Vitoria - Ahora que la permanencia ya es un objetivo virtualmente alcanzado a falta del refrendo de las matemáticas -que podrían validar esa salvación a lo largo de la próxima semana-, el objetivo del Deportivo Alavés en los siete partidos que le quedan por delante es no levantar el pie del acelerador y cerrar el curso ofreciendo buenas sensaciones, además de buscar el mejor puesto que sea posible en la clasificación. Superado el bache de resultados que se compuso de tres derrotas consecutivas antes del parón, el cuadro albiazul ha regresado a la competición con un empate ante el Espanyol y una victoria ante el Getafe que le han permitido sumar cuatro puntos que le dejan ya prácticamente salvado y, al mismo tiempo, ofreciendo de nuevo la imagen de equipo sólido y solvente que trabaja muy bien sus partidos. El riesgo de dejarse llevar una vez cumplidos los objetivos mínimos es un mal que a muchos clubes afecta a estas alturas del curso -y se está empezando a ver en estas dos últimas jornadas-, pero no quiere ser El Glorioso uno de esos conjuntos que cierran el curso con más pena que gloria y que bajan la persiana cuando ya han cumplido su trabajo. Mantener la misma línea ahora recuperada y seguir sumando puntos y buenas sensaciones es el objetivo de Abelardo y sus pupilos.
Con siete partidos aún por disputarse, la sucesión de hechos catastróficos que debería producirse para que el Alavés vea siquiera en riesgo su continuidad en Primera División es de semejante calibre que se puede descartar de facto. Ni siquiera en el improbable caso de que los albiazules no sumasen ni un solo punto más de los veintiuno que todavía tienen que ponerse en juego -que ya es mucho decir- podría existir una amenaza, al menos visto el actual ritmo de puntuación de los equipos de la zona roja. Un hundimiento catastrófico tendría que asociarse con una reacción descomunal, dos cuestiones casi imposibles visto lo visto hasta la fecha.
En esta tesitura, El Glorioso no mira hacia abajo, sino que se fija sus propias metas. Desde su llegada el pasado mes de diciembre, Abelardo situó en los cuarenta puntos la frontera a superar para conseguir la permanencia. En su caso, sería alcanzar en su periplo un mínimo de 34. Tras la victoria ante el Getafe, esa meta secundaria se encuentra a solo cinco de distancia, por lo que se trata de un reto perfectamente asumible que no estaría de más cumplir.
Muchos equipos cerca Esa idea del mejor cuanto más se puede aplicar también perfectamente a la clasificación. Es tal la igualdad en la zona media-baja que una serie de buenos resultados en este tramo final puede permitir escalar varias posiciones. Una cuestión que siempre quedará mejor de cara a los registros, pero que, sobre todo, tiene una incidencia importante posteriormente a la hora del reparto del dinero que procede de los derechos televisivos. El peso del puesto en la tabla de la última campaña es muy importante dentro de los parámetros que LaLiga utiliza para distribuir ganancias, así que de cara a las arcas del club también vendría bien mejorar posiciones.
Dejando al margen el valor pecuniario, el tema de la imagen es también importante. La sensación que muchos equipos comienzan a transmitir a estas alturas de dejarse llevar no resulta nada positiva y tampoco queda nada bonito en la foto final del curso un manchón después de una buena temporada. Emborronar ahora el sensacional trabajo que este Alavés ha realizado desde la llegada de Abelardo quedaría bastante feo y eclipsaría en parte esta impresionante resurrección. Y es que, al final, lo que se recuerda es lo reciente. Y casi nadie tiene en su mente ya que hace apenas cuatro meses El Glorioso apestaba a difunto cuando ahora está sano como una manzana y con el objetivo cumplido con una tranquilidad inaudita y del todo insospechada.
En ese objetivo de dejar buenas sensaciones y cosechar resultados positivos, se encara ahora una semana de tres partidos encadenados que tiene que ya puede servir para certificar matemáticamente la permanencia. Los duelos con Eibar, Girona y Las Palmas son una buena oportunidad para seguir dando pasos hacia esos pequeños objetivos que dentro del vestuario se van marcando y también para traspasar la meta ineludible.