vitoria - Adrián Diéguez (Madrid, 21 años) llegó el pasado verano al Alavés procedente del Alcordón sin hacer mucho ruido y, desde luego, sin la vitola ni el fútbol que supuestamente atesoraban otros compañeros de mayor cartel. Llegó en silencio, trabajó en silencio durante la pretemporada y rumió también en silencio sus prolongadas suplencias con Luis Zubeldía y Javi Cabello hasta que llegó De Biasi y lo convirtió en el tercer central de la plantilla. Tras desplazar a Alexis al lateral derecho, el preparador italiano ubicó al joven madrileño junto a Rodrigo Ely y Guillermo Maripán en esa línea de tres centrales que tanto le gusta.

La primera gran noticia para el joven Diéguez llegó el pasado 24 de octubredurante el partido de ida de los 1/16 de final de la Copa del Rey ante el Getafe. Aquella noche se daba por descontado que De Biasi llevaría a cabo varios cambios en su once pero no entraba en ningún pronóstico que alineara desde un principio al joven como finalmente hizo. Fue su debut oficial con la camiseta del Deportivo Alavés, una actuación que días después se repetiría. esta vez ya en liga, ante el mejor Valencia de las últimas décadas.

Ni el hecho de jugar en casa -era su debut en Primera División- ante su afición ni asumir como propio el error que dio lugar al 0-1 de Zaza afectaron al rendimiento del jugador, que en la siguiente jornada volvió a consolidarse en la zaga contra el Espanyol. Esta vez con mejor fortuna para él y sus compañeros, pues después de un partido infame, se llevó el partido por la mínima.

Este es, hasta la fecha, el particular cuento de hadas que está viviendo el joven Adrián Diéguez, un central zurdo que ha cautivado a su entrenador gracias a esa forma de afrontar los partidos, donde se coloca en la zaga como un veterano y sale con el balón controlado desde ella con unos galones impropios de su edad.

Sea como fuere, el central pasó ayer por sala de prensa para valorar sus primeros meses en el Alavés y, de paso, manifestar su asombro por lo vivido el pasado sábado en el autobús de camino a Mendizorroza. “El recibimiento de nuestra afición fue algo increíble; de largo fue lo mejor que me ha pasado como futbolista, fue espectacular”, se sinceró el jugador. A partir de ahí, agradeció la confianza depositada por su entrenador y se mostró “feliz” de estar en Vitoria.

“Para mí ha sido un sueño debutar en Primera División. Es algo que tenía ahí desde pequeño y por suerte lo he podido cumplir después de mucho trabajo, pero estoy muy agradecido de que hayan confiado en mí”, sostuvo el central, que con la misma tranquilidad que calza en el terreno de juego reconoció que el día de su debut no estaba “nervisioso” sino todo lo contrario. “Lo que quería era que llegara cuanto antes el partido y jugar pero no estaba nervioso porque tengo la suerte de estar rodeado de compañeros que son muy buenos, lo que ayuda bastante”.

A continuación, el joven fue interpelado sobre el papel de De Biasi en su nueva estatus dentro del equipo. “Que el míster hable bien de mí es algo que me da mucha confianza y me sirve para seguir trabajando y aprediendo de mis compañeros. Tengo muchas ganas de seguir mejorando, supongo que como el equipo, que en los últimos partidos tenía la obligación de romper esa mala dinámica en la que estaba y lo ha hecho, y soy también muy ambicioso, así que continuaré trabajando para llegar lo más lejos posible”, abundó antes de concluir: “Cuando ves que las cosas no están saliendo bien en el equipo pero siguen confiando en uno, a mí al menos me hace más fuerte y mejor, y me ayudan a coger más confianza”.