vitoria - Haciendo un símil educativo entre los libros y el fútbol podría asegurarse con rotundidad que el Deportivo Alavés ha sido en el presente curso un alumno casi modélico. Modélico, en primer lugar, porque se ha aplicado a conciencia durante todas las semanas lectivas y nunca ha dejado los deberes para última hora; modélico, en segundo lugar, porque ha aprobado todos sus exámenes con nota y modélico, en tercer y último lugar, porque lo ha hecho con la suficiente antelación -nada menos que siete jornadas-, generando un escenario de tranquilidad idóneo para preparar la reválida final del próximo 27 de mayo, donde el Glorioso se jugará el premio especial a una temporada tan ilusionante como la del regreso a Primera División. En este escenario regresa hoy el equipo al trabajo después de la jornada de descanso de ayer. Atiborrado de felicidad por haber conseguido la permanencia con tanta antelación, lo que sin duda representa tierra firme de cara al futuro del club, pero centrados y convencidos en no dejarse llevar en las seis jornadas de campeonato que restan e iniciar a partir de hoy una particular pretemporada de 39 días donde el profesor Pellegrino y sus muchachos podrán preparar a conciencia el gran “regalo” de la temporada, la final de la Copa del Rey del próximo 27 de mayo en el Vicente Calderón ante el Barça de Messi, Suárez, Neymar y compañía.

Hasta entonces, como se decía, casi seis semanas por delante de preparación y competición que deben servir al plantel albiazul para llegar al gran día con las suficientes garantías como para competir ante el equipazo azulgrana, al que en la primera vuelta ya derrotó de manera sorprendente en su propio feudo por 1 a 2. Otra realidad bien distinta ya fue el encuentro de vuelta en Mendizorroza en la jornada 22ª, donde la escuadra culé se cobró venganza y bajó los humos de un Alavés que venía de golear al Sporting en Gijón (2-4) con un incontestable 0 a 6 que lejos de crispar al alavesismo provocó el efecto contrario. Aquella tarde de graves incidentes en las horas previas entre ultras de ambas equipos, Mendizorroza despidió al equipo con una histórica ovación a pesar de la media docena de goles que se llevó al zurrón.

Como quiera que este tipo de derrotas no suelen resultar fiables más allá de la espectacularidad del propio resultado y como quiera también que una final a un partido es otro asunto bien distinto a pesar de la identidad del rival de turno, es de prever que las sensaciones y el optimismo entre la escuadra albiazul vayan creciendo en las próximas semanas conforme se acerque el día de la final. En este sentido, Mauricio Pellegrino, hombre dado a la calma y la prudencia, parece tener claro el objetivo durante los próximos 39 días.

dinámica positiva El primero y más evidente, algo que ya se pudo ver el pasado lunes ante el Villarreal, es entrar en dinámica positiva y abandonar esa peligrosa racha de partidos perdidos de forma consecutiva que el Alavés llevaba hasta entonces. Una cuarta derrota ante el submarino amarillo no solo hubiera agravado la peor racha de la temporada sino que hubiera hecho saltar todas las alarmas. En ese sentido, y una vez pasada la Pascua, el Alavés reaccionó, sumó no sin mucha suerte los tres puntos que le aseguraban la permanencia y recuperó las sensaciones de antaño para marcar un punto de inflexión. Sin la presión del descenso y con la tranquilidad de trabajar por un sueño en el que no hay nada que perder y sí todo por ganar, el plantel debe incidir a partir de ahora en mecanizar los automatismos defensivos y ofensivos que le han convertido en uno de los equipos revelación del campeonato y asumir con toda la naturalidad del mundo los dos sistemas que Pellegrino podría plantar ante el Barça, su clásico 4-2-3-1, que forma parte ya del adn de este equipo, y el esporádico 5-4-1 con tres centrales que se perfila como la alternativa o plan B en caso de que el Barça comience a poner problemas demasiado pronto.

once tipo A partir de ahí, el once tipo que suele acostumbrar la pizarra de El Flaco no debería ser carne de rotación más allá de lo estrictamente necesario en las seis jornadas que restan (tres en Mendizorroza y el resto fuera), puesto que con solo un partido de competición a la semana los jugadores llegarán a la gran cita de mayo sin la carga de trabajo y la fatiga que, por ejemplo, sí podrían sufrir los culés en caso de estar peleando hasta el final por la Liga o la Champions. “No hay mejor recuperación para un jugador que dejarle competir con el tiempo de descanso suficiente”, acostumbra a decir un reputado preparador físico vasco para advertir de lo nocivo que podría llegar a ser sentar en el banquillo a pilares fundamentales en este Alavés como Theo, Marcos Llorente o Camarasa.

Frescos de piernas y con la libertar psicológica de no tener que cargar con la presión del favorito, el Alavés también aprovechará esta pretemporada para recuperar tangibles como los jugadores lesionados, caso de Rubén Sobrino, que acumula ya varias semanas en el dique seco, y sobre todo intangibles como la alarmante falta de gol, sin duda la asignatura pendiente de esta temporada y que sitúa al 9 más habitual, Deyverson y sus seis goles, en el centro de todas las dianas junto a su compañero en punta Christian Santos, que a pesar de jugar muchísimos menos minutos que el brasileño suma a estas alturas del campeonato cuatro goles entre Liga y Copa.

El Alavés debe concluir el campeonato (restan seis jornadas) no solo lo más alto posible en la tabla sino sobre todo con una dinámica positiva que evite, sobre todo, rachas negativas como la que el lunes pudo dejar atrás ante el Villarreal.

Pellegrino ha de apostar en lo que resta de temporada por su once tipo, que salvo lesión o sanción no debe rotar.

40 días es tiempo de sobra para reforzar los mismos automatismos defensivos y ofensivos que han hecho a este equipo grande, especialmente a partir de su clásico 4-2-3-1 que tan buenos réditos le ha dado hasta ahora (en la primera vuelta sumó la friolera de 23 puntos, la gran mayoría de ellos como visitante además)

Si por algo se ha caracterizado este plantel es por primar siempre el bloque por encima de las individualidades, de ahí que para la gesta ante el Barça harán falta todos los integrantes del equipo al 100% de sus posibilidades, incluido Rubén Sobrino, que acumula ya varias semanas en el dique seco por una lesión muscular.

¿Se puede entrenar el gol?, ¿se pueden romper las rachas? El Alavés es el tercer peor equipo de la Liga en este sentido (31 goles) y su 9 de referencia, Deyverson, todo un ejemplo de manifiesta irregularidad. El problema es que su competencia, Christian Santos, tampoco suma.