Vitoria - Cuantos más fichajes tiene que acometer un club, mayor es el riesgo de equivocarse o de que los recién llegados no cumplan con las expectativas que de antemano se habían generado en torno a ellos. Precisamente, lo que le está ocurriendo a un Deportivo Alavés que esta temporada está echando de menos esa aportación diferencial que la pasada campaña le dieron un buen puñado de jugadores que ya no están y que no han encontrado, hasta la fecha, apenas un relevo de calidad en los que han llegado nuevos a la capital alavesa. Un problema que está lastrando seriamente a un equipo que necesita de las mejores versiones de unos cuantos de estos futbolistas que llegaron al club el pasado verano y que, por el momento, han deparado muy pocas alegrías y demasiadas decepciones.

El lado positivo de la balanza se encuentra bastante escaso de nombres. Se puede situar en el mismo, sin ligar a ningún tipo de dudas, a un Alfonso Pedraza que, en términos absolutos, está siendo el mejor alavesista de este arranque de campaña. El jugador cedido por el Villarreal se ha asentado en el lateral izquierdo cuando parecía destinado a actuar como extremo, pero en su nueva posición también ha aportado esas virtudes que ha venía exhibiendo en sus anteriores pasos por las categorías inferiores del club castellonense, así como la pasada campaña en sus préstamos en Lugo y Leeds. Potencia, velocidad, capacidad de desborde y una facilidad sensacional para generar desequilibrios en el uno contra uno le adornan, aunque haya estado peleado de cara al gol con varias ocasiones claras erradas y le esté costando mucho dar el pase definitivo a pesar de que ya haya dado una asistencia.

La última sorpresa positiva en irrumpir en el equipo ha sido otro joven como Adrián Diéguez. Nadie podía esperar que el madrileño dispusiese de oportunidades en un entramado con tantos centrales de calidad -la demarcación mejor cubierta de esta plantilla, sin lugar a dudas, y eso que aún falta por integrarse Víctor Laguardia-, pero Gianni De Biasi le ha otorgado su confianza y, pese a algún error grave, ha ofrecido una sensaciones muy buenas en su debut en la máxima categoría cuando hace unos meses militaba en Segunda División B.

Sin alcanzar todavía ese nivel de alegrías absolutas, en el grupo de jugadores que han dado muestras para la esperanza pero a los que todavía se les debe exigir más se puede situar a Guillermo Maripán, Mubarak Wakaso y Munir El Haddadi.

El chileno comenzó en el banquillo, pero la marcha de Luis Zubeldía le supuso la alternativa y siempre que ha jugado ha dado muestras de sobriedad defensiva y elegancia en la salida de balón, aunque parece que con De Biasi va a pasar a la segunda unidad de los centrales.

Precisamente, el técnico italiano ha recuperado definitivamente al centrocampista ghanés, que entrada y salía del equipo al principio sin un criterio claro. Ahora, el africano se ha asentado en la como interior izquierdo y en los tres últimos partidos ha dado muestras de esa mezcla de físico y calidad que atesora.

El delantero madrileño solo lleva un gol en lo que va de curso, pero no se puede decir que no haya buscado la portería rival. Y tampoco que no se haya dejado el alma todos los días apretando desde primera línea a los rivales. Si encuentra el acierto en los remates que con tanto ahínco busca, explotará.

SE espera mucho más Cinco jugadores consigue, con notas variadas, el aprobado, pero como en verano llegaron trece nuevos jugadores a Vitoria el número de suspensos supera ampliamente al de fichajes que han alcanzado el mínimo de las expectativas. Eso sí, entre estos ochos jugadores que todavía no han dado lo que se esperaba de ellos también hay casos particulares. El guardameta Antonio Sivera, por ejemplo, solo ha tenido el partido de Copa del Rey contra el Getafe para mostrarse y entonces consiguió dejar su portería a cero dejando buenas sensaciones. Por su parte, Héctor Hernández lleva lesionado desde la primera jornada liguera y solo ha disputado quince minutos, por lo que tampoco es justo puntuarle.

Entre los jugadores que han ido asomando la cabeza, aunque todavía no de manera determinante y tienen que crecer todavía mucho más, cabe situar a Tomás Pina, crecido en los últimos partidos como referencia en el pivote, y un Álvaro Medrán que todavía no ha encontrado su encaje dentro del equipo pero que ha dejado muestras de su calidad. Tampoco se puede decir que Rubén Duarte haya estado mal cuando ha jugado, pero que no haya sido capaz de asentarse en la titularidad cuando es el único lateral izquierdo específico no es una buena noticia.

Los nombres más decepcionantes hasta el momento se encuentran en una vanguardia donde se está echando de menos la calidad de piezas como Enzo Zidane, Burgui o Bojan Krkic. El caso del jugador procedente de la cantera del Real Madrid habla bien a las claras de la dificultad de adaptarse a la exigencia de una Primera División en la que no es suficiente con recurrir al talento individual y se exige mucho sacrificio. El extremo extremeño, por su parte, no fue capaz de hacerse con un hueco fijo en el equipo en la primera fase del curso por su irregularidad y la llegada del nuevo entrenador le ha condenado a un claro tercer plano. Por su parte, el delantero ilerdense apenas ha brillado cuando ha estado sobre el césped y una lesión le ha impedido estar disponible en unos cuantos partidos. Todos ellos tienen que mejorar, y mucho, en beneficio del colectivo.