Vitoria - El Deportivo Alavés necesitaba reconciliarse consigo mismo después de sufrir la peor racha de la temporada con tres derrotas consecutivas y, a pesar del sufrimiento final, acabó consiguiendo su objetivo con una victoria ante el Villarreal cimentada en una primera parte primorosa. Durante ese período inicial, el cuadro albiazul recuperó su mejor versión, explotó sus excepcionales bandas y buscó la portería rival con insistencia y, en esta ocasión, también con precisión. Un error de Theo le condenaría sufrir hasta el último segundo, pero en esta ocasión no hubo varapalo final que echase tierra sobre ese merecido triunfo que le sirve al Glorioso para recuperar la senda de las buenas sensaciones que había perdido con la serie de tres derrotas consecutivas sin marcar de la semana precedente.

Tras unos últimos partidos con algunas pruebas que no funcionaron tan bien como se esperaba, recurrió Pellegrino a ese once que tan buen resultado le dio en las mejores semanas del equipo. La única ausencia en el mismo fue la del sancionado Feddal, cuyo relevo tomó un Ely que se ha asentado en la alineación aprovechando perfectamente la oportunidad que se le ha presentado. También regresaba a la titularidad Toquero en su posición habitual de extremo.

Tomó el mando del juego el cuadro albiazul prácticamente desde el pitido inicial y comenzó a acogotar al rival con más profundidad que en comparecencias precedentes, cuando se le había olvidado buscar la portería rival. Con la idea de no repetir esos episodios bien clara, llegó una doble ocasión encadenada, con disparo de Ibai Gómez desde la frontal repelido por Andrés Fernández, que se levantó a tiempo para tapar la llegada de Deyverson, que había conseguido remachar el despeje.

El cambio en la balanza de la posesión le dio al Villarreal el respiro que necesitaba ante el pujante arranque vitoriano. Los amarillos consiguieron hacerse con el control y buscaron cansar las piernas locales a través de la circulación, llevando el balón de un lado a otro y tratando de percutir a través de centros desde los costados. Así, Pacheco hubo de intervenir por vez primera para atrapar un remate de Soriano.

Esa ocasión visitante supuso un nuevo cambio en la tendencia del partido. Otra vez, el Alavés pasaba a dominador. Trataba de cerrar Escribá el peligro que supone el equipo vitoriano en el despliegue por las bandas, con los extremos apoyando a los laterales. Pero con el paso de los minutos esa cuestión se le hacía prácticamente imposible. Toquero y Femenía percutían por la diestra; Ibai y Theo por la siniestra. El juego típico de este equipo, el que tan buenos resultados le ha dado: abrir, correr, centrar y buscar el remate.

Un servicio de Toquero despejado a la frontal por Mario lo cazó Ibai para sacar a relucir ese cañón de alta precisión que guarda en su pierna derecha. Zapatazo raso que se coló entre los defensas, que impedían ver a un Andrés incapaz de meter la punta de los dedos a ese balón que se colaba en la portería en el minuto 35. Apenas diez después, al borde del descanso, el partido se ponía definitivamente de cara. Tras recoger el rebote de una falta y combinar por la derecha, Femenía puso un servicio milimétrico en la testa de un Ely que no había regresado a la defensa y que cabeceó cual nueve para firmar el 2-0.

Quiso sobreponerse el Villarreal al doble y fenomenal bofetón que había recibido, pero en la reanudación se topó con el muro que supone la perfecta organización de un Glorioso que defiende como nadie. Cerrados los pasillos centrales, anulados los futbolistas con capacidad para el desborde a través de la individualidad, el Submarino Amarillo solo conseguía encadenar saques de esquina saldados en negativo.

Parecía ya el duelo una balsa de aceite cuando Theo cometió uno de esos errores imperdonables que tan caro se pagan. El galo regaló el balón, Bakambu sacó un duro remate y el esférico rebotó en Ely para hacer un globo y superar por arriba a Pacheco. Quedaban veinte minutos por disputarse y el Villarreal veía por fin una ocasión con la que ya casi ni soñaba.

Tocaba sufrimiento para amarrar una victoria vital desde lo anímico. Y ahí apareció San Fernando -también algún fallo inexplicable de Bakambu en el remate- para salvar ese triunfo que reconcilia al Alavés con la competición y corta de paso la peor racha de malos resultados de toda la temporada.

Por las bandas. El Alavés había tenido serios problemas ofensivos en las últimas jornadas, pero ayer recuperó su mejor versión, con muchas llegadas por las bandas a través de Toquero, Femenía, Ibai y Theo, y con este estilo le hizo muchísimo daño a un Villarreal incapaz de contrarrestar este juego.

Un fallo garrafal. Theo cometió un fallo grave que facilitó el 2-1 de Bakambu y el cambio de tendencia en un partido que ya se presumía resuelto. A partir de ahí, al cuadro albiazul le tocó sufrir muchísimo ante las acometidas del Villarreal, pero ahí estuvo siempre atento Pacheco.

De disfrutar a sufrir. El técnico alavesista recuperó el sistema y los jugadores -con la excepción del sancionado Feddal- que mejores resultados han dado esta temporada y el equipo protagonizó una primera parte brillante en la que vapuleó al Villarreal, acumuló ocasiones y, además tuvo acierto para marcar en dos ocasiones. En un partido controlado, comenzó a sufrir tras el tanto visitante.