Vitoria - Como estaba prácticamente mascado dadas las posturas y planteamientos de unos y otros, Ibai Gómez ya es, prácticamente, historia en el Deportivo Alavés. Después de tres temporadas y 92 partidos al servicio del conjunto albiazul, el centrocampista de Santutxu ha deshojado la margarita y jugará a partir de ahora en el Athletic de Bilbao, la entidad que, según fuentes no oficiales, desembolsará algo más de cuatro millones de euros por el traspaso de un activo cuya cláusula de rescisión es de diez millones de euros.
Como agente libre que era desde el pasado 1 de enero -su contrato con el Alavés expiraba el próximo 30 de junio-, las opciones profesionales que se le brindaban al jugador eran notables, de ahí que el interés desde hacía semanas de clubes como el propio Athletic, Leeds, Leicester, Celta, Real, Eibar o incluso Sporting de Portugal haya sido una constante en el entorno del jugador, que a sus 29 años se encuentra ante el que será, probablemente, su último gran contrato profesional.
Aunque no han trascendido todos los detalles de la operación, el acuerdo entre el club bilbaíno e Ibai Gómez es total, si bien lo que subyace de fondo son los flecos entre ambas entidades, que al cierre de esta edición continuaban ultimándose vía telefónica al encontrarse la cúpula vizcaína en Madrid reunida con Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional, para aclara algunos asuntos de calado deportivo como el exceso de partidos disputados los lunes o las condiciones que rodean a los avales a los que debe hacer frente la nueva directiva. Lo que es seguro, en cualquier caso, es que el jugador de Santutxu habría rechazado la oferta de tres temporadas lanzada por el Alavés y aceptado la propuesta de Ibaigane, liderada en esta ocasión por su nuevo presidente, Aitor Elizegi, con el consenso de Andoni Ayarza y Rafa Alkorta, máximos responsables de la secretaría y dirección deportiva, respectivamente.
Final de un culebrón, por tanto, que en principio ofrece la sensación de haber resultado provechoso para todas las partes. El Athletic de Elizegi, de un lado, al llevarse por un precio asequible a un jugador formado en Lezama y deseado en estos momentos de grave crisis deportiva donde Gaizka Garitano trata de sacar al equipo de la zona de peligro -el pasado lunes salió de los puestos de descenso tras imponerse a domicilio en Balaídos (1-2)-; el Deportivo Alavés, de otro, al obtener un jugoso rendimiento económico por un jugador que en solo unos meses iba a quedar libre; y, en último lugar, el propio Ibai Gómez, que verá mejorada sustancialmente su ficha además de regresar a San Mamés con un rol totalmente distinto al que tenía hace tres veranos, cuando prácticamente se le invitó a dejar el club por la puerta de atrás. Cabe recordar en este sentido que el centrocampista perdonó el año de contrato que le restaba y recaló en Vitoria sin ningún coste para la entidad albiazul, que desde el primer momento se esmeró en integrar cuanto antes al jugador en la dinámica social del club, históricamente poco dada a recibir con los brazos abiertos a las operaciones procedentes de su vecino del norte.
¿Burgui como sustituto? Sea como fuere, la marcha del de Santutxu obligará inevitablemente al Alavés a partir de ahora a replantearse qué hacer para rellenar ese gran vacío en la banda derecha. O promocionar el puesto con jugadores hasta ahora casi residuales como Burgui o el defenestrado Twumasi, que apenas ha jugado veinte minutos en las primeras 18 jornadas y para el que incluso el propio club estaría sopesando una salida en enero, o salir al mercado en busca de un recambio de garantías. Una opción muy poco probable a no ser que la ganga deseada llegue a Mendizorroza en calidad de cedido o a un precio muy inferior al que el jugador vizcaíno ha dejado en las arcas de Josean Querejeta. Un escenario, en cualquier caso, tremendamente complicado dado el peso que Ibai había ganado en el vestuario y en el propio terreno de juego, donde ha desplegado el mejor fútbol de su carrera además de anotar una buena cifra de goles (17), entre ellos el recordado hat trick que hace prácticamente un año firmó en Montilivi en apenas veinte minutos cuando el equipo perdía 2 a 0 y tenía un pie y medio en Segunda División. Aquella increíble reacción, sin embargo, permitió al Alavés coger aire, protagonizar una escalada vertiginosa después y alcanzar la ansiada salvación a un mes de la conclusión del campeonato. Fue el punto de inflexión que marcó el antes y el después en un equipo que, 43 partidos después, se sienta en zona de Champions y maravilla a todo el fútbol patrio por la sinceridad de su planteamiento. Una de tantas formas de juego que hace semanas el propio Ibai defendía públicamente como respuesta a la supuesta racanería albiazul.