madrid - Del 2 de octubre de 1966 al 27 de mayo de 2017. Más de medio siglo de fútbol se despedirá esta noche de la ribera del Manzanares con una final copera que supone el broche de oro a casi 51 años de historia del estadio Vicente Calderón. El Atlético de Madrid acometerá este verano una nueva mudanza para dejar atrás el recinto mítico que ha vivido partidos memorables y también conciertos históricos -el de los Rolling Stones en 1982 es inolvidable- que quedarán siempre para el recuerdo. Una infraestructura con la máxima calificación UEFA -cinco estrellas desde 2003-, con la peculiaridad de que dos de sus esquinas nunca llegaron a ser cerradas pese al proyecto existente y de que bajo la Tribuna de Preferencia hay un túnel por el que atraviesa la autovía de circunvalación M-30. La de 2017 será la última final de la Copa del Rey del estadio, que anteriormente ha acogido en trece ocasiones este decisivo encuentro.
El Calderón, en principio Estadio del Manzanares, ha sido el quinto hogar de los colchoneros, que preparan ya su mundanza al Wanda Metropolitano con la misma sensación de desarraigo que acompañó a su anterior cambio. Y es que, como ahora, a los atléticos no les sentó nada bien abandonar el Stadium Metropolitano para irse al Paseo de los Melancólicos. Antes, ya habían conocidos los campos del Retiro y de O’Donnell, así como el estadio de Vallecas tras quedar destruido el viejo Metropolitano en la Guerra Civil.
El proyecto para la construcción del nuevo estadio arrancó en 1958, con la emisión de deuda en forma de obligaciones para la financiación de las obras que fue suscrita mayoritariamente por los propios socios del club. El 7 de diciembre de 1958, el capellán de la entidad bendijo los terrenos situados en la confluencia formada por las calles Paseo de los Melancólicos, Duque de Tovar y San Epifanio, con el río Manzanares cerrando el rectángulo. En 1959 se iniciaron unas obras no exentas de parones y polémica al ocupar la zona destinada a la tribuna principal un terreno que el Ayuntamiento tenía previsto utilizar para construir la M-30, problema que se acabaría resolviendo con el famoso túnel. En 1965 se reactivaron los trabajos por el impulso del presidente atlético Vicente Calderón y el 2 de octubre de 1966 (1-1 contra el Vaelncia, con el primer gol marcado por Luis Aragonés), ocho años después de la puesta en marcha, se jugaba el primer partido oficial en el Estadio del Manzanares, como fue conocido entonces, aunque la inauguración del mismo no llegaría hasta el 23 de mayo de 1972, con todas las obras ya terminadas.
El espacio inicial tenía capacidad para 40.000 espectadores, una cifra que posteriormente se vio incrementada hasta los 70.000 para luego ir decreciendo hasta los 54.907 asientos actuales. En este periplo, el campo acometió dos grandes remodelaciones y otras mejoras y el 14 de julio de 1971 cambió oficialmente de nombre y pasó de denominarse Estadio del Manzanares para adquirir el actual Vicente Calderón del por entonces presidente del Atlético, factor fundamental en la construcción del mismo. “Yo siempre lo llamé el estadio de la saliva. Lo hicimos solo con saliva”, decía el presidente refiriéndose a las pocas ayudas y muchas cortapisas por parte de las instituciones. Y es que el Metropolitano se vendió por cien millones de pesetas y la adquisición de los nuevos terrenos costó diez, pero en las obras de canalización del río y de construcción del estadio el club se gastó 430 kilos.
décima visita vitoriana El Alavés será uno de los encargados de la clausura del Vicente Calderón en la que será su décima visita al Manzanares. Las primeras fueron en Segunda División, en tres duelos con el Atlético Madrileño a principios de la década de los ochenta. El 29 de marzo de 1981, se estrenó con victoria (1-2), a la que seguirían una derrota y un empate en las dos temporadas siguientes. Hasta la campaña 1997-98 no llegaría el primer partido en la máxima categoría contra los colchoneros -en el antiguo Metropolitano ya se les había visitado en dos ocasiones-, durante el periplo dorado albiazul que coincidió con el descenso de los rojiblancos. Por eso, solo se enfrentaron en tres ocasiones, saldadas con dos victorias locales y una visitante. En la campaña 2005-06 se produjeron tablas, el mismo resultado que en el viaje con el que El Glorioso reinició su andadura en Primera esta temporada, saldado con el recordado gol de Manu García en el tiempo de descuento, augurio de las grandes alegrías que llegarían después.
Ahora el objetivo del Alavés es cerrar su particular círculo y que el último partido de un estadio mítico como el Vicente Calderón sea recordado como la final en la que los vitorianos protagonizaron una de las grandes sorpresas históricas alzándose con la Copa del Rey.