vitoria - Asegura el inolvidable tango de Carlos Gardel que veinte años no son nada pero perfectamente podría el Deportivo Alavés tomarse una pequeña licencia poética para cambiar esas dos décadas de la letra original de la canción por el casi un siglo de vida que celebra hoy miércoles. Y es que tal día como éste de hace 98 años se rubricó el acta de fundación del club que estaba llamado a convertirse en referencia y estandarte del fútbol provincial. Fue en concreto un 23 de enero de 1921 cuando los pioneros de este deporte decidieron dejar atrás el hasta entonces conocido como Sport Friends y rebautizarlo con el nombre que todavía luce con orgullo hoy en día. A lo largo de estos prácticamente cien años el Glorioso ha disfrutado y padecido situaciones de toda índole pero siempre ha mantenido vigente su estrecho lazo con los irreductibles aficionados albiazules. Unos seguidores que acumulan en su memoria recuerdos como para ilustrar toda una vida pero a los que, igualmente, esta nonagenaria andadura de su equipo del alma se les ha pasado en poco más de un suspiro.

Si cualquier cumpleaños es siempre motivo de celebración, soplar nada menos que 98 velas y hacerlo, además, en el mejor estado de salud que se recuerda en mucho tiempo obliga, sin duda, a disfrutar de una gran fiesta. Y ese es precisamente el escenario en el que se halla en la actualidad la entidad del Paseo de Cervantes.

Tras conseguir esquivar en el último momento la evidente amenaza de defunción que le sobrevoló durante su última gran crisis, el club ha experimentado en el lustro más reciente un fulgurante renacimiento -tanto deportivo como económico- que le está permitiendo alcanzar cotas totalmente desconocidas hasta la fecha.

Porque pese a que la contundente goleada encajada el pasado viernes en Getafe ha añadido una pequeña gota de amargor a la fiesta de cumpleaños, la irrefutable evidencia de los números certifica que este Deportivo Alavés de Abelardo puede ganarse por méritos propios un hueco de honor en la dilatada historia de la entidad. Los espectaculares 32 puntos sumados en la primera vuelta de la Liga son el registro más alto nunca conseguido en la máxima categoría y sitúan al equipo a las puertas de pelear por su tercer pasaporte continental. Algo con lo que ni el más optimista de sus seguidores se habría atrevido siquiera a soñar hace apenas un año cuando El Glorioso parecía irremisiblemente condenado a perder la categoría o -mucho menos aún- cuando a duras penas conseguía sobrevivir en la Segunda B.

La siempre caprichosa montaña rusa de las emociones, sin embargo, ha dispuesto que este aniversario llegue con el club lanzado en su carrera por romper los límites hasta ahora conocidos. Porque la bonanza de la que disfruta la parroquia alavesista ni mucho menos se circunscribe únicamente al terreno deportivo. Se trata, muy al contrario, de un progreso uniforme en todos los ámbitos que, a priori, cuenta todavía con un importante recorrido por delante.

Y es que esa es precisamente una de las máximas del grupo gestor que ha obrado el milagro de llevar hasta el mejor estado de salud de su vida a un moribundo. De la mano de un Josean Querejeta que ha trasladado al fútbol lo que durante tres décadas ha aplicado con éxito en el baloncesto, el Deportivo Alavés se ha marcado una hoja de ruta ambiciosa en la que, con puntualidad británica, aparecen marcados importantes desafíos a cada paso que se completa.

Escalón a escalón Tras dejar atrás el pozo de la Segunda B, de inmediato se apuntó a la Liga de las estrellas y, tras dos campañas de asentamiento en la máxima categoría, la palabra Europa comienza a sonar como una motivante banda sonora en el día a día de la entidad. Todo ello, en cualquier caso, sin despegar los pies del suelo y tratando de afianzar al máximo el proyecto en todas sus vertientes. Porque si importante ha sido la mejora deportiva experimentada por el club, de fundamental debe catalogarse el saneamiento económico que le ha llevado de vivir al filo del desahucio a borrar de sus balances los números rojos, disfrutar de un tranquilizador superávit y ejercer de empresa en evidente proceso de expansión a lo largo de prácticamente todo el mundo.

El inestimable balón de oxígeno que suponen los ingresos por la venta de los derechos televisivos está permitiendo a los rectores albiazules moverse en unos baremos económicos completamente impensables hace apenas unos años y gracias a esa inyección comenzar a dar forma a un proyecto pensado para el medio y largo plazo. Sin la espada de Damocles que siempre supone la presión de obtener rendimientos inmediatos.

Dentro de esta estrategia se enmarca la política de alianzas e inversiones en clubes extranjeros -El Glorioso tiene presencia en estos momentos en Croacia, Finlandia, Japón y Ecuador tras no llegar finalmente a buen puerto su relación con el Sochaux francés- con la que pretende contar con una amplia base de potenciales integrantes de su primer equipo así como expandir su imagen de marca y, en consecuencia, la posibilidad de obtener el mayor beneficio económico posible por ella. En la misma línea se ubica también la residencia para las jóvenes promesas inaugurada hace un par de años y los planes para mejorar las instalaciones en las que trabaja el fútbol base.

Precisamente esta adecuación de las infraestructuras a las nuevas necesidades del club es la otra gran pata de su proyecto de futuro. Sobre la mesa, aún sin concretar definitivamente pero cada vez más perfilados, se encuentran los dos planes fundamentales que deben marcar los próximos cumpleaños. La construcción de una verdadera ciudad deportiva para la que todavía se busca la ubicación adecuada y la ampliación del estadio de Mendizorroza.

crecimiento social Un recinto que a juicio de Querejeta y sus colaboradores se ha quedado ya pequeño para el Deportivo Alavés. Una apreciación que entronca directamente con otra de las cuestiones que puede celebrar en este 98º cumpleaños. Que no es otra cosa que el ingente número de invitados que acudirán a su fiesta. Si algo se demuestra semana tras semana es la enorme comunión que vive la entidad con sus seguidores. Una unión que se robusteció hasta límites insospechados en la durísima travesía por el desierto y que con la llegada de las vacas gordas ha dado lugar a un crecimiento exponencial del número de socios y la cada vez mayor implantación del alavesismo entre los más jóvenes. Un pequeño gran tesoro que sin duda los responsables del club harían bien en cuidar al máximo.

Muchos de ellos no han podido ser testigos directos -por edad- de las grandes gestas que jalonan la trayectoria albiazul pero arden en deseos de protagonizar nuevos capítulos gloriosos. La inolvidable final de la Copa del Rey del año 2017 supuso el increíble bautismo en estas lides para la gran mayoría y sirvió también para que al particular santoral alavesista se le sumaran nuevos nombres.

De esta manera, junto a los históricos Ciriaco, Quincoces, Olivares, Primi, Erezuma, Echevarría, Chuchi Aranguren, Manolo Serrano, Juan Arregui, José Luis Compañón, Mané, Karmona, Pablo Gómez, Téllez, Javi Moreno y tantos otros comienzan a situarse ya otros mucho más recientes como Nacho González, Guzmán Casaseca, Borja Viguera, Bordalás, Edgar Méndez, Pellegrino, Fernando Pacheco, Víctor Laguardia o el propio Abelardo Fernández por citar solo algunos.

Un listado que ojalá continúe creciendo en los próximos años en una proporción directamente inversa al espacio ocupado por aquellos borrones -mejor ni nombrarlos- que de una u otra manera han puesto en peligro la vida del Deportivo Alavés. Será, sin duda, la fórmula perfecta para seguir celebrando cumpleaños tan felices como el de hoy. Porque lo cierto es que con su primer siglo de existencia a la vuelta de la esquina este Glorioso se encuentra en plena forma. Y que cumpla muchos más.