bilbao - “Es lo que quiere el míster, ser un equipo ordenado y tener las líneas muy juntas para que haya pocos espacios. A partir de ahí, robar el balón e intentar salir por bandas en velocidad”. Ander Capa (Portugalete, 8-II-1992) lo subrayó alto y claro minutos después de la trascendental victoria la noche del lunes del Athletic sobre el Girona y que supone una bocanada de aire fresco para el conjunto rojiblanco, que cerraba la histórica y sangrante sequía de trece jornadas consecutivas sin conocer el triunfo, lo que le deja aún en una situación apurada en la tabla clasificatoria, en puestos de descenso. Capa es una voz autorizada para describir la idea de Gaizka Garitano, que ha caído de pie como entrenador del primer equipo, ya que solo conoce el éxito en los dos partidos que ha dirigido a los leones después de la destitución en el cargo de Eduardo Berizzo, que ya es agua pasada en la entidad.
El lateral jarrillero fue quizá el futbolista más destacado en la victoria frente al cuadro catalán y en la que Dani García (Zumarraga, 24-V-1990) también rindió a un nivel altísimo. Los dos tienen mucho en común. Ambos son hijos futbolísticos de Garitano desde que recalaran en el primer equipo del Eibar en verano de 2012. El derioztarra cogió por entonces al conjunto armero en Segunda División B y confió desde el primer día en Capa, que ascendía desde el filial y que había debutado el curso anterior de la mano de Manix Mandiola, y en el centrocampista guipuzcoano, que llegaba en calidad de cedido por parte de la Real Sociedad después de haber hecho méritos fuera de casa, en el Alicante y en el Getafe B. Fueron cuatro campañas intensas, hasta 2015, en las que experimentaron más éxitos que fracasos, con dos ascensos consecutivos, de Segunda División B a Segunda A y de Segunda A a Primera División, y una permanencia administrativa, gracias al descenso económico del Elche, en la máxima categoría en lo que fue el último curso del vizcaino en el banquillo azulgrana.
Tanto Capa como Dani García son los más beneficiados a priori de la llegada de Gaizka Garitano, que también tuvo a sus órdenes en el Eibar a Yuri Berchiche, al que todavía le resta un partido de sanción para cumplir el castigo por su expulsión en el Wanda Metropolitano frente al Atlético de Madrid ante sus aireadas protestas al colegiado murciano Sánchez Martínez. El lateral, que ha disputado un total de 214 partidos oficiales con el Eibar, no había tenido demasiadas oportunidades con Berizzo, ya que solo había ejercido de titular en dos encuentros, ante el Villarreal y el Valencia en San Mamés. Dani García, con 224 duelos como armero, había perdido protagonismo con el argentino pese a ser un fijo en el primer tramo de la campaña, pero de repente cayó en el ostracismo, ya que desapareció en las tres últimas jornadas de la época del de Cruz Alta en el banquillo bilbaino.
Garitano no ha dudado en rescatar a dos viejos conocidos y que tantas tardes buenas le dieron en su etapa en el Eibar. No en vano, tanto el de Portugalete como el de Zumarraga han jugado de inicio en los dos compromisos que lleva recorridos el entrenador vizcaino, el pasado jueves en Copa y el del lunes en LaLiga Santander, unos indicios de las intenciones a priori del derioztarra. El caso de Ander Capa ofrece algún matiz. En el primer capítulo de la eliminatoria de Copa sufrió la fractura del hueso escafoides de su mano izquierda en la última acción del choque, de ahí el vendaje que lució ante el Girona, y en El Alcoraz fue sustituido debido a un virus gástrico que también afectó la semana pasada a varias futbolistas del primer equipo femenino, así como a Ostaiska Egia, médica del conjunto de Joseba Agirre. Se quedaron en meras indisposiciones que se corrigen en 24 horas.
idea memorizada Capa y Dani García tienen interiorizado el sistema de Garitano. Son, incluso, los portavoces del entrenador sobre el césped. El centrocampista acentuó ese rol en pequeños detalles que quizá pasan desapercibidos para el gran público. No en vano, el de Zumarraga rememoró sus mejores tiempos en el Eibar, con una magnífica lectura táctica, tanto a la hora de robar balones como en conectar con las bandas, lo que blindó la solvencia del colectivo sobre un Girona incapaz de generar peligro desde la medular. El portugalujo insistía en su análisis: “Hemos sido un conjunto sólido, contundente, ordenado desde la defensa hasta la delantera”. Parte del exitoso plan lo tuvo el jarrillero, que sacó una versión sobresaliente, fruto de un físico descomunal y de un descaro ofensivo que premió al equipo.
Garitano apostó por Capa en el lateral cuando en el Eibar ejercía con el de Derio de interior, por delante de Eneko Bóveda, hoy en día jugador del Deportivo. Con todo, el retoque no lo acusó, ya que mantuvo su vocación ofensiva, como lo refleja el hecho de que generó numerosas llegadas, además de blindarse defensivamente. Para él, el cambio de técnico “le permite tener a priori más opciones de jugar”, aunque su continuidad en el once titular “me la tengo que ganar”.