Vitoria - El gran proyecto de construir una pirámide del fútbol base provincial en cuya cúspide se sitúe el Deportivo Alavés ha dado importantes pasos gracias al trabajo de los últimos años, pero la empresa se atisba imposible de completar a causa de las injerencias que suponen la presencia en el territorio de tres clubes vecinos que mantienen bases de operaciones en Álava que impiden que El Glorioso materialice su idea de aglutinar en torno a sí a todos los equipos del territorio.
La labor de difusión realizada desde las oficinas del Paseo de Cervantes en los últimos tiempos ha propiciado que el número de clubes convenidos por la entidad de referencia en la provincia supere el medio centenar, una cifra muy considerable que supone un hito histórico. Pese a ello, en los despachos de Mendizorroza no existe sensación de satisfacción porque a lo largo de este tiempo se ha comprobado que, con la política actual, es imposible completar la deseada pirámide por la amenaza que supone la cercanía de Athletic, Real Sociedad y Eibar. Cada uno de estos tres clubes, con tanto o más poderío económico que el Alavés, tienen asentadas sus propias bases de operaciones en la provincia y los rectores albiazules consideran que no pueden competir contra ellos con las condiciones que existen en la actualidad. De ahí la reclamación de una “discriminación positiva” que otorgue mayores ventajas a aquellos equipos que suscriban convenios con el referente del territorio.
Las cuitas con las injerencias externas en la base del fútbol alavés no son nuevas, aunque cada cierto tiempo se recrudecen con mayor intensidad. Históricamente, la presencia del Athletic ha sido la peor vista desde Mendizorroza y los desencuentros en este sentido han sido importantes en los últimos años. Desde Ibaigane se controla el Lakua, la ikastola Olabide y el Abetxuko en la capital, además de la Oyonesa en Rioja Alavesa y el Laudio en la cuadrilla de Aiala.
La particular guerra entre ambos clubes ha vivido múltiples batallas en los últimos tiempos -recientemente, Amurrio y Abetxuko cambiaron de colores, pasando los primeros a estar bajo el paraguas alavesista y los segundos bajo el bilbaíno-, con comunicados y reproches cruzados con el Aurrera -antes rojiblanco, ahora albiazul- como principal motivo de la disputa.
Precisamente, la entidad de Puente Alto vuelve a ser ahora motivo de preocupación en el Paseo de Cervantes. El convenio firmado con el Aurrera concluye a finales de la presente temporada y las dos partes se encuentran lejanas a un acuerdo de continuidad. La pasada primavera, el Alavés planteó la absorción de los rojillos -había interés en instalar en Olaranbe la nueva ciudad deportiva-, una opción que fue desechada.
Entra aquí un nuevo elemento en discordia: el Eibar. El club armero cuenta con un filial en Álava como el Club Deportivo Vitoria y el ascenso a Segunda División B de esta entidad condujo a su desembarco en Olaranbe -una decisión tremendamente criticada desde el Paseo de Cervantes- el pasado verano para la disputa de sus partidos. Un pacto que hace temer que un conjunto de referencia en el trabajo del fútbol base pueda pasar a formar parte de la estructura de cantera de los guipuzcoanos al final del presente curso.
También la Real Sociedad se encuentra implantada en Álava, en su caso mediante los convenios que mantiene desde hace años con Ariznabarra, San Viator e Iru-Bat, pero la presencia de los donostiarras no ha generado conflictos semejantes a los que existen con los otros dos vecinos. - DNA