Vitoria - De nuevo la locura, de nuevo la expectación. El Real Madrid, el equipo con más seguidores y mayor tirón de la Liga. Sus aficionados y residentes en Vitoria volvieron a ofrecer ayer la medida del gancho que continúa teniendo el conjunto blanco cada vez que visita Mendizorroza. La primera muestra de apoyo colectivo a los jugadores tuvo lugar en la terminal de Foronda, donde se dieron cita varios centenares de aficionados deseosos de saludar, fotografiar y, como suele ser preceptivo aunque sin mucho éxito, solicitar algún tipo de accesorio a los jugadores. Ya se sabe, camisetas, sudaderas, gorras... Las peticiones al respecto no tenían desperdicio, tanto dentro de la propia terminal como los que tuvieron que esperar fuera, ataviados con bufandas, banderas e incluso una mona de Pascua vestida con los colores del equipo. Con puntualidad británica, al filo de las 20.40 horas aterrizó el chárter con la expedición blanca, que poco después puso rumbo al Gran Hotel Lakua, donde otro ejército de aficionados -muchos de ellos los mismos que les habían recibido en el aeropuerto- protagonizaban el mismo ritual. Esta vez sí, alguno obtuvo la esperada recompensa tras un par de horas de espera, aunque solo fuera en forma de autógrafo. Mientras eso ocurría, continuaba el desfile individual de los galácticos a través de un pasillo de seguridad que contenía la algarabía de los seguidores, especialmente entonados con Cristiano Ronaldo, Isco, Asensio, Modric y un Marcos Llorente que volvía a la que siempre será su casa. Un visto y no visto, en definitiva, que nunca suele ser del agrado de los pacientes aficionados. Completado el paseíllo, los jugadores realizaron el check in y se instalaron en las habitaciones dispuestas por la dirección del hotel, que en esta ocasión habilitó un ala exclusiva del edificio para garantizar la tranquilidad del equipo.
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