Vitoria - Dentro de su incontestable fortaleza como grupo, es el Alavés también un plantel dado al baile de parejas como elementos únicos dentro de una misma cadena que, así y todo, articula sus movimientos sin la menor de las vacilaciones. Pacheco y Laguardia, Tomás Pina y Manu García, Ibai Gómez y Jony... Y, desde hace bien poco, Borja Bastón y Jonathan Calleri. Una asociación de atacantes de altura que dadas las sensaciones y los registros que vienen cosechando en las últimas semanas tiene visos de haber recalado en el once titular de Abelardo para quedarse. Si bien a lo largo de las 19 primeras jornadas del campeonato el concurso de ambos de manera simultánea no fue algo habitual -solo en cuatro ocasiones coincidieron en el terreno de juego-, el paso del tiempo, especialmente en las últimas dos jornadas ante Valencia y Girona, su aportación al equipo y los goles acumulados parecen haber sido las claves para consolidar una conexión que salta a la vista y que de momento ofrece como carta de presentación ocho goles repartidos a partes iguales, lo que les sitúa en lo más alto de la tabla de artilleros del Alavés por delante de Sobrino (3) o Manu García, Pina y Jony (2).
Para apuntalar esta química, no obstante, ambos han tenido que alcanzar un nivel físico óptimo que hasta entonces había obligado a Abelardo a meter en la ecuación ofensiva a nombres como Sobrino y Guidetti. Porque si Calleri tardó varias jornadas en entrar en la dinámica de grupo -debutó en la jornada 4ª ante el Valladolid en Pucela- al no realizar la pretemporada con el resto de compañeros, Bastón volvió a ser presa de una lesión muscular, esta vez en el mes de septiembre durante la disputa del Trofeo Álava. Ese percance le mantuvo alejado del grupo entre cuatro y cinco semanas, con la consiguiente pérdida de ritmo y confianza después de haberse ganado un puesto en el once titular tras su debut ante el Barça en el Camp Nou, donde salió en la segunda mitad. La actuación del madrileño aquella tarde de agosto debió resultar del gusto de Abelardo, que en los dos partidos siguiente (Betis y Espanyol en Mendizorroza) le otorgó plenos poderes como delantero centro.
En ese contexto comenzaron a vislumbrarse los primeros bocetos del nuevo Borja Bastón, rescatado a mediados de julio por el Alavés del Swansea británico con la esperanza de asistir en Vitoria a una nueva explosión goleadora del madrileño como las que protagonizó en La Romareda defendiendo los colores del Zaragoza (temporada 2014/15) y en Ipurua con el Eibar un curso después, que se pasó tuteando en la suerte del gol a galácticos como Luis Suárez, Cristiano Ronaldo, Messi y Neymar. Aquella temporada, el hoy punta del Glorioso anotó 18 goles en Liga y uno en Copa, un registro descomunal para un equipo de apenas 37 millones de euros de presupuesto entonces que aquellos días trataba de sobrevivir en su segunda temporada en Primera División.
bastón, un punta muy listo En el ambiente armero empastó pronto el joven Bastón, un chico tranquilo y normal, de esos que disfrutan estando en casa, coinciden quienes le conocen. Un joven con una carrera prometedora en el Atlético de Madrid que con 17 años debutó en el primer equipo con la mala fortuna de romperse el ligamento cruzado de la rodilla izquierda. Un palo tremendo aquel que lo hundió anímicamente y le obligó a sobreponerse una y otra vez a base de trabajo y goles como los cuatro que de momento ya ha anotado con el Alavés, destino donde este espigado delantero ha demostrado tener un gran olfato de gol, una capacidad sorprendente para el desmarque y un remate de 9 puro cuando merodea el área rival, como se vio el pasado sábado en Montilivi, donde hizo gala de otra habilidad innata como es la interpretación de los posibles errores defensivos del rival. “Es muy listo en ese sentido”, reconoció Ginés Meléndez, responsable de las categorías inferiores de la selección, en una entrevista en El País.
También potrero es Jonathan Calleri, su compañero argentino en ataque y otro ejemplo más para la suerte del equipo de oportunismo y pegada con los, de momento, cuatro goles que lleva firmados en la primera vuelta. Todos ellos, curiosamente, marcados de cabeza (Rayo Vallecano, Getafe, Villarreal y Real Sociedad), otra de las señas de identidad de este gladiador que al igual que Bastón, también ha encajado como un guante tanto con el propio vestuario como con la afición, entregada cada quince días a su causa debido al compromiso, pelea y trabajado solidario que este ex de Boca Juniors realiza en favor de sus compañeros. “¿Si ellos corren, cómo no voy a hacerlo yo?”, justifica.