vitoria - A lo largo de su casi centenaria historia, por unas u otras razones el Alavés no ha sido nunca un club que haya creído y apostado por la cantera, especialmente por los jugadores de casa. Es inevitable constatar que siempre ha costado ver a un futbolista con label alavés defendiendo la camiseta del primer equipo, con independencia de la categoría en la que militase. Pero de ahí a desnaturalizar la propia estructura de base va un trecho y en parte eso es lo que ha sucedido este verano en Ibaia, el cuartel general momentáneo de las categorías inferiores. Existe en ese sentido un antes y un después que tiene mucho que ver con la puesta en marcha el pasado mes de junio de la residencia de Armentia. Se construyó con el argumento de que se llenaría de jóvenes promesas de fútbol y baloncesto pero nadie reparó, al menos públicamente, en las consecuencias que eso podría tener para los jugadores formados en Álava. A ese respecto, la marcha de futbolistas locales ha sido un goteo constante durante la pasada pretemporada. Según ha podido confirmar este periódico, al menos veintidós jugadores han dejado de pertenecer a la disciplina albiazul. Algunos, incluso, cuando estaban a punto de concluir a mediados de agosto la pretemporada de sus equipos, con los contratiempos que eso ha provocado después en numerosos casos para buscar acomodo en otros equipos. Sea como fuere, las numerosas bajas firmadas en los diferentes equipos de la base no han tenido en cuenta la gran temporada realizada por todos ellos ya que la continuidad de los distintos grupos no se ha dado, generándose en consecuencia un sonoro malestar y una desagradable sorpresa en muchas familias y jugadores. El filial de Tercera División, sin ir más lejos, puede que sea el ejemplo más llamativo, puesto que solo dos jugadores de su actual plantilla son de Vitoria, el portero Aritz Castro y el lateral Martín. El pasado curso, sin embargo, la nómina de alaveses ascendía hasta ocho jugadores. En el capítulo de altas, mientras tanto, se han concretado hasta doce nuevas incorporaciones de las que tres no han podido debutar aún por no tener los papeles en regla. Y a ellos hay que sumar otra decena de futbolistas que en pretemporada han estado a las órdenes de Aitor Orueta, aunque ya no forman parte de un equipo cuya exigencia pasa, eso sí, por lograr esta temporada el ascenso a Segunda B.

13 alaveses en el nacional Una situación parecida al la del filial se ha vivido semanas atrás en el juvenil de Liga Nacional, el tercer equipo en importancia de la pirámide. Hasta 27 jugadores estuvieron a las órdenes de Bittor Llopis durante los primeros entrenamientos, incluído un portero egipcio al que tampoco se le ve ya por Ibaia. En ese grupo que el pasado mes de junio consiguió el ascenso de categoría había tres jugadores alaveses a los que solo diez días antes de arrancar la competición se les dio de baja, mientras que otros dos han encontrado acomodo en el Aurrera. En total, 16 de sus integrantes han tenido que dejar vacía la taquilla de Ibaia para dar paso a los nuevos compañeros, 21 en concreto que conforman la plantilla (13 de Vitoria y ocho de fuera).

revolución en el Div. de honor Otro cambio notable se ha producido en el Juvenil División de Honor. Tras su gran campaña a las órdenes de Dani Castillo, la revolución también ha resultado significativa para este curso. Nueve caras nuevas -las dos últimas procedentes del Real Madrid- y tan sólo seis alaveses en un grupo de 22 jugadores. Otros tres que por edad podrían tener ficha en el filial (Darko Eguíluz, Manu Gómez y Estéfano) forman parte del Aurrera de Tercera División, y otros dos con edad juvenil también se han marchado a la entidad rojilla. Sin olvidar a Iago De Paula, que ha emigrado a Portugal, Aitor Ruiz de Mendarozqueta, que forma parte del Deusto, o Juan García, que está cedido en la S.D. Logroñés. En total, siete chavales nacidos en Vitoria que tampoco vestirán este año los colores azul y blanco. Decisiones que chocan frontalmente con el discurso público en favor del producto local que en más de una ocasión se ha escuchado en la planta noble del club, y también con el discurso deportivo, ya que a juicio de las versiones de técnicos y jugadores implicados, “muchos de los nuevos jugadores firmados no han mejorado en nada lo que había antes”. Por no poner en cuestión incluso el costo de su llegada y su mantenimiento en Vitoria... Es lo que sucede por ejemplo en el Cadete A, que el pasado ejercicio estaba formado exclusivamente por jugadores de Álava y que en el presente ya cuenta con cuatro de fuera (Denia, Tenerife, Espanyol y Real Madrid). De la plantilla del pasado curso solo continúan seis jugadores de la casa, que al igual que en el resto de equipos de la base, también ha estado expuesta en verano a la llegada de numerosos jugadores foráneos a modo de prueba. Los últimos casos, dos chavales de Arabia Saudí. Al menos donde se mantiene la esencia autóctona es en el Cadete B, aunque habrá que ver qué sucede dentro de un año cuando muchos de sus chicos tengan que dar el salto de categoría por edad.

En definitiva, más de veinte jugadores nacidos en Vitoria que al menos la pasada temporada formaron parte de la disciplina albiazul y que ésta continuarán sus carreras lejos de Ibaia. Ilusiones robadas para un proyecto, quizá, de ida y vuelta. Que se lo pregunten sino a vitorianos y albiazules como Manu García y Gaizka Toquero, dos futbolistas que tuvieron que salir de su casa para demostrar lo que valían y regresar varias temporadas después.