Bilbao - El Deportivo Alavés que en los últimos tiempos se había sentido un igual al Athletic resucitó ayer sus fantasmas del pasado para perpetrar una actuación indecorosa en un derbi en el que estuvo muy lejos siquiera de alcanzar el mínimo que se exige para ser competitivo. Apocado, acomplejado, como si se sintiera inferior al rival o se viese superado por el escenario, El Glorioso perdió las que venían siendo sus señas de identidad y en nunca transmitió la sensación de poder regresar de Bilbao con un resultado positivo. El tempranero gol de Etxeita y el empujón definitivo que González Fuertes les dio a los rojiblancos inventándose un penalti fueron más que suficientes para acabar con un Alavés que fue demasiada poca cosa.
No cabía esperar sorpresa alguna en la alineación que tan bien le había funcionado a Abelardo antes de las vacaciones y no tocó nada el técnico asturiano. Más que en los nombres, la clave iba a estar en la capacidad para igualar el nivel de intensidad que los rojiblancos imponen a sus partidos. En este sentido, a la puesta en escena le faltó un punto más de ebullición, y también de acierto en unas conexiones que propiciaron demasiados errores, para poner en apuros a un rival que estaba excesivamente cómodo.
Tras unos compases iniciales de simple tanteo, Pacheco salvó un duro disparo de Williams -quebradero de cabeza constante-, pero en el córner subsiguiente abrió el Athletic el marcador. Un desmarque de Etxeita ganándole la partida a Maripán, remate del central que rebota en el chileno y el balón dibuja un globo hasta la red. Nueve minutos y tocaba ya remar contra la corriente.
Al Alavés, que ya no había arrancado nada fino, el puñetazo lo dejó aturdido. Como un boxeador sonado que se mantiene solo en pie porque no puede hacer otra cosa, vagó por el verde sin sentido alguno en sus movimientos y quedó a merced de un segundo golpe que definitivamente le mandase a la lona. Incapaz de dar tres pases buenos seguidos, el rival recuperaba y montaba rápidas contras volcándose, sobre todo, por el costado de Williams. La sensación de fragilidad era enorme y aún salvó Pacheco un cabezazo de Raúl García y también un remate a bocajarro de Aduriz para evitar que el mal se agravase todavía más.
El Glorioso amenazaba naufragio y casi lo mejor fue que alcanzase el descanso con la mínima desventaja que suponía el gol de Etxeita en el marcador -aún en el descuento tuvo que aparecer San Fernando de nuevo para salvar ante Williams- y con la sensación de que el equipo de Ziganda podía haber dejado pasar el impulso favorable ante un cuadro albiazul que en nada se había aparecido a sus versiones precedentes.
El optimismo hacía pensar que en algún momento tenía que mejorar el Alavés porque hacerlo peor parecía difícil. Desgraciadamente, se pudo comprobar que no era imposible. De mal a peor en un segundo acto en el que los albiazules continuaron su deriva hacia ninguna parte. Nada hacía presagiar la reacción albiazul, pero, por si acaso, se encargó de que no hubiese duda alguna González Fuertes. A instancias de su asistente, el colegiado asturiano decretó un penalti inexistente por supuesto agarrón de Duarte a Raúl García -en todo caso, la infracción fue a la inversa, aunque ya en su criterio a la hora de repartir tarjetas había evidenciado un rasero favorable al equipo local- y en esta ocasión acertó Aduriz con su disparo ajustado al palo para dejar el partido resuelto a los 64 minutos, aunque lo estuvo desde el inicio ante la incomparecencia vitoriana.
Fría salida. El Alavés no arrancó el derbi con buenas sensaciones, cometió muchos errores y acabó penalizado a los nueve minutos de juego por un gol de Etxeita en un saque de esquina. El Athletic, ya en situación de ventaja, bien pudo haber ampliado su renta en una mala primera parte albiazul.
Penalti inventado. El Athletic fue infinitamente superior al equipo vitoriano, pero por sus propios medios se mostraba incapaz de sentenciar el partido ante un solvente Pacheco. Un penalti que se inventó el asistente de González Fuertes y que convirtió en gol Aduriz fue el que acabó asegurando la victoria local sin sufrimiento alguno.
Desconocido. El técnico asturiano había conseguido imprimirle un sello propio a este Alavés, pero esas señas de identidad no se pudieron apreciar ayer por ninguna parte. El cuadro albiazul fue un equipo que careció tanto de alma como de ideas y que vagó por el césped de San Mamés sin rumbo definido de principio a fin y sin transmitir en ningún momento capacidad para hacer algo positivo.
El guardameta extremeño recuperó el nivel de sus mejores actuaciones en un derbi en el que tuvo muchísimo trabajo que salvó con acierto porque nada pudo hacer en los goles.
Venía en una muy buena línea, pero ayer fue la clara imagen de la incapacidad de todo el equipo para hacer algo positivo en San Mamés. Empequeñecido y poco participativo.
2
Árbitro González Fuertes (asturiano).
1-0, minuto 9: Etxeita. El central le gana la partida a Maripán eun un córner, saca un remate que golpea en el chileno y hace un globo que se eleva y baja hasta la portería albiazul.
2-0, minuto 64: Aduriz, de penalti. El asistente de González Fuertes se inventa un supuesto derribo de Duarte a Raúl García y el delantero marca de disparo ajustado al palo izquierdo.
Amonestó a Pedraza (minuto 12), Martin (minuto 24), Susaeta (minuto 53), Alexis (minuto 62), Munir (minuto 64) y Etxeita (minuto 79).