Vitoria - El Deportivo Alavés ha alcanzado el final del curso futbolístico con la satisfacción de los buenos resultados y con la idea de seguir creciendo la próxima temporada, pero dentro de los planes de mejoría del club hay dos proyectos estructurales que se encuentran estancados desde hace tiempo y para los que todavía no se atisba una solución cercana por mucho trabajo que se esté haciendo entre bambalinas. Tanto la ampliación de Mendizorroza como la construcción de una nueva ciudad deportiva son cimientos sobre los que la entidad del Paseo de Cervantes pretende asentar su crecimiento en el futuro -la tercera pata de este entramado es la residencia para jóvenes, que ya está a punto de ponerse en marcha-, pero en ninguno de los dos casos ha avanzado Josean Querejeta según los planes que había dibujado en su cabeza al encontrarse con más cortapisas y trabas de las que podía prever. El máximo mandatario alavesista sigue trabajando en busca de soluciones para este par de proyectos que considera innegociables y que, antes o después, acabará llevando a cabo, pero, de momento, sus previsiones iniciales se han retrasado.

Los planes para la edificación de la nueva ciudad deportiva han pasado por dos etapas frustradas y, por eso, ahora el Alavés se dispone a realizar durante este verano obras de mejora en las instalaciones de Ibaia para tratar de adecuarlas a las necesidades de trabajo del club -ya el pasado verano se incluyeron novedades importantes, aunque muchas soluciones eran meros parches temporales a la espera de acometer la mudanza-, como por ejemplo ya ha comenzado a hacer con el saneamiento del césped de uno de los campos que estaban en peor estado. Llegado el caso, el complejo José Luis Compañón podría acabar convirtiéndose en el espacio definitivo de una ciudad deportiva remozada y mejorada con respecto a la actual y también mucho más amplia, ya que el resto de alternativas manejadas no han cuajado.

La primera vía que explotó el Alavés fue tratar de acordar con el Ayuntamiento de Vitoria la construcción de la nueva ciudad deportivas en las instalaciones municipales de Betoño. Incluso, el primer equipo albiazul se desplazó durante meses a entrenar diariamente a los antiguos campos de Michelin. La parcela, para la que ya había previsto un plan de mejora y remodelación, ofrece cercanía con el Buesa Arena y una ubicación más cercana al centro de Vitoria, además de ser más grande que Ibaia.

El club se topó entonces con la clara posición del Ayuntamiento de impedir cualquier uso para esa parcela diferente al equipamiento deportivo para el que está originalmente destinada. La idea de partida alavesista no se limitaba solo a la construcción de un recinto para lo relacionado con lo futbolístico, sino que se pretendía también que la ciudad deportiva fuese ligada a un uso terciario mediante el que generar ingresos atípicos. Constatada que la opción de Betoño quedaba en vía muerta, el equipo regresó de manera habitual al trabajo en Ibaia.

La siguiente opción que estudió el Alavés fue la absorción del Aurrera para pasar a controlar Olaranbe, otra instalación mucho más grande, moderna y operativa que la ciudad deportiva José Luis Compañón. Al histórico club rojillo se le propuso su absorción para quedar definitivamente integrado en la estructura albiazul. La cuestión de la fusión por absorción quedó descartada por los rectores de Puente Alto y, de esta manera, El Glorioso se quedó también sin la posibilidad de controlar las instalaciones de Olaranbe.

En esta tesitura, y sin una solución viable a corto plazo, el club del Paseo de Cervantes tiene previsto acometer nuevas mejoras -algunas ya comenzaron la semana pasada, por ejemplo en el saneamiento del césped de algunos campos que estaban en muy malas condiciones- en las instalaciones de Ibaia para que el trabajo de todos los equipos del club en dicha ciudad deportiva se puedan seguir desarrollando con normalidad, al tiempo que se busca una solución a este tema tan espinoso.

la clave de la financiación No menos peliaguda es la cuestión de la ampliación de Mendizorroza, cuyo proyecto, maqueta incluida, fue anunciado a bombo y platillo el pasado mes de diciembre. De nuevo, choque frontal con el Ayuntamiento, que es el propietario del estadio. Todos los sectores ven con buenos ojos la remodelación del recinto deportivo, pero sigue sin presentarse por parte del Alavés un plan de financiación para que las obras puedan comenzar a la mayor brevedad posible.

Las instituciones consideran inviable asumir en solitario el coste de la ampliación y ven necesario que el club aporte una cuota importante de unas obras que, según las previsiones, rondarían los cincuenta millones de euros. Desde las oficinas del Paseo de Cervantes -donde se pretende encontrar el mayor apoyo institucional que sea posible- se han tocado diversas puertas para buscar financiación, pero, hasta la fecha, no se ha concretado nada.

Así, el proyecto de ampliación ideado por el club lleva ya meses en punto muerto y sin que hasta el momento haya aparecido ninguna solución viable para que se ponga en marcha, de la misma manera que ocurre con la concreción de un espacio para la edificación de una nueva ciudad deportiva, cuestión que, de momento y habrá que ver si finalmente de manera definitiva, obliga a mantener Ibaia como base de operaciones deportiva del club.