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0-1, minuto 36: Demirovic. Centro con la izquierda desde la banda derecha de Víctor y el delantero bosnio le gana la partida a los centrales para sacar un cabezazo cruzado.
1-1, minuto 57: Rosa. Saque de esquina en el que el central se adelanta a Sobrino para peinar cruzado. 1-2, minuto 65: Demirovic. Conexión entre Ibai Gómez y Sobrino, que centra para que el bosnio saque un precioso remate de tacón cruzado. 1-3, minuto 81: Munir. Wakaso conduce el contragolpe, le cede en la frontal al madrileño, que tiene tiempo para acomodarse el balón en la pierna izquierda y rematar con precisión.
Sin amonestaciones.
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El riesgo de partidos como el que el Deportivo Alavés tenía que afrontar ayer contra el Formentera, de Segunda División B, se sitúa siempre en una posible falta de concentración y en que los jugadores piensen que simplemente con el escudo y la camiseta se puede superar a un oponente de menor categoría. A pesar de que en el arranque de la segunda parte El Glorioso lo pasó mal en Sant Andreu, en ningún momento minusvaloraron los albiazules a su contrincante. Se cometieron fallos, algunos futbolistas no ofrecieron un buen rendimiento, pero el trabajo del colectivo fue serio y los dos goles de Ermedin Demirovic y un tercero de Munir El Haddadi contrarrestaron los nervios que puso el cuadro local con su tanto, que entonces ponía el 1-1 en el marcador, en el arranque de la segunda parte. El 1-3 final deja enfilado el pase a cuartos de final.
Abelardo recurrió a los jugadores menos habituales -de sus titulares solo partieron de inicio Maripán e Ibai Gómez- e hizo debutar con el primer equipo en partido oficial a Víctor López y Demirovic en esa idea de repartir esfuerzos entre las dos competiciones que se solapan a lo largo de las próximas semanas.
En encuentro requería un discurso distinto al habitual, ya que el Formentera cedió por completo la posesión de balón y se dedicó a achicar los espacios en un campo ya de por sí bastante reducido. Interpretar este tipo de encuentros no es sencillo y le costó al Alavés detectar qué era lo más efectivo. Con circulación rápida y movimiento de lado a lado para evitar que el rival llegase a las coberturas se generaron ventajas; cuando la lentitud se imponía, el cuadro balear no pasaba apuros.
El Formentera apenas era capaz de mantener la posesión cuando la recuperaba y con el paso de los minutos no hizo más que ceder metros a un cuadro albiazul que no era capaz de encontrar el camino hacia la portería. Un centro desde el costado al que no llegó Demirovic nada más arrancar el encuentro fue su única aproximación de cierto peligro en una media hora inicial en la que le fallaron las conexiones a la hora de la verdad. Mucha llegada; muy poco peligro.
Todo cambio en el minuto 36. Tras una buena circulación en la frontal del área, el balón le llegó en la banda derecha a un Víctor López que sacó un servicio preciso a pesar de hacerlo con su pierna izquierda. Consiguió Demirovic burlar el marcaje pegajoso de los dos centrales y sacó el bosnio y cabezazo de bandera, cruzado y alto, en el área pequeña que acabó en las redes de Contreras para situar el 0-1 en el marcador y echar agua fría sobre los caldeados ánimos de Sant Francesc.
El gol hacía justicia a la superioridad manifiesta vitoriana, al menos en el dominio territorial de un encuentro volcado sobre la portería local, pero si hay un deporte que es propicio a las sorpresas no es otro que el fútbol. En la que fue su única aproximación en toda la primera parte, un exalavesista como Gabri metió el miedo en el cuerpo de los visitantes con un cabezazo picado imparable para un Sivera que era mero espectador. El remate acabó rechazado por el poste.
Esa oportunidad en la antesala del descanso fue el aviso de lo que vendría justo en la reanudación. El equipo de García Sanjuán sacó a relucir sus armas e hizo daño, sobre todo a balón parado. En el segundo córner casi consecutivo, Rosa se adelantó a Sobrino y Ely tampoco le cerró a tiempo. Así, el cabezazo del central supuso el 1-1.
Se complicaba la eliminatoria, pero la ambición del propio Formentera fue la que acabó por cavar su tumba. Se olvidó el equipo balear de las coberturas y de su sistema de contención que había cerrado antes todos los espacios. Con campo por delante para correr, el Alavés fue mortal. Primero, en una conexión entre Ibai y Sobrino que Demirovic completó con un sensacional taconazo; posteriormente, con una contra de Wakaso en la que a Munir le sobró tiempo para colocar su disparo en la red y rubricar un 1-3 que completó un trabajo serio y casi aseguró el pase a cuartos de final.
Enorme superioridad. El Alavés hizo un trabajo serio y evidenció la diferencia de nivel que hay entre su plantilla y la del Formentera. Solo en el arranque de la segunda parte, en acciones a balón parado, fue capaz el equipo local de inquietar a los albiazules, que sentenciaron al aprovechar los espacios que dejó el rival.
Sensacional aparición. Ermedin Demirovic, que ayer se estrenaba como en primer equipo alavesista, fue el gran protagonista del partido con dos goles que dejaron la eliminatoria encarrilada. El primero, con un soberbio cabezazo; el segundo, con un precioso taconazo.
Imposible soñar con un estreno mejor con el primer equipo alavesista. Peleó muchísimo, se ofreció, fue a la presión y tuvo un acierto tremendo con dos goles de preciosa ejecución.
Con excepción de la asistencia del segundo gol, un partido horrible en ataque y, además, se le escapó Rosa en el marcaje del córner que supuso el momentáneo empate local.
Partido muy serio. El Alavés no tenía una papeleta sencilla, pero fue capaz de imponer su mayor calidad ante el Formentera aunque sufriese en el arranque de la segunda parte. Apostó mayoritariamente por los menos habituales -alguno no aprovechó la oportunidad- y dio presencia a jóvenes como Víctor López y Ermedin Demirovic, que respondieron con buen rendimiento y acciones decisivas.