Vitoria - El Deportivo Alavés cierra el año competitivo con el segundo derbi encadenado y el deseo de finiquitar la mala racha de resultados que atraviesa para poder encarar las vacaciones navideñas con una sonrisa en los labios. Tras el empate el pasado lunes contra el Athletic, el cuadro albiazul suma ya cuatro jornadas consecutivas sin ganar -dos puntos de doce posibles- y, aunque se sigue manteniendo entre los mejores, ha visto cómo por detrás la clasificación se ha apretado de manera considerable. La igualdad que preside la Primera División esta temporada es un arma de doble filo que puede provocar sorpresas al final. Tanto por arriba, con la clasificación para Europa de algún equipo inesperado, como por abajo, con la caída de algún histórico ante la evidencia de que este año se van a precisar cuarenta puntos para asegurar la permanencia. En la carrera hacia esa meta, la de la salvación, se encuentra el conjunto de Abelardo, que no puede confiarse por lo ya conseguido. A partir de ahora, cada victoria sería como dar un paso de gigante hacia esa continuidad en la máxima categoría y ya se acumulan demasiadas jornadas con el pie sin acertar con el acelerador y viendo cómo la tabla se comprime.

La dificultad del duelo con una Real Sociedad que tampoco acaba de levantar el vuelo se incrementa si se tiene en cuenta que el rendimiento del equipo a domicilio ha decrecido sustancialmente en los últimos desplazamientos. Las visitas a Eibar, Leganés y Atlético de Madrid se saldaron con sendas derrotas, el mismo resultado que se sufrió en Girona para quedar fuera de la Copa del Rey. Escaso de pegada arriba y excesivamente sufridor atrás, El Glorioso necesita recobrar la contundencia que le caracterizó como visitante en varios de sus primeros compromisos a domicilio, en los que ejerció de letal ladrón. Más aún en un Anoeta en la que la parroquia txuri urdin no anda del todo contenta con su nuevo proyecto. Una sola victoria en siete encuentros en el estadio en obras -y que ha mejorado considerablemente su ambiente al quitarse de encima la pista de atletismo- es demasiado poco que llevarse a la boca para un proyecto que se forjó con la aspiración de regresar a Europa y las dudas en torno a jugadores y entrenador se encuentran a la orden del día.

En esa sensación de querer y no poder tratará de hurgar un Alavés que tiene que mantener la fiabilidad defensiva que le viene caracterizando y acompañar esa solvencia con una pegada que se ha perdido en las últimas jornadas. Sin la frescura en las piernas de jugadores determinantes del inicio del curso y con la fortuna dando ahora la espalda en las acciones de estrategia, al cuadro albiazul le cuesta demasiado definir. Unas veces porque no genera ocasiones, como contra el Athletic, y otras porque no es capaz de embocar el balón en la portería rival.

De esa combinación de mantener lo que funciona y mejorar lo que viene fallando dependen las opciones de éxito de un Glorioso en el que Abelardo podría plantear variaciones reseñables con respecto al encuentro del pasado lunes. Los jugadores que más minutos acumularon en el derbi apenas han tenido espacio temporal para la recuperación y varios de ellos acabaron dicho encuentro muy cansados y con molestias físicas. En el banquillo se quedaron entonces varias piezas importantes y otras que vienen reclamando cada vez que juegan más oportunidades, una cuota de minutos que podría llegar esta noche en Anoeta.