Vitoria - En el seno del Deportivo Alavés se tiene claro que la única vía para que el club siga creciendo es conseguir recursos atípicos que le permitan disponer de una economía más poderosa que el resto de clubes de un nivel similar al suyo que cohabitan en Primera División. En ese sentido, los primeros pasos se han dado con la puesta en marcha de proyectos para nuevas infraestructuras como la residencia, la nueva ciudad deportiva o la ampliación de Mendizorroza. Además se está realizando una potente inversión en el fútbol base. Y también se está gastando cada vez más dinero en conseguir futbolistas en propiedad y de proyección. Un plan de futuro que requiere de ingresos más allá de los corrientes de cada temporada y en los que la venta de futbolistas se contempla como una vía fundamental para seguir creciendo.

Con Josean Querejeta a la cabeza, El Glorioso tiene en el Baskonia el mejor espejo en el que reflejarse. El crecimiento del club de baloncesto fue ligado, en parte, a los jugosos réditos económicos que consiguió a través de diversos traspasos que le sirvieron para seguir invirtiendo en su propio proyecto. Perder capital humano contrastado para ganar en el plano económico y poder utilizar esos recursos extraordinarios en seguir mejorando en diversos apartados.

Ya la pasada campaña no se tuvieron demasiadas dudas a la hora de negociar las ventas de Edgar Méndez (Cruz Azul) y Zou Feddal (Betis), dos jugadores que habían sido muy importantes en el último proyecto y por lo que se acabó ingresando en torno a seis millones de euros. No fue una cantidad de enorme consideración, pero sirvió para acometer otro tipo de inversiones en el mercado.

En ese sentido, lo que persigue ahora el Alavés es un traspaso millonario. La cuestión se torció la pasada campaña con la lesión de rodilla de un Víctor Laguardia que tenía muchos pretendientes en Inglaterra y tampoco acabó cuajando entonces ninguna propuesta por Fernando Pacheco. El central y el portero eran las dos piezas más apetecibles el pasado curso -el resto de futbolistas destacados no eran propiedad albiazul- y aún se mantendrán este verano como las dos opciones de negocio más jugosas, ya que sus cláusulas son muy elevadas -rondan ambos los cuarenta millones de euros- y cualquier interesado en sus servicios tendrá que sentarse a negociar dentro de un contexto de mercado muy inflacionado y del que el club vitoriano pretende aprovecharse.

Eso sí, vistos los precedentes de Edgar y Feddal no cabe descartar ningún movimiento de salida si hay una oferta mínimamente interesante. En muchos casos, el cambio de cartas con ganancia económica para el Alavés en el trasvase se ve como una buena solución y por ahí se podrían producir movimientos este verano a cambio de contraprestaciones económicas que no parezcan demasiado sustanciosas.

Habrá que ver cómo le salen al Alavés las grandes operaciones, pero si consigue cerrar al menos un gran traspaso sus condicionantes mejorarán de manera sustancial. Por un lado, le permitiría ampliar su mercado al poder acceder a jugadores de mayor caché y también contaría con un mayor límite salarial por parte de LaLiga. Y, además, conseguiría un remanente para, aparte de reforzar la plantilla, acometer las grandes inversiones que tiene que realizar en sus infraestructuras. - DNA