Madrid - “¡Qué calor!”. Los tradicionales y cordiales saludos se cambiaron por esta elocuente expresión cada vez que un grupo de vitorianos ser cruzaban ayer sobre el ardiente asfalto de Madrid. Otra cosa igual no, pero los ánimos van a estar calientes seguro y no sería de extrañar que el termómetro le acabase dando un susto a alguien, ya sea por insolación o deshidratación. Para ir aclimatándose al día grande, no pocos alavesistas decidieron aprovechar la final para acercarse a disfrutar del resto de placeres que ofrece la capital y un importante desembarco se produjo ya ayer. Incluso, los más afortunados llevan desde el pasado miércoles recorriendo zonas míticas como La Latina o Malasaña, que ayer se vistieron de albiazul. Entre unas cosas y otras, calentando motores para la final.

Es el caso de Leire, Egoitz, Javi y Kepa, con un apartamento alquilado al lado de Gran Vía y en Madrid desde el miércoles aprovechando para hacer turismo. “Los dos primeros días no se han visto camisetas albiazules, pero hoy -por ayer- ya nos hemos encontrado con unos cuantos grupos como nosotros. El jueves nos tuvimos que meter a un centro comercial a jugar a bolos porque el calor que hacía era insoportable”, relatan. La jornada se la toman con tranquilidad, ya que les espera día grande y muchos compromisos a lo largo del día de hoy: “Hemos quedado a las diez para desayunar fuerte y después nos juntamos veintidós personas en Casa Juan para comer, después iremos a Araba Hiria y de allí al estadio. Después ya...”, relatan ilusionados.

Por cercanía al Vicente Calderón, La Latina es un lugar ideal para primero comer y luego celebrar si hay lugar a ello. David, Jorge, Daniel y Roberto hacen parada y fonda en la Cava Baja, una calle que conocen bien de pasadas experiencias. “Estuvimos hace poco en una despedida de soltero y no salimos de aquí en todo el día”, recuerdan. Mientras esperan al resto de una cuadrilla que alcanzará casi la veintena de miembros antes del partido, la sorpresa llega cuando alcanzan La Posada del León de Oro y su vecina Posada del Dragón, cuyos balcones lucen banderas y globos albiazules.

“Los hosteleros del barrio de la Latina decidimos dar nuestro apoyo al Alavés y vamos a decorar el barrio de azul y blanco. Llamamos al club, les contamos nuestra iniciativa y nos felicitaron. Esperamos que venga mucha gente por aquí antes del partido y que también vengan con nosotros a celebrar la victoria”, relata Shiva Alizadeh, encargada de La Posada del León de Oro, cuyo dueño fue el lúcido ideólogo de esta idea que seguro atraerá a muchos alavesistas a la zona.

La Latina va con El Glorioso, pero lo cierto es que no se trata de algo raro en el resto de Madrid. Cuando, entre los muchos turistas, algún gato se cruza por las aceras con alguna camiseta alavesista, la proclama es clara. “¡A ganar!”.

Una cena colosal A la sombra de una terraza, los progenitores de la familia García Sánchez comen junto a sus consuegros. Apellidos comunes que dejan de serlo cuando por delante va el nombre de Manu y se trata del capitán alavesista. La familia al completo estará hoy en Madrid y Alejandro y Txelo ejercen de avanzadilla junto a Alfredo y Olga. Encontrárselos en la ciudad donde le toca jugar a su hijo no es ninguna casualidad, ya que juntos han recorrido el mapa ibérico de norte a sur y de este a oeste, siempre atentos, amables y con una sonrisa en la boca mientras esperan la llegada de las hermanas mayores de Manu, Patricia y Carolina, además de Noelia, la novia del capitán. “Vamos a estar todos menos los sobrinos y los nietos. Y vamos a ganar”, asegura Alejandro, quien sueña como muchos viendo a su hijo alzar al cielo el trofeo de campeón.

Lo de las llegadas escalonadas y por tandas es una cuestión que afecta a muchos grupos. Los que han podido cogerse el día libre, han aprovechado. El resto, ha metido la maleta en el coche -la riada de camino a Madrid era impresionante, con vehículos que claramente denotaban su origen por los colores que los adornaban- justo después de acabar el turno para disfrutar un poco de la noche. Dani, Nerea, Jorge y José Luis componen una de esas cabezas de puente. Más tarde llegaron Mara, Maite, Virginia, Gorka, José, Guillermo, Amaia, David, Sara, Urtzi y Lorea. Y hoy se les sumarán también Iago y Cristina. Cuadrillas de las que habitan Mendizorroza que estos días han crecido de manera exponencial por el sentimiento albiazul.

Hay planes de amigos, pero también familiares. Txus, Maite y Txema llegan acompañados al Vicente Calderón por las pequeñas Ohiane e Izate. Quieren ver el campo el día antes, con un poco de tranquilidad antes de que llegue el desenfreno de juntarse con la cuadrilla. Txus, que ya vivió el gol de Manu García en el primer partido de la temporada, se encarga de ejercer de guía, recordando lo interesante de entrar en una cervecería cercana.

Eso sí, para reuniones en las que la frontera entre los familiares y los amigos queda completamente difuminada, la que se organizó en La Parrilla de Usera. Isaac, el propietario, es primo de los hermanos Fernando y Richard García, muy conocidos en Vitoria por regentar los bares Manai y Manaos, respectivamente, y grandes alavesistas. Los lazos familiares y de amistad hicieron que en torno a una gigantesca mesa se reunieran hasta setenta personas, que vivieron una velada memorable que contó con los trucos de magia del propio Fernando -un artista que deja epatado a cualquiera que pase por su local- y también del humorista Félix El Gato. Al bochorno de la noche, el alavesismo continuó calentado motores de cara a su gran día.