Vitoria - Con el mal sabor de boca que siempre deja abandonar un torneo por la puerta de atrás y más aún cuando esa salida no es ni mucho menos merecida, con el paso de las horas y la reflexión no se puede llegar a otra conclusión que la resaca que deja en el Deportivo Alavés el transitar por la Copa del Rey es tremendamente beneficiosa. Sin alcanzar las cotas de excelencia de la pasada temporada -tampoco entonces el equipo de Mauricio Pellegrino se encontró por el camino a un oponente del calibre del Valencia-, el torneo del K. O. ha servido para reafirmar la enorme mejoría que este colectivo ha experimentado desde la llegada de Abelardo Fernández y también para demostrar que El Glorioso ha regresado a esa versión que le hace competitivo contra cualquier oponente por poderoso que sea. Además, el técnico asturiano ha aprovechado el primer mes del año para ir rotando piezas y ha conseguido que un gran número de futbolistas se encuentren ahora activados para afrontar el tramo decisivo del curso en la competición liguera, la verdaderamente importante.

Tras despachar con enorme solvencia las dos primeras eliminatorias contra Getafe y Formentera, muchos señalaron al Alavés como rival propicio en cuartos de final. El Valencia se quedó a escasos milímetros de sufrir los mordiscos albiazules. Ya en Mestalla los vitorianos fueron netamente superiores durante una hora de juego, un dominio que se extendió en Mendizorroza al partido completo con la excepción de una prórroga que ya se convirtió en un ejercicio de supervivencia por culpa del cansancio. Ante un equipo que tiene en sus manos todas las papeletas para clasificarse para la Liga de Campeones, al Glorioso solo le faltó un punto más de contundencia en las áreas para acceder de nuevo a las semifinales coperas.

Como no se consiguió dicho hito, toca quedarse con unas sensaciones que no pueden ser más positivas. Los pupilos de Abelardo han alcanzado un nivel físico y futbolístico admirable en un espacio de tiempo cortísimo. Lo que ha conseguido el técnico gijonés tiene un mérito que es de alabar. Cogió un equipo completamente destrozado que no se merecía ni denominarse como tal y ha conseguido entroncarlo con la tradición de sacrificio, esfuerzo y compromiso que había impregnado al club en las últimas temporadas.

El cuadro albiazul se despachó el miércoles una de sus mejores actuaciones de la temporada en un partido en el que tenía la obligación de remontar. Desde el primer minuto, avasalló al Valencia con un ritmo asfixiante, anuló las virtudes del equipo de Marcelino García Toral -el trabajo realizado sobre Parejo y Guedes, de sobresaliente- y fue capaz de hacer del área visitante su hábitat natural para, justo después de la primera ocasión levantina, poner la eliminatoria a su favor.

Mala gestión de las ventajas En ese momento cabe situar el único punto negro alavesista en la eliminatoria, repetido con respecto al partido de ida. En Mestalla, el Valencia empató rápidamente y le dio la vuelta al marcador para llegar en ventaja a Vitoria. En Mendizorroza, los de Marcelino consiguieron empatar de nuevo de inmediato por un fallo grupal de El Glorioso de esos que son inadmisibles cuando se juega por delante en el marcador.

Pese al duro golpe, hubo espacio para la reacción, un nuevo gol que igualaba la eliminatoria y una prórroga que fue un ejercicio de resistencia cuando las piernas ya no daban más de sí. En todo caso, ni siquiera con un cansancio evidente se descompuso un equipo que salió muy reforzado de esta eliminatoria pese a la eliminación.

Brillan los jóvenes Si en el plano colectivo el paso por la Copa ha sido positivo, en el individual también hay muchos jugadores que han sabido aprovechar su oportunidad en este torneo. Antonio Sivera, a pesar de su grave fallo en Valencia, ha aportado consistencia en la portería, mientras que Rubén Sobrino ha aprovechado estos partidos para reengancharse a una dinámica de grupo que le ha conducido a ser el primer relevo en la delantera, misma situación que Dani Torres en el centro del campo. Mientras, Munir se ha reafirmado como la figura de este equipo con cuatro dianas en apenas 163 minutos sobre el césped.

Ha sido también la competición de los canteranos, que han sabido aprovechar su oportunidad. Martin Aguirregabiria se estrenó en la vuelta contra el Getafe y ya no ha abandonado la titularidad, Víctor López dio chispazos de calidad en la eliminatoria contra el Formentera y frente a los baleares se produjo en descubrimiento de un Ermedin Demirovic que le endosó tres goles al cuadro balear y presentó también su candidatura al primer equipo.