Vitoria - El Deportivo Alavés es el encargado de subir el telón competitivo en el teatro de la Primera División y el objetivo del equipo de Luis Zubeldía es comenzar a sumar mientras que continúa afinando su puesta a punto dentro del tramo final de una verano marcado otra vez por los cambios dentro de un proyecto tan inestable como triunfador en los últimos años. Rebasar los cuarenta puntos vuelve a ser el objetivo ineludible de El Glorioso para salvar la categoría y, mientras que cierra su plantilla con las incorporaciones que aún se precisan y busca limar sus ideas futbolísticas en las siguientes semanas de entrenamientos, tratará de ir haciendo labor de hormiga para no comenzar la campaña ya con más nervios de los deseables. A estas alturas, el proyecto navega por un mar de dudas, pero no hay mejor medicina en el deporte que la victoria. Sobre el triunfo siempre se trabaja con mayores dosis de tranquilidad. Y ganar calma es lo que buscará el conjunto albiazul en el estreno de su segunda temporada en la máxima categoría esta tarde en Leganés.

Al Alavés el inicio del nuevo curso le llega pronto. Demasiado pronto. Hay todavía mucho por hacer, tanto en los despachos como en los campos de entrenamiento. Pero mientras que el chiringuito siga así montado -en Inglaterra se va a someter a votación entre los clubes que el mercado se cierre justo antes del inicio de la competición, lo más lógico del mundo-, no queda otra que atenerse a la situación, que no deja de ser un mal que afecta a casi todos. El problema para el cuadro vitoriano es que su cascada de novedades ha sido tan potente que, casi con total seguridad, va a necesitar más tiempo que otros equipos para que sus engranajes comiencen a funcionar con absoluta regularidad.

Mientras que consigue desarrollar el ideario futbolístico que desea para su equipo, Zubeldía tiene que intentar ser práctico. No es momento de virtuosismo y filigrana. Ya llegará ese tiempo. Ahora toca echar mano de efectividad y de ir sumando puntos poco a poco. Y, viendo el calendario que viene por delante, nada mejor que hacerlo en el arranque de la nueva campaña ante un Leganés que de nuevo se presenta como rival directo en la pelea por la permanencia en la categoría.

A despejar dudas El de El Glorioso es, en estos momentos, un proyecto que vuelve a generar serias dudas. Lo habitual en unos últimos veranos en los que el equipo ha estado sometido a constante revolución, desde el banquillo a la mayoría de los jugadores. Estabilidad y continuidad no son virtudes que adornen a este club. Y eso a pesar de haber firmado unas últimas campañas exitosas. Esa situación de constante cambio obliga cada año a empezar prácticamente de cero, con nuevas caras y nuevas ideas. Y, pese a ello, hay una esencia dentro del vestuario de Mendizorroza que se ha mantenido invariable con el paso del tiempo y de las personas y que es la que ha ayudado al club a crecer de manera constante y a hacer de los cambios una cuestión positiva.

De momento, la pretemporada no ha sido de las que hacen que la certidumbre crezca. Bien al contrario, dudas y más dudas. El equipo llega al arranque del curso con piezas llamadas a ser vitales aún por contratar, el nivel ofrecido en los amistosos ha estado lejos de ser aceptable, las ideas del nuevo entrenador no han acabado de quedar bien definidas... Pese a todo ello, la competición es completamente diferente. El año pasado con Mauricio Pellegrino la preparación estuvo lejos de ser brillante y luego llegó lo que llegó. Y si al curso de José Bordalás hay que retrotraerse, si por la pretemporada hubiese sido aquel equipo habría terminado descendiendo.

Empieza el segundo viaje consecutivo del Alavés a lo largo de la máxima categoría. El único objetivo cuando acabe el trayecto es que el mismo vuelva a repetirse por tercera vez seguida. Y, para eso, lo mejor es empezar a sumar cuanto antes.