Vitoria - En el entorno del Deportivo Alavés se llevan ya demasiados días hablando de arbitrajes perjudiciales y sensaciones positivas, pero lo cierto es que lo verdaderamente importante, las victorias ligueras, han quedado aparcadas desde que a mediados de enero el cuadro albiazul cerrase la primera vuelta con un triunfo ante el Sevilla que le permitió abandonar la zona de descenso. Cierto es que hizo un gran partido contra el Leganés que quedó mediatizado por la actuación del colegiado. Lo mismo que ocurrió, encima con un punto menos aún como bagaje, en la visita al Barcelona. Y por medio de todo esto también hay que situar la eliminatoria copera saldada con eliminación ante el Valencia y que tampoco quedó exenta de polémica. Todos ellos partidos en los que el equipo de Abelardo rozó la perfección por muchos momentos, en los que se vio enormemente penalizado por las decisiones arbitrales y en los que, a fin de cuentas, no acabó consiguiendo los objetivos que se había merecido. Muchos sinsabores que no deberían haber sido tal que han torcido el gesto de El Glorioso, que quiere recuperar la sonrisa esta tarde ante un Celta que quizá no tiene tanto renombre como algunos de los últimos rivales pero que se presenta en Mendizorroza en un momento de juego excepcional. Así, a los pupilos de Abelardo se les presenta una dura prueba en su objetivo de seguir sumando puntos, a ser posible de tres en tres, para afianzar todavía más sus opciones de permanencia.

Como los resultados no le han acompañado en la medida de lo que ha merecido, el Alavés tiene que aferrarse al argumento de las sensaciones. Y las mismas son inmejorables a estas alturas del curso. Difíciles de creer, además, en un equipo que lleva desde el arranque de la temporada metido en la zona de descenso. Quien vea un partido del conjunto de Abelardo no podría pensar en ningún momento que se trata de un colectivo que esta peleando por la permanencia, tal es su nivel exhibido en las últimas comparecencias. Por eso, el resto es mantener el listón tan elevado como hasta ahora y, de paso, transformar ese rendimiento en tres nuevos puntos.

Como viene siendo costumbre por culpa de las muchas bajas que están lastrando al equipo en las últimas jornadas, se verá obligado el técnico gijonés a variar la partitura en un once inicial que ya había asentado perfectamente y que últimamente está teniendo que corregir en exceso. En esta ocasión, la ausencia del sancionado Rubén Duarte obliga a buscar de nuevo una solución de emergencia en el lateral izquierdo, casi con total seguridad de nuevo con Alexis. John Guidetti no puede enfrentarse al Celta por contrato, por lo que todo hace indicar que será Rubén Sobrino quien aparezca como titular en la punta de ataque. La gran duda radica en saber la identidad del elegido para formar pareja con Pina, ya que tanto Manu García como Torres se han recuperado de sus problemas físicos.

Lo evidente es que el Alavés tendrá que sacar a relucir sus mejores argumentos futbolísticos para hacer frente a un Celta que ha mejorado su rendimiento de forma considerable en las últimas jornadas para propulsarse hacia Europa. Los vigueses se pasaron no pocas jornadas de la primera vuelta mirando más hacia abajo que hacia arriba, pero tras su victoria en el derbi gallego solo han cedido un empate en cinco partidos -entre medias, la eliminación de Copa ante el Barcelona, que les arrasó en el Camp Nou tras la igualada en la ida en Balaídos- y ya han alcanzado la séptima posición.

Juan Carlos Unzué ha encontrado el equilibrio en un equipo sobrado de talento pero que sufría mucho en defensa con un cambio de sistema, pasando del 4-3-3 al 4-4-2. Mayor fortaleza en el centro del campo y espacios más cerrados. Sin renunciar, además, a seguir siendo un equipo peligrosísimo en la ofensiva. No es para menos cuando se cuenta en punta de ataque con la letal pareja conformada por Iago Aspas (14 goles) y Maxi Gómez (11), la gran amenaza para la sonrisa que ya se merece el alavesismo.