Madrid - Fernando. Adrián. Kiko. Carlos. Víctor. Alexis. Rodrigo. Zou. Theo. Raúl. Marcos. Manu. Dani. Nenad. Óscar. Gaizka. Edgar. Víctor. Aleksandar. Ibai. Rubén. Christian. Deyverson. Mauricio... Todos los nombres de este Deportivo Alavés son ya leyenda de un club que esta noche jugará la segunda final de su historia. A partir de hoy, los mitos de Dortmund tendrán ya nuevos compañeros a los que el aficionado podrá referirse cuando se hable de los momentos históricos de esta nonagenaria entidad. La cima ya se ha alcanzado con la presencia en el duelo que decide el título de la Copa del Rey; ahora llega el momento de sobrepasar todos los límites conocidos y alcanzar el infinito. Pacheco, Ortolá, Femenía, Vigaray, Laguardia, Alexis, Ely, Feddal, Theo, Raúl García, Llorente, Manu García, Torres, Krsticic, Romero, Toquero, Edgar, Camarasa, Katai, Ibai Gómez, Sobrino, Santos, Deyverson, Pellegrino... Todos ellos persiguen convertirse en inmortales y pasar a ser recordados eternamente como el grupo de hombres que condujo al Alavés a campeonar por primera vez en su historia. Difícil, más aún teniendo la envergadura de un rival como el Barcelona, pero en la impronta de este club durante los últimos años sobresale una afirmación sobre el resto: El Glorioso nunca se rinde. Y tampoco lo va a hacer ahora, a las puertas del cielo.

Los noventa y seis años, cuatro meses y cuatro días de existencia de este club desde su fundación el 23 de enero de 1921 han estado mucho más marcados por las penas que por las alegrías. Los más viejos del lugar recordarán haber vertido lágrimas por este equipo en escenarios de todo pelaje y condición, pero los jóvenes también saben lo que es pasar por tardes de penumbra. Desde inmundos campos de Tercera División hasta todo un Westfalenstadion, por unos y otros escenarios ha llorado el alavesismo. De peor sabor las primeras o las asociadas a los muchos descensos sufridos, pero no menos dolorosas las segundas por la consciencia de la gran oportunidad perdida que nunca se sabe si volverá. Pero de un corto tiempo a esta parte, esta afición se ha acostumbrado a las alegrías y quiere dar continuidad a esa felicidad con la celebración de su primer título esta noche. Muchos pensaban que nunca iban a volver a disfrutar con una nueva final de su equipo y hoy mismo se desquitarán. Pero el sueño no se acaba con la simple presencia en este definitivo partido; cuando vuelva a abrir mañana los ojos, el alavesismo entero quiere hacerlo con la sonrisa de los campeones.

rozar la perfección Para tener opciones, solo opciones, de imponerse esta noche al Barcelona, en el vestuario alavesista se tiene la certeza de que habrá que rozar la perfección. Por mucho que el equipo de Luis Enrique se encuentre de capa caída y con ánimos de funeral, un rival de semejante calibre es capaz de destrozar al conjunto albiazul en cuestión de segundos. El arsenal de recursos que maneja el técnico asturiano, pese a bajas tan relevantes como las de Sergi Roberto y Luis Suárez, es de calibre mayor. Por eso, para hacer frente a semejante potencial, el Alavés tiene que hacerlo todo prácticamente perfecto.

La clave es no verse aplastado por el dominio de balón que tratará de ejercer el Barça, cerrar las vías de agua hacia los dominios de Fernando Pacheco y explotar al máximo los espacios que el equipo culé concederá defensivamente. Ese guión se interpretó a la perfección esta misma temporada en la visita al Camp Nou, pero también hay que señalar que ese partido tuvo una serie de condicionantes muy favorables a los albiazules, el mayor de ellos la ausencia de un Leo Messi que no jugó aquel día y que por sí solo puede masacrar a cualquiera.

En aquel encuentro, el equipo de Mauricio Pellegrino se pertrechó muy bien en torno a su área, concedió muy pocas ocasiones al oponente y estuvo preciso para aprovechar sus oportunidades. Este último factor resultará clave para determinar la final, ya que seguramente los alavesistas disfrutarán al menos de un par de buenos remates que no pueden desaprovechar si quieren tener opciones de ganar.

dos o tres centrales La única duda por despejar será la composición táctica que elija el entrenador alavesista de cara al partido. La opción de los tres centrales parece ganar peso sobre la habitual configuración 4-2-3-1, pero la sorpresa en el caso de esa elección podría venir marcada por la presencia de Vigaray en el centro de la zaga para cubrir la ausencia del lesionado Laguardia. Con una u otra configuración, El Glorioso sabe que tendrá que exprimir hasta su última gota de sudor y rozar la perfección para, en torno a la medianoche, alcanzar la perseguida inmortalidad y que su nombre quede grabado a fuego en la historia del fútbol como campeón copero, como el equipo que sobrepasó todos sus límites para ganarse un hueco en el Olimpo.