El Deportivo Alavés se había marcado el objetivo de utilizar el final de curso liguero, en el que clasificatoriamente ya no había nada relevante en juego, como fase de preparación para encarar la final de la Copa del Rey del próximo 27 de mayo con las mejores sensaciones posibles. Sin temor a equivocarse, el cuadro albiazul ha aprovechado a la perfección esta particular rampa de lanzamiento y llega al encuentro más importante de su historia como un cohete. Buen fútbol, buenos resultados y buenas sensaciones por mucho que ayer no pudiese cerrar la temporada liguera con una victoria más que merecida por su trabajo sobre el césped de Butarque. Esta historia se acabó y a la vuelta de la esquina está ya esa final con la que todo el alavesismo lleva ya meses soñando.

Los jugadores llevan semanas destacando la relevancia que tenía no bajar el ritmo en la competición liguera si se pretendía alcanzar la final copera con un alto ritmo competitivo. El vestuario está convencido de que al Barcelona se le puede plantar cara, pero siempre partiendo de una base de buenas sensaciones. Y en estas últimas jornadas ha ido cosechando alegrías en forma de grandes resultados -siete jornadas consecutivas sin perder- y también con su fútbol más vistoso y alegre de todo el año. Por ejemplo ayer, y aunque el resultado afirme lo contrario, los albiazules pasaron por encima de un Leganés que solo se salvó por la falta de acierto de los vitorianos de cara a la portería defendida por Champagne, que sufrió un severo bombardeo. Una experiencia amarga que tiene que servir de aprendizaje de cara al próximo sábado, cuando hay que aprovechar al máximo cada oportunidad que propicie el Barcelona.

Finiquitó ayer el Alavés una temporada excelente por lo inesperado de sus sobresalientes registros. El objetivo era la permanencia y esa meta se alcanzó hace prácticamente dos meses. Incluso durante unas semanas hizo soñar este equipo con la opción de llegar a la Liga Europa, aunque los números de esta campaña hacían necesaria una hazaña para conseguirlo. No en vano, El Glorioso ha firmado 55 puntos, su segundo mejor registro en la máxima categoría. Por ejemplo, en la campaña 2001-02, el conjunto vitoriano fue séptimo y se clasificó para la Copa de la UEFA sumando un punto menos que esta campaña.

Además, el grupo de Pellegrino alcanza el cierre del curso con la certeza de que su rendimiento ha sido creciente a lo largo del año, tanto futbolística como numéricamente. El equipo que en las primeras jornadas basó su rendimiento en la seriedad defensiva y una efectividad colosal como visitante, es ahora un Alavés que se atreve a hacer muchas más cosas con el balón y que despliega un juego atractivo. En la primera vuelta se sumaron 23 puntos, mientras que en la segunda el registro se ha elevado hasta los 32, cifras que sitúan a los vitorianos entre los mejores en este último giro al calendario en el que tan bien ha rendido este Glorioso.