Vitoria - El partido de ayer en Vitoria es de los que dejan el sistema de competición de la Copa del Rey de nuevo en entredicho y hacen que cada vez sea más inexplicable que este torneo no se dispute a partido único. Resuelta la eliminatoria en la ida, donde el Formentera no fue capaz de aprovechar su mejor conocimiento del terreno de juego, el Deportivo Alavés se dedicó prácticamente a sestear para asegurarse la presencia en cuartos de final por décima vez en su historia. Sin necesidad de forzar la máquina, a medio gas en casi todo momento, El Glorioso se puso de nuevo en botas de un Ermedin Demirovic que marcó de nuevo para sumar su tercer tanto en esta serie y de un Alfonso Pedraza que marcó ya en el descuento para dejar el triunfo en el Paseo de Cervantes, a la espera ya de un rival de máxima entidad para buscar la presencia en semifinales.
En el once inicial se esperaba ya con ansia el regreso de Víctor Laguardia tras nueve meses de ausencia, mientras que la afición alavesista también quería ver los primeros minutos de John Guidetti. La ovación con la que fue recibido el central maño estuvo a la altura que su figura merece, mientras que la grada se quedó con las ganas de ver al delantero sueco, que físicamente no está en plenas condiciones y con el que se optó por no asumir riesgos para que pueda estar disponible el domingo en un partido mucho más importante ante el Sevilla.
Partidos como el de ayer, con la clasificación resuelta de antemano de no mediar un despropósito incalificable, son para que los jugadores menos habituales aprovechen la oportunidad para demostrar al entrenador que pueden contar con ellos para empresas mayores y con esa actitud salió un Rubén Sobrino tremendamente activo en los primeros compases y que fue el primer en probar al guardameta visitante.
En medio de una granizada considerable, el cuadro albiazul se volcó sobre la portería de un Formentera que se mostraba incapaz de quitarse de encima la enorme sensación de agobio de quien es incapaz de salir de su propio campo con el balón controlado. Eso sí, exceptuando la ocasión casi de inicio de Sobrino, el encuentro avanzaba hacia la media hora sin que los de Abelardo fuese capaces de transformar su enorme dominio en, al menos, alguna oportunidad clara.
Con una sensación de agobio cada vez menor, el conjunto isleño se fue abriendo, ganando metros y confianza con el balón. Lo mismo que ocurrió en la segunda parte del duelo de ida, una circunstancia que entonces aprovechó El Glorioso para resolver la eliminatoria. También le vino ayer bien al conjunto vitoriano esa soltura del oponente y, tras una recuperación en zona adelantada, fue Wakaso, el otro futbolista más activo junto a Sobrino, quien probó puntería desde lejos. En el otro lado, los baleares inquietaban a Sivera a balón parado y también fueron capaces de montar alguna contra peligrosa sin mayor rédito, por lo que el empate reinó al descanso.
Salió el Formentera con ganas de dominar la segunda parte, pero el Alavés le quitó la idea bien rápido. Sobrino, que una vez más se hartó de fallar de cara a portería, sacó un pase preciso al desmarque de un Demirovic que firmó su tercer tanto en la eliminatoria con un nuevo toque sutil, en esta ocasión con el exterior de su bota derecha. El bosnio ha aprovechado esta serie a la perfección, mostrándose al mundo y dejando el aroma de un gran delantero en potencia.
En un partido del todo intrascendente al estar la eliminatoria ya resuelta, el marcador era lo único con un cierto interés. Y el cuadro alavesista insistió hasta el último momento por tratar de ampliar su renta, lo que consiguió por mediación de Pedraza ya en el tiempo de descuento para certificar la victoria y el pase a cuartos de final.
Sin complicaciones. El Deportivo Alavés, pese a tener ya la eliminatoria resuelta de antemano, firmó ayer un partido serio y no se tomó el partido como un entrenamiento. Lo mínimo que cabe exigírsele al equipo. El técnico gijonés reservó a su bloque principal para la competición liguera y de nuevo varios de los menos habituales ofrecieron muy buenas sensaciones para sumar la victoria.
Otra vez Demirovic. El delantero bosnio ha sido el gran beneficiado de esta eliminatoria contra el Formentera y a sus dos goles en tierras baleares añadió ayer un tercero en Mendizorroza que sirvió para que la victoria se quedara en casa con una nueva definición maravillosa.
De nuevo en cuartos. Por segunda campaña consecutiva desde su ascenso a Primera División, el Alavés consiguió clasificarse para los cuartos de final de la Copa del Rey. Será la décima vez en su historia que el cuadro vitoriano alcance la penúltima eliminatoria y mañana conocerá la identidad de su próximo rival.
Sacó a relucir una enorme calidad como mediapunta para dejar muchos pases de clase, como la asistencia a Demirovic, pero también exhibió sus graves problemas en el remate.
El cordobés no ha aprovechado esta eliminatoria para reclamar un sitio en el once titular, aunque ayer mejoró con respecto al partido anterior y tuvo un par de ocasiones de gol.