Vitoria - El Deportivo Alavés ha encontrado la senda que tiene que recorrer para ir sumando puntos, pero ayer se hizo evidente que la pesada carga que arrastra después de las seis primeras jornadas sin puntuar va a ser un lastre complicado de levantar porque cada nuevo tropiezo va a sumar aún más kilos al remolque de carga. Cogido de manera puntual, poco se le puede achacar a la versión que ayer ofreció El Glorioso más allá de una evidente escasez de artillería en la ofensiva, un mal que se venía presagiando desde hacía mucho tiempo. La llegada de Gianni De Biasi ha servido para dotar al equipo de organización, posicionamiento y criterio defensivo. Tanto como para ahogar durante muchísimos minutos a una Real Sociedad que se acabó encontrando goles en un par de resquicios por la enorme calidad con la que Eusebio cuenta en su ataque. Una artillería pesada de la que el conjunto vitoriano en estos momentos adolece y que ayer echó por tierra un esfuerzo del colectivo encomiable sin ningún nuevo punto en un casillero que sigue muy necesitado de verse incrementado, aunque sea muy poco a poco.
Como cabía prever, calcó De Biasi la misma alineación que le dio el éxito en el estreno contra el Levante. Y también saltó al césped con la idea de apretar e incomodar al rival desde el inicio, como demostró en una doble ocasión en el primer minuto. A partir de ahí, cuando la Real entró a dominar la posesión el italiano tomó la batuta desde el área técnica para dirigir la ordenada presencia de su equipo sobre el verde para cerrar los espacios. Así, los de Eusebio no encontraban profundidad, mientras que los albiazules buscaban la recuperación y la contra, siendo los protagonistas de las acciones de mayor peligro.
Con un cierre tácticamente muy bien organizado, el sufrimiento solo se le apareció al cuadro albiazul cuando se metió en un duelo a ida y vuelta con los donostiarras, que enseñaron las uñas en un par de salidas trenzadas a toda velocidad. El resto del peligro venía más propiciado por los errores de los vitorianos para sacar limpio el primer pase -Pacheco tuvo que estirarse al máximo para tocar con la punta de los dedos un disparo desde la frontal de Illarramendi tras pérdida- que por la clarividencia de los visitantes, atrapados en una tela de araña en el juego posicional.
Pese a esos problemas, cuando El Glorioso era capaz de encontrar el pase claro el riesgo para Rulli era evidente. Sobre todo a través de un Pedraza que cabalgó al galope percutiendo sobre las espaldas de Odriozola. Una vez más, el cordobés fue el encargado de prender la mecha. Y, de nuevo, buscando la conexión con un Munir que mandó alta la primera que tuvo.
Con el cansancio haciendo ya mella por el enorme esfuerzo realizado y la sensación de un trabajo sensacional sin premio, el derbi se fue al descanso en tablas.
Ya con oxígeno renovado en las piernas, el Alavés insistió en el mismo guión que venía interpretando desde el primer minuto. Además, buscando ya la portería de Rulli desde cualquier posición, como con dos disparos desde la frontal de Manu García y Pedraza que se marcharon desviados por muy poco.
Buscó alternativa en los cambios De Biasi, dibujando un 5-4-1 con Vigaray entrando para cubrir el carril derecho y apostando por la calidad de Katai entre líneas. Dominaba ya la Real la posesión de manera abrumadora y apenas quedaba encomendarse a algún contragolpe bien tirada. Cuando el empate parecía ya la mejor solución, Oyarzabal encontró un resquicio para hundir el balón en la portería de Pacheco, un gol que apenas unos instantes después tuvo continuidad con la sentencia de Elustondo para dejar sin premio el esfuerzo de un Alavés que ya tiene bien claro el camino a seguir pero al que ahora le toca arrastrar la pesada mochila de puntos perdidos del arranque del curso.
Tácticamente perfecto. De Biasi ganó de nuevo la partida de la pizarra con un planteamiento que ahogó el juego alegre y combinativo de una Real Sociedad atascada en estático y sin apenas capacidad para generar ocasiones hasta el tramo final. Defensivamente y en el concepto del sacrificio, ha recuperado los valores históricos del Alavés, pero hace falta mucha más presencia en el ataque.