Vitoria - El Deportivo Alavés vivirá unas festividades navideñas mucho más felices de lo que nadie podía prever cuando arrancó la temporada. Ni el más optimista de los seguidores albiazules podía imaginarse allá por el mes de enero que su equipo fuese a estar tan cerca de conseguir el objetivo prioritario de mantenerse en Primera División por cuarta temporada consecutiva. Lo de este club, históricamente, ha sido el sufrimiento. Y lo normal teniendo en cuenta las circunstancias de la entidad -presupuesto limitado, sin grandes fichajes e, incluso, en contención de gastos para ahorrar de cara a la ampliación de Mendizorroza- sería padecer cada año para alcanzar esa meta. La realidad, en este caso, es contraria a la lógica. Abelardo y su equipos se han encargado de desmentir los pronósticos. Tras una serie de cuatro jornadas consecutivas sin conocer la victoria, El Glorioso se desquitó en el derbi con una victoria ante la Real Sociedad para irse al parón con una sonrisa en los labios y la impresionante cifra de 28 puntos en el zurrón, lo que supone haber recorrido dos tercios del camino de esos 42 puntos que siempre se han tenido como registro que asegura la continuidad en la máxima categoría cuando el curso ni siquiera ha alcanzado su ecuador. El alavesismo está cargado de felicidad y tiempo es de disfrutarla. A la vuelta, el reto no es otro que alcanzar con la mayor celeridad posible esos puntos que certifiquen la permanencia. Y, a partir de ahí, jugadores, técnicos y aficionados se habrán ganado todo el derecho del mundo a soñar. Viendo el rendimiento de este equipo, entonces no se podrá descartar nada. Y no se trata de un camino, el de los paseos por el Viejo Continente, que el club desconozca. Tras el empate del Betis de ayer, las fiestas las pasarán los alavesistas en una quinta posición que daría derecho a disputar la Liga Europa y por decimotercera jornada consecutiva en uno de esos seis primeros puestos de privilegio.

“Tener 28 puntos en diecisiete partidos es una alegría tremenda. Que nos quiten lo bailado. Prácticamente dos tercios del objetivo conseguido. Me voy a comer turrón que no veas. Este equipo ha estado sensacional, me han dado un año 2018 fantástico. Les he felicitado porque se dejan todo en el campo, forman una piña tremenda y se dejan la piel en cada partido. Estoy muy orgulloso de dirigir al Alavés y, evidentemente, estamos todos muy contentos. Esto es de matrícula de honor”, declaró Abelardo a los micrófonos de GOL a la conclusión del derbi.

El técnico asturiano vive con los pies bien asentados sobre la tierra. La euforia, de puertas para afuera. Siente que le está devolviendo al club desde el banquillo aquello que no le pudo ofrecer sobre el césped en la temporada 2002-03, que concluyó con un descenso que abrió de par en par las puertas del infierno que vendría en los años siguientes. Y sabe que para un equipo humilde como El Glorioso ganar un partido es como una hazaña.

Tremendamente competitivo En Donostia, el Alavés pudo quitarse de encima esa mala racha de resultados que arrastraba. Y lo hizo recuperando completamente una esencia que le convierte en un equipo tremendamente competitivo. Si siendo entrenador del Athletic Joaquín Caparrós se refería a los partidos contra el Barcelona en el Camp Nou como “la visita al dentista” ante el riesgo de recibir un baño de juego y acabar goleado, enfrentarse contra El Glorioso de Abelardo es un auténtico dolor de muelas para sus rivales. Un sistema defensivo pétreo que apenas permite generar ocasiones, dificultad extrema para encontrar espacios por el pasillo central y la amenaza perenne de sufrir un castigo mortal tras cualquier pérdida o en algún balón colgado al área.

Y es que el Alavés representa el ejemplo perfecto de cómo maximizar unos recursos bastante limitados. Porque nadie en su sano juicio situaría a la plantilla vitoriana entre las cinco mejores de la categoría como ahora refleja la clasificación. Nombre por nombre, su situación es mucho más cercana a los recién ascendidos que a clubes que llevan ya años asentados en Primera. Pero como grupo, idea de juego y espíritu competitivo sobre el césped, pocos son mejores que este equipo.

Como Abelardo repite una y otra vez, y no le falta razón viendo lo apretada que está la tabla esta temporada y que todo hace prever que la cifra de puntos necesaria para la salvación se va a incrementar de manera considerable con respecto a cursos precedentes, la Permanencia League es la única meta que la entidad del Paseo de Cervantes tiene la obligación de sobrepasar de aquí a mediados del mes de mayo. El estado de felicidad está declarado y el alavesismo se ha ganado el derecho a poder soñar.