1-0, minuto 23: Ibai Gómez. Potente disparo de Pedraza que rechaza Lizoain y el bilbaíno está muy hábil para cazar el balón y machacar.
2-0, minuto 55: Munir. Balón a la izquierda, Pedraza pone un centro al primer palo donde aparece Munir para adelantarse a Lemos y meter la puntera de su bota izquierda y marcar.
Amonestó a Pina (minuto 57) y Munir (minuto 69).
Vitoria - Que el fútbol es un estado de ánimo es tan fácil de comprobar como ver las dos últimas versiones que el Deportivo Alavés ha ofrecido a su parroquia en Mendizorroza. El que hace apenas dos semanas era un equipo completamente hundido en lo psicológico que caminaba irremisiblemente de hacia el infierno tornó ayer en un bloque que mira ya hacia el cielo después de firmar su mejor actuación de la temporada. Entonces encaró el derbi después de una derrota en Getafe que se sabía que iba a ser tremendamente dañina; justo lo contrario a lo ocurrido ayer, cuando se evidenció que la remontada ante el Girona iba a valer mucho más que tres puntos. El Glorioso se sacó de la manga su mejor actuación de la temporada, fue infinitamente superior al Las Palmas e, incluso, bien pudo haber dormido fuera de la zona de descenso de haber acertado con alguna de las innumerables ocasiones de que dispuso -iguala a 12 puntos con el Deportivo, que tiene un gol average de -10 por el -12 con el que se quedaron los albiazules, a la espera del encuentro de los gallegos esta tarde contra el Leganés- en una noche en la que el marcador no le hizo justicia, aunque fue suficiente para encadenar la segunda victoria consecutiva que permite volver a creer que el objetivo de la salvación es posible.
Retocó Abelardo su once para recuperar a los dos jugadores que marcaron el cambio de signo en Girona, Burgui -le tocó actuar como segundo punta en el esquema 4-4-2 que ya dispuso en su estreno el técnico asturiano- y Pedraza, además de una pieza clave como Manu García que no pudo estar en Montilivi por sanción. Movilidad en la línea de ataque y una presión más agobiante al hombre con balón -el propio entrenador la reclamaba con vehemencia desde el banquillo cuando alguien se despistaba- fueron las características albiazules en un arranque en el que intentaron sobrepasar al Las Palmas a base de una enorme intensidad, lo que suponía entroncar directamente con las que han sido las señas de identidad de este equipo en los últimos años.
El cuadro alavesista se hizo dominador del esférico, consiguió algunas recuperaciones en zonas de compromiso y obligó a los canarios a atrincherarse en el área propia sin opción alguna de salir. Y así, los amarillos se abocaron a un enorme sufrimiento al no ser un equipo acostumbrado a achicar espacios y que siempre lo pasa mal cuando se ve privado de la posesión.
Golpes Ibai Gómez Se le resistían las ocasiones al Alavés, que tuvo que esperar al minuto 20 para encontrarse con su primera opción tras una sensacional cabalgada de Martín que no fue capaz de completar Munir. No hubo que esperar demasiado para conseguir el merecido premio. Tras la enésima recuperación de Pina en la presión, Pedraza montó la contra, sacó un poderoso disparo que Lizoain despejó como pudo e Ibai Gómez fue el más hábil para cazar el rechace y machacar su cuarto gol consecutivo en apenas 44 minutos si se da continuidad con los 23 de ayer a los 21 de Montilivi.
El Glorioso vio la oportunidad de hacer la herida aún mayor y siguió buscando con insistencia la portería canaria, sobre todo a través de un Ibai con la mirilla perfectamente ajustada. Eso sí, el susto pudo haber sido morrocotudo si en una de las escasas aproximaciones visitante Medié Jiménez o su asistente llegan a ver la patada que Duarte le dio a Tannane, un penalti que, pese a la falta de intención porque el lateral buscaba el despeje, fue evidente.
Tras esa acción reaccionó el equipo canario, que amenazó a Pacheco en varias acciones, pero el Alavés supo salvaguardar la renta conseguida para irse al vestuario en el descanso con la merecida ventaja que se había ganado con un trabajo sensacional y siendo enormemente superior a su rival.
Sentencia Munir El arranque del segundo acto fue idéntico al del primero, con los pupilos de Abelardo atosigando a un oponente incapaz de conservar el balón y con pérdidas constantes en zonas de compromiso. Quiso quitarse el Las Palmas el agobio de encima, pero su debilidad defensiva acabó pasándole la factura definitiva. Burgui y Pedraza se encontraron sin oposición alguna en el área, el cordobés puso cómodamente un servicio desde la línea de fondo y Munir se adelantó a Lemos en el primer palo para meter la puntera y poner el 2-0 en el minuto 55.
Se rozaba ya con la punta de los dedos la segunda victoria consecutiva, pero no por ello levantaron los albiazules el pie del acelerador. Para un día en el que se podía disfrutar, había que aprovecharlo. Tuvo Alexis el tercero con un disparo al palo y también pudo marcar un Maripán que se encontró con el rostro de Lizoain. Más clara aún la tuvo Munir, que remató fuera a puerta vacía ante la verbena en la que se había convertido ya la defensa amarilla, que después le regaló otra ocasión a Santos. Una superioridad infinita que no se acabó reflejando en el marcador -se podía haber salido del descenso-, pero que fue más que suficiente para sumar una nueva victoria que sirve para mirar al futuro con un mayor optimismo.
Dominador. El rearme anímico que supuso la remontada victoriosa en Girona vino ayer acompañado por un partido prácticamente perfecto de la mejor versión del Alavés en toda la temporada. Con una presión adelantada y mucha movilidad en la zona de tres cuartos ofensiva, desarboló por completo al Las Palmas y solo la falta de acierto en el remate evitó una goleada de escándalo.
Arranque excepcional. El Alavés recuperó las señas de identidad que le han caracterizado en su etapa reciente y con una presión agobiante desarboló a un Las Palmas completamente perdido y a merced de los vitorianos. A los 23 minutos abrió el marcador Ibai Gómez en un justo premio a la superioridad vitoriana durante todo ese tramo inicial.
Sentencia y perdón. En el arranque de la segunda parte consiguió el Alavés su segunda diana por mediación de Munir, lo que dio paso a un monólogo en albiazul al que solo le faltó el acierto en una catarata de oportunidades erradas.
Lideró al equipo desde el centro del campo con un sensacional trabajo de recuperación y salida -así llegó el primer gol- en el que ha sido su mejor partido como alavesista.
Cometió un penalti clamoroso cuando buscaba despejar un balón y golpeó con dureza sobre la pierna de Tannane. Por fortuna, el árbitro no lo vio. Correcto en todo lo demás.