Vitoria - Hay que sentarse y analizar reposadamente lo que el Deportivo Alavés ha conseguido desde que Abelardo Fernández llegara a su banquillo a tras la disputa de la decimotercera jornada liguera. Por aquel entonces, parece que ha pasado un mundo y han sido poco más de dos meses, el equipo vitoriano cerraba la clasificación de Primera División, se encontraba a seis puntos de la permanencia y sus opciones de salvación se contemplaban ya como prácticamente imposibles después de un arranque de curso en el que solo había conseguido sumar seis puntos a través de dos victorias. Tan solo once jornadas después, El Glorioso ha firmado una resurrección sigue agrandando su calibre de milagrosa con cada día que pasa. Si todo sigue viento en popa, dentro de no mucho tiempo será recordado en el mundo del fútbol este equipo como ejemplo de perseverancia y de saber sobreponerse a una de las situaciones más comprometidas que se recuerdan con una de las remontadas más antológicas de la historia.
El Alavés sabe desde última hora de la tarde de ayer que esta jornada la cerrará con diez puntos de ventaja con respecto a la zona roja tras su victoria ante el Deportivo. La derrota del Las Palmas, el perseguidor más cercano antes del fin de semana con siete puntos entonces de desventaja, abría la posibilidad de ensanchar aún más la renta, encima ante un renta, encima ante un rival directo como el equipo coruñés. Curioso el papel del conjunto ahora entrenado por Clarence Seedorf, que era el que marcaba la línea roja cuando desembarcó Abelardo. En este periplo la diferencia entre albiazules y gallegos es de diecisiete puntos. Abismal.
Los números del técnico asturiano son extraordinarios. A dos puntos por partido ascendió ayer su media. Una proyección que en una temporada entera supone clasificarse para la Liga de Campeones. Y, ante equipos más terrenales que el actual Barcelona, incluso pelear por el título. Una barbaridad que en Mendizorroza se resume en dieciséis puntos de dieciocho posible con la única mácula del maldito y recordado empate ante el Leganés.
Tras esta última victoria, el Alavés está más cerca de la séptima plaza que dará billete a la Liga Europa -a siete puntos- que de un descenso del que, salvo catástrofe, parece haberse despedido definitivamente.