Vitoria - Partidos trampa como los de ayer en Mendizorroza suelen servir normalmente como termómetro para medir el estado físico y la actitud de aquellos jugadores que gozan de menos oportunidades y que pretenden aprovechar esos minutos que ofrece la Copa para reivindicarse. Para algunos de ellos, quizá los más veteranos, la oportunidad de tener que demostrar ante un rival menor como ayer el Formentera llegue tarde, sin embargo para los que se asoman al fútbol profesional, especialmente los más jóvenes, canteranos en su mayoría, este tipo de envites son la excusa perfecta para demostrarse a sí mismo que su objetivo debe ser derrumbar de una patada la puerta del vestuario del primer equipo, sin ningún tipo de miramiento y con todo el desparpajo del mundo. En este grupo se encontraba hace unas semanas el vitoriano Martín Aguirregabiria, que aprovechó la lesión de Vigaray para hacerse con la titularidad de la banda derecha desde el filial y de paso ampliar su contrato con el club. Y a este mismo grupo quizá podrían sumarse también otros dos colegas del Alavés B como Demirovic y Víctor. El primero, delantero bosnio de 19 años, anotó dos golazos en la ida de los octavos la semana pasada y ayer volvió a ver puerta con otro detalle de calidad que inevitablemente sitúa al jugador en la órbita del tablero de Abelardo, que ayer pidió “paciencia” con el canterano. “No queramos correr con él. Tiene cosas muy buenas pero ha de seguir creciendo. Él sabe que si me demuestra lo que vale no va a tener ningún problema en jugar en el primer equipo”, señaló ante de valorar también al canterano Víctor, sobrino del mítico pelotari Titín, que ayer cuajó un partido notable como interior en banda derecha, su demarcación habitual en el filial, donde aseguran quienes le conocen, “es un auténtico puñal”.