundencia en la pegada fueron los dos valores que a los albiazules les catapultaron primero hacia la permanencia y luego a ganarse el derecho de soñar con un viaje por el Viejo Continente. Dos factores que se han oscurecido en los últimos tiempos, aunque, dicho sea de paso, sí que se han sacado a relucir en los desplazamientos recientes a campos de oponentes de una categoría similar, como bien reflejan las victorias en Villarreal o Huesca. Y es que las últimas alegrías de este Alavés han llegado lejos de Vitoria, una tendencia que se tratará de explotar de nuevo hoy en un RCDE Stadium que es el más desangelado de toda la Primera División.
Al preparador asturiano le tocará una nueva recomposición de su alineación, principalmente en un centro del campo marcado por la ausencia de una pieza clave como Tomás Pina al que el descanso no le vendrá mal. Todo ello para buscar ese triunfo que sirva para que el alavesismo recupere la sonrisa.