vitoria - Desde que el Alavés logró la permanencia de manera matemática a siete jornadas del final, todos y cada uno de los partidos que ha ido disputando desde entonces han sido interpretados como una suerte de prueba o ensayo de cara a la final de Copa. Un test de estrés si se realiza un paralelismo con el mundo de las finanzas para comprobar su capacidad de respuesta física y anímica ante un escenario adverso como el que, en este caso, representa medirse al Barça el próximo 27 de mayo en el Vicente Calderón. En este sentido, las pruebas llevadas a cabo hasta la fecha han ido mejorando conforme avanzaban las jornadas. Así, se derrotó al Villarreal (2-1) con suficiencia tras caer en casa la jornada anterior ante el Espanyol; continuó la senda de crecimiento el equipo en la visita a Las Palmas, donde después de una mala primera mitad, el conjunto albiazul fue capaz de rehacerse para firmar, al menos, un empate (1-1). El siguiente escalón en esta particular pretemporada antes de la final le llevó la víspera de San Prudencio a enfrentarse ante un rocoso Eibar que permaneció durante 64 minutos con un hombre menos. Así y todo, la escuadra de Pellegrino fue incapaz de derribar el muro armero y tuvo que conformarse con un raquítico empate a cero que devolvió las dudas a la grada. La incertidumbre, en cambio, apenas duró unos días porque el domingo siguiente, en la visita al Betis en su estadio, el Alavés y su segunda unidad se desquitaron con una borrachera de goles (1-4) que volvieron a levantar la moral de la tropa de cara a la esperada final.

Y llegó el derbi del domingo. El último ensayo hasta la fecha y, desde luego, el más fiable de todos los realizados dadas las especiales particularidades que lo rodearon. Circunstancias que invitan a pensar que lo ocurrido sobre el césped de Mendizorroza ante el conjunto vizcaíno bien podría ser, con todos los matices del mundo, muy parecido a lo que el Glorioso se encontrará el próximo 27 de mayo. Un test que resolvió con muy buena nota a partir de las siguientes aportaciones.

La primera de las coincidencias entre el último derbi y el partido de la final ante los culés respondería al propio planteamiento, especialmente en los primeros 45 minutos, donde los bilbaínos, como presumiblemente hará el Barca, se hicieron dueños del centro del campo y el balón, percutiendo la portería defendida por Fernando Pacheco en innumerables ocasiones. Para la mala suerte del Glorioso, no es probable que Messi, Neymar y compañía desaprovechen tal cantidad de regalos el día de la final.

El segundo elemento para la comparativa se centraría en la capacidad de sufrimiento mostrada por los hombres de Pellegrino no solo el pasado domingo sino a lo largo de toda la temporada. Un esfuerzo colectivo intenso y constante que deberá mantener ese mismo nivel el día 27. Si el equipo quiere tener alguna opción, ésta empezará por no negociar ni la actitud ni la entrega. Todos a una desde el minuto cero.

Es una de los grandes certezas de la final para el Deportivo Alavés, que su portero de referencia esté esa noche a la altura, como ya hizo sin ir más lejos en el derbi, desbaratando las clarísimas ocasiones de peligro que tocaba. Unas veces a Adúriz y otras a Williams o Beñat. De su inspiración esa jornada y su capacidad para transmitir confianza a sus compañeros dependerán también gran parte de las oportunidades de dar la sorpresa en la final.

El Alavés es uno de los equipos que menos goles encaja de la Liga, lo cual está muy bien, sin embargo es de los peores en su faceta ofensiva, lo cual resulta preocupante en tanto que el día de la final no tendrá más remedio que marcar. O en un lance de juego o en la tanda de penaltis llegado el caso. Por eso, dada además la sequía que atraviesa su delantero de referencia, Deyverson, deberá esmerarse la escuadra albiazul en aprovechar al máximo las pocas oportunidades que, en principio, va a tener. Ibai, Edgar, Santos o el propio Theo, como ya hizo el domingo, tendrán mucho que decir en este sentido.

Para poder levantar la Copa de campeones, el Alavés deberá realizar el partido perfecto, tener una pizca de suerte, que no la tenga el Barça y llevar al límite el reglamento, haciendo uso de ese otro fútbol con el que muchas veces también se ganan títulos. El fútbol europeo de los últimos tiempos está plagado de ejemplos y jugadores como Alexis, Manu García y Toquero deberán ser referentes, por la experiencia que atesoran, entre sus compañeros.

Lo dijo el propio Pellegrino tras el derbi contra el Athletic. “Cada vez tengo más jugadores que al saltar al campo no solo refrescan lo que hay sino que lo mejoran, lo cual representa una gran noticia”. Ese mismo espíritu debe estar presente en el día de la final. Para 15, 10 ó 5 minutos. Rubén Sobrino, Katai, Edgar o Romero deben ser capaces de mantener la tensión competitiva del equipo hasta el último entrenamiento.

El papel y la influencia de la afición albiazul es lo único que no admite discusión. El 27 de mayo, con total seguridad, ganará por goleada a la del Barça en la final. Lo demostró en los tiempos más difíciles de la historia reciente del club, lo lleva demostrando en la presente temporada -el último y espectacular ejemplo ante el Athletic en Mendi es lo más parecido a lo que los jugadores se van a encontrar en el Calderón- y lo volverá a hacer en el estadio colchonero. El equipo puede estar tranquilo por que la número 12 no flaqueará.