Vitoria - Con las brasas aún candentes tras la sorpresa mayúscula que supuso el pasado miércoles el anuncio por parte del fútbol alavés de que volvía a poner sobre la mesa la amenaza de una huelga para el comienzo de la próxima temporada, pocas cosas o ninguna cambiaron ayer jueves de manera sustancial en todo este asunto. Ni en la postura de los propios clubes, que aguardan una llamada del Ayuntamiento, ni en la de la propia institución, que después de leer el comunicado remitido por las entidades deportivas se limitó a señalar que lo está estudiando en estos momentos y que las líneas generales para alcanzar un acuerdo deben pasar por el “equilibrio” entre lo que se demanda y lo que se puede ofrecer. “Haremos lo posible por satisfacer la mayoría de las necesidades pero siempre sin ir en detrimento de otras disciplinas deportivas”, señalaron ayer a este diario fuentes municipales.

A pesar del clima de incertidumbre que rodea a este asunto, entiende el Ayuntamiento que de un tiempo a esta parte se está recuperando la confianza perdida en el pasado con los clubes debido al incumplimiento permanente de las inversiones acordadas y las mejoras no ejecutadas, de ahí que siga confiando en que la temporada 2018/19 comience con normalidad. Cree en este sentido la institución que gobierna Gorka Urtaran que la comisión de seguimiento integrada por todas las partes implicadas que se constituirá en breve ayudará a solventar cuantas dudas y problemas vayan sucediéndose.

la paciencia tiene un límite A la espera de que esa llamada por parte del Ayuntamiento se produzca, el fútbol más modesto apeló ayer a los técnicos municipales a mover ficha cuanto antes y atender unas demandas y necesidades que, lamentan, “vienen ya desde hace muchos años”. En boca de Pedro Mari Solaun, presidente de la Federación Alavesa de Fútbol y hombre clave en las negociaciones, el colectivo de clubes lamenta la situación creada así como las consecuencias derivadas del parón previsto para los próximos 22 y 23 de septiembre, que podría dejar sin fútbol ese fin de semana a cerca de 12.000 chavales, pero la paciencia, insistió, siempre tiene un límite.

“Espero que me llamen para que seamos capaces de levantar la amenaza de huelga. Soy optimista porque creo que aún tenemos tiempo pero siempre y cuando nos escuchen y atiendan las demandas y necesidades de todos los clubes. Lamentamos la situación pero después de muchos años no nos ha quedado más remedio que decir basta”, sostuvo el máximo responsable del fútbol alavés.