Vitoria - Que el Glorioso suele ser un equipo que nunca se rinde lo sabía de primera mano José Bordalás, que ayer se volvió a dar un baño de multitudes en su tercer regreso a Mendizorrotza. Pero si por algún casual no lo sabía, su antiguo equipo y algunos de sus antiguos pupilos se encargaron de demostrárselo sobre el terreno de juego con el enésimo ejercicio de resurrección futbolística cuando peor pintaban las cosas. En un partido áspero y rocoso donde Alavés y Getafe se repartieron una mitad para cada uno, fue la escuadra madrileña la que pudo haber salido triunfadora si al gol de Amath en el minuto 81 no le llega a suceder la reacción albiazul, que esperó hasta el tiempo de descuento para asestar el machetazo definitivo y, al menos, salvar los muebles. Fue de nuevo el argentino Calleri, que ya suma dos goles en los últimos dos partidos, el encargado de perforar la meta azulona y llevar el éxtasis a la grada tras 91 minutos de sufrimiento -falló Ibai Gómez un penalti antes del descanso y envió Laguardia un balón al larguero poco después-, máxima intensidad y desquiciamiento por parte de las escuadra de Bordalás, un auténtico especialista en llevar siempre a sus rivales a un terreno pantanoso.
Empate justo, en cualquier caso, que impide la consecución de un registro histórico como podría haber sido la cuarta victoria consecutiva en Primera pero que en ningún caso resta ni una pizca de mérito al trabajo que el equipo lleva realizado en las seis primeras jornadas y que, de momento hasta ayer, le permite seguir anclado en zona de Champions tras un arranque espectacular. Y ahí va un dato para no perder la perspectiva: la temporada pasada a estas alturas, el equipo tenía cero puntos en su casillero después de otras tantas derrotas; ayer tras el empate, descansó en la cuarta plaza con 11 puntos de 18.
Apostó en cualquier caso Abelardo por un once continuista respecto a la alineación de Vallecas donde solo hubo una novedad, el regreso de Martin al lateral derecho en detrimento de Ximo Navarro, que rotó en esa línea defensiva hacia una de las plazas centrales junto a Laguardia, lo que dio lugar ayer a la suplencia del chileno Maripan. Fue un once preparado para tratar de conseguir la cuarta victoria consecutiva del curso -un hecho sin precedentes en la historia del club- y de paso sostener al siempre correoso Getafe de Bordalás, que después de lo visto ayer continúa siendo el equipo que más faltas comete de la Liga con nada menos que una media de 20 por partido.
el getafe, al límite Sobre el césped, mientras tanto, el guión previsto con dos equipos muy parejos que presentaron el mismo sistema y que apenas se concedieron nada el uno al otro. Todo en ese primer cuarto del partido fue intensidad, disputa y pelea, aderezado en algunos momentos con acciones puntuales de peligro por parte de la delantera getafense.
Se abría a partir de ahí el partido en favor de un rival que continuaba llevando al límite todas y cada una de sus acciones y que a punto estuvo de adelantarse de no haber mediado una vez más las manos de Fernando Pacheco, que desbarató dos acciones clarísimas de gol al tinerfeño Ángel y, sobre todo, Mata, que se aprovechó de un error grosero de Ximo Navarro en la frontal del área para presentarse solo y estrellar su disparo ante la estatua pacense. Corría el minuto 25 y el combate ya se decantaba por puntos a favor de los de Bordalás tras imponer un fútbol donde el Alavés no terminaba de encontrar encaje.
No salió de la cueva el plantel albiazul hasta el minuto 37, cuando una nueva cabalgada de Jony por su banda izquierda terminó con una asistencia al borde del área que Ibai no acertó a conectar. Pero sobre todo despertó el Alavés cuando en el minuto 40 llegó la primera, y más clara, ocasión del partido. Un despeje de la zaga albiazul terminó con un balón imposible rescatado por Sobrino, que asistió a Calleri desde el propio campo albiazul para que éste iniciara una huída hacia delante y se plantara en el área getafense, donde Aramberri le embistió por detrás hasta cometer penalti.
Discutieron entonces Calleri e Ibai Gómez por quién lanzaría la pena máxima, pero fueron los galones del bilbaíno los que terminaron por imponerse para su mala suerte, ya que su mal lanzamiento acabó de forma plácida en las manos de David Soria. No hubo tiempo para más.
justicia futbolística Y tampoco cambiaron mucho las cosas tras la reanudación. El Getafe volvía a llevar su fútbol al límite y el Glorioso volvía a disponer de la segunda ocasión clara del encuentro con un testarazo de Laguardia al larguero tras un medido servicio de Ibai desde la línea medular. Apenas habían transcurrido ocho minutos de la segunda mitad y ya empezaba a hervir Mendizorroza, que por primera vez asistía a una cierta sensación de dominio. Entre tanto, Pacheco y Mata protagonizaban un espectacular choque sin consecuencias en el área albiazul y Abelardo daba entrada a Manu García en la medular en lugar de Wakaso, al que la grada despidió con vítores. Y al mismo tiempo, el colegiado Priero Iglesias comenzaba a ofrecer un peligroso cambio de criterio que no hacía sino desquiciar a los jugadores del Alavés, ya de por sí sobreexcitados tras las continuas faltas del Getafe que el trencilla no sancionó.
En este escenario de intercambio de golpes se alcanzó el rush final del partido. Con el empate a puntos casi asumido como mal menor por parte de ambos equipos, llegó la sorpresa del gol visitante tras una polémica acción previa donde Mata asistió a Amath tras controlar el balón dentro del área con la nano. Aguardó el colegiado al pinganillo y una posible visita al VAR pero ésta no sucedió y el gol subió al marcador. No se vino abajo en cambio el Alavés, que en una huída hacia adelante quiso morir matando. Y así ocurrió. In extremis, igual que en Valladolid. Un centro desde la banda de Ximo Navarro sobre la bocina volvió a conectar con la cabeza de Calleri, que activó el rádar y envió de forma certera el balón al fondo de la red. No hubo ayer VAR en Mendi pero sí justicia futbolística.
Superado. Sin la suerte de cara en acciones puntuales que le podrían haber puesto de cara -algo que sí sucedió en Vallecas-, esta vez el asturiano fue preso del buen planteamiento que hizo su colega Bordalás y que cortocircuitó al Alavés en la primera mitad. Así y todo, reaccionó en la reanudación, hizo los tres cambios y mantuvo la tensión del plantel hasta que llegó la recompensa del gol.