En el mundo del fútbol casi nada se puede dar por imposible, pero conseguir un gol sin ni siquiera haber disparado entre los tres palos de la portería rival es una de esas cosas tan complicadas como que una moneda acabe cayendo de canto, situación que podría asemejarse a un autogol en el balompié. Como ninguna de esas dos acciones señaladas se produjo ayer en la visita del Deportivo Alavés al Espanyol, el cuadro vitoriano se quedó con su marcador en blanco por tercera jornada consecutiva y por duodécima vez en lo que va de temporada. Con los registros estadísticos en la mano -ni una ocasión de gol y ni un tiro a portería-, puede decirse sin temor a la equivocación que los problemas ofensivos del equipo de Mauricio Pellegrino alcanzaron su punto culminante -o, al menos, eso cabe esperar- en el encuentro disputado en el RCDE Stadium, donde El Glorioso fue menos incluso que habitualmente en este sentido en el que tampoco va sobrado de costumbre.

Los problemas de cara a la portería rival son el gran punto negro de este equipo desde que arrancase la temporada, siendo el peor de Primera División en este apartado. No es ya un simple problema de puntería, es que en muchos partidos le cuesta muchísimo tan solo buscar remates. Un ejemplo clarísimo se vivió en el arranque del encuentro de ayer, cuando el Alavés dominó con soltura y se plantó en la frontal en situaciones ventajosas que no fue capaz de culminar. De manera inexplicable, cuando el portero rival se encontraba ya enfocado, el balón regresaba a posiciones de menor amenaza.

Aunque ha habido partidos que marcan la excepción en los que la carencia de gol ha sido solo por cuestiones de puntería -generalmente, en Mendizorroza, como por ejemplo ante el Atlético de Madrid, al que se sometió a un bombardeo infructuoso-, por lo general no es este Glorioso un equipo que genere demasiadas oportunidades. Y menos aún a domicilio, donde su puntería ha estado bastante más atinada. Pero el cénit de la inoperancia llegó ayer ante el Espanyol, cuya portería quedó inmaculada de remates.

Se cerró en Barcelona una serie de tres encuentros consecutivos sin marcar -la peor del curso- en una semana que arrancó con varios fallos clamorosos en el Santiago Bernabéu, siguió con un enorme dominio desperdiciado ante Osasuna y concluyó sin ni siquiera probar los reflejos del meta perico.