Vitoria - La semana pasada este diario desvelaba el interés del Sevilla C.F. por hacerse con los servicios de Fernando Pacheco al final de la presente temporada. Se trataba de un interés más que se unía al que en los últimos tiempos ha venido despertando el meta pacense entre no pocos equipos de Primera División e incluso la Premier League. A pesar del titubeante inicio de temporada que firmó este curso -un nivel contagiado por la mala racha que atravesó el equipo y que supuso la destitución de Luis Zubeldía y Gianni de Biasi antes de que se cumpliera la 14ª jornada-, el cartel de Pacheco siempre había sido seguido con lupa en el fútbol español, especialmente por su relativa juventud y su pasado como tercer portero en el Real Madrid de la era Mourinho. Si a eso se añadían sus magníficas cualidades y el rendimiento que viene ofreciendo desde que aterrizó en Vitoria en Segunda División de la mano de José Bordalás, resulta del todo normal que el suyo vaya a ser uno de los nombres del verano. Por si hubiera alguna duda de ello, Pacheco continúa empeñado en demostrar sobre el campo que el interés que lleva suscitando en los últimos tiempos no es ni mucho menos casual. Sirva como ejemplo el último partido de Liga en Ipurua ante el Eibar, donde el pacense contribuyó a lograr los tres puntos de su equipo con dos paradas de gran mérito. Ambas además a cargo de un francotirador de gran solvencia ofensiva como Pedro León, exjugador también en su día del Real Madrid. La primera de ellas la protagonizó en el minuto 14, con 0-1 ya a favor, al despejar a córner un disparo envenenado del centrocampista murciano desde fuera del área que amenazaba con limpiar las telarañas de la portería, mientras que la segunda actuación se produjo en las postrimerías del encuentro, en plena ofensiva armera. Una falta lateral botada por el propio León en el minuto 51 era celebrada casi como gol por parte de la afición armera cuando volvieron a aparecer las milagrosas manos de Pacheco para enviar el cuero a córner y disipar una vez más el peligro. Sufrió desde entonces el Alavés un acoso terrible y similar al del día en que se midió al Villarreal en Castellón y al que igualmente derrotó a base de efectividad, esfuerzo y un gran trabajo de contención defensiva. Ayer bastó el tempranero gol de Guidetti (minuto 4) para sumar los tres puntos; entonces, ante el conjunto amarillo, fueron necesarias dos dianas para protagonizar una de las campanadas de la jornada. En ambos partidos, en cualquier caso, el denominador común fue el mismo, Pacheco, con el que todo hace indicar que está viviendo sus últimos días como guardameta albiazul después de tres espléndidas campañas en las que ha sido clave en los éxitos del equipo: ascenso a Primera, dos permanencias consecutivas en la elite y, entre medias, una final de la Copa del Rey. A punto de cumplir los 26 años, al cancerbero de Puebla de Obando parece haberle llegado la ocasión de dar el salto definitivo de su carrera en plena madurez, en su mejor momento. Aunque aún tiene contrato con el Alavés hasta 2020 y aunque su cláusula de rescisión asciende hasta los vertiginosos 40 millones de euros, poco o nada hace pensar que dentro de unas semanas, concluída ya la temporada, sus agentes comenzarán a negociar con el club su salida del Alavés. Un escenario negativo en la parte deportiva para la entidad que preside Josean Querejeta pero tremendamente favorable en la económica, habida cuenta de que el pellizco que caerá en Vitoria será mayúsculo para las finanzas del club. Pondrá fin entonces la entidad a la etapa del que ha sido uno de los mejores porteros de la historia.