Vitoria - El Deportivo Alavés ha firmado una primera vuelta liguera extraordinaria que le ha situado en una posición idílica de cara a cumplir su objetivo de cada temporada desde que ascendiese a Primera División y que no es otro que mantener la plaza entre los mejores, pero ese rendimiento colosal cuando el ecuador del curso ni siquiera se ha atravesado lleva a pensar en cotas de éxito mucho mayores que para las que en principio estaba predestinado este proyecto. La ineludible meta de la permanencia se encuentra a apenas una decena de puntos de distancia y solo una hecatombe sin precedentes podría meter al Glorioso en apuros. La ilusión ahora es rebasar cuanto antes esos cuarenta puntos que certifican la permanencia y, a partir de ahí, dejar los sueños volar. Y esas conversaciones íntimas de cada alavesista con su almohada tienen como protagonista invariable el regreso a Europa. Un reto complicadísimo que requiere de hacer las cosas incluso mejor de como se vienen haciendo hasta ahora. Y el más difícil todavía si se tiene en cuenta que Abelardo se ha quedado de golpe y porrazo sin Ibai Gómez y Jony Rodríguez, los puñales en las bandas y ejecutores del balón parado sobre los que se asentaba gran parte de la amenaza ofensiva albiazul. Carente de estos sólidos argumentos, el conjunto vitoriano tratará de cerrar el giro inicial al calendario con un nuevo triunfo que le propulse aún más en la clasificación y que le permita atravesar el ecuador de la competición en un puesto que le daría derecho a disputar la próxima edición de la Liga de Campeones, al tiempo que le permitiría seguir abriendo brecha con los equipos que se encuentran persiguiendo una de esas seis primeras plazas -que pueden ser siete, dependiendo de la resolución de la Copa del Rey- que clasifican para Europa.
El problema que se le presenta hoy al entrenador asturiano, que alcanza el centenario en los banquillos de Primera, es de los importantes. Y con él deberá lidiar a medio plazo. No en vano, la marcha de Ibai Gómez es ya cuestión irreversible, mientras que parece imposible que Jony vuelva a los terrenos de juego antes de un mes por culpa del esguince de tobillo que sufrió el pasado miércoles. Recomponer los extremos no es cuestión sencilla cuando el bilbaíno y el asturiano vienen de ser piezas indiscutibles que han acumulado casi todos los minutos. Menos aún teniendo en cuenta que tampoco abundan los sustitutos naturales en esos puestos.
O nombres o dibujo La salida natural para por situar en el costado derecho a Rubén Sobrino, que pese a ser un segundo punta está habituado a variar su sitio en el campo, y a Burgui en el izquierdo. En la recámara quedaría Patrick Twumasi, convocado de nuevo tras semanas de ausencia. Otra alternativa un poco más rebuscada manteniendo el esquema 4-4-2 pasaría por reubicar a Martin Aguirregabiria como extremo derecho, quedando Ximo Navarro en el lateral. Una opción muy a tener en cuenta, ya que le permitiría al entrenador alavesista guardarse pólvora en el banquillo. La otra vía pasaría por variar el sistema de juego y recuperar el 4-3-3, aunque que Wakaso Mubarak se quedase, de manera sorprendente, fuera de la expedición hace que esta solución no se presente como muy factible.
Lo único evidente es que once albiazules saltarán al césped de Montilivi y con esas armas tendrá que jugar un Alavés que tendrá que adaptarse a las circunstancias. Ibai Gómez y Jony eran los desencadenantes de un juego de ataque basado en llevar el balón a las bandas y de ahí buscar los servicios a los rematadores y, además, eran los encargados de ejecutar las acciones de estrategia. Dentro de un arsenal para nada sobrado de recursos, dos puñales mortales. Del éxito en estas labores de sus sustitutos dependerán en gran parte las opciones de éxito vitorianas.
Eso sí, el punto de partida ha de seguir siendo el de siempre. Fortaleza defensiva y trabajo incansable para buscar el error del rival. Y, a partir de ahí, buscar las salidas y esa capacidad que últimamente siempre tiene este equipo para generar y resolver en el área rival.
Más allá de la recordada remontada de la pasada temporada en el primer partido como Abelardo al frente del equipo y que supuso la base sobre la que construir el milagro de la salvación, contra el Girona esta temporada el vestuario arrastra la sensación de tener cuentas pendientes. La eliminación copera sentó a cuerno quemado en el seno del equipo, que firmó dos actuaciones notables ante los catalanes pero que no fue capaz de resolver en las áreas. Una tendencia que se quiere romper hoy, a pesar de las dificultades.