Vitoria - Al Deportivo Alavés todavía le duele en las entrañas la profunda puñalada que sufrió en Anoeta en el que era su primer derbi en el retorno a Primera División. La visita a la Real Sociedad en la primera vuelta supuso un bofetón en toda regla para unos vitorianos que regresaron de Donostia con la sensación de haber sido vapuleados por su incapacidad para engancharse al nivel de exigencia e intensidad que requiere un duelo vecinal en el que fútbol y corazón van de la mano. Afortunadamente, esa desgarradora experiencia sirvió de aprendizaje de cara a lo que todavía estaba por venir y en sus visitas a El Sadar, Ipurua y San Mamés dio El Glorioso la talla anímica que se exige en este tipo de encuentros. Al contrario que el primero, fueron estos tres derbis disputados de tú a tú, sin ser nunca menos que el rival desde el factor emocional y poniendo sobre el verde ese punto de más en la intensidad que se requiere para este tipo de duelos. Un varapalo que sirvió para aprender, pero del que ahora la plantilla alavesista quiere cobrarse revancha en el retorno de la Real Sociedad a Mendizorroza.

En el estadio del Paseo de Cervantes el derbi se espera con las manos abiertas. Todo es motivo de celebración para un alavesismo que festeja cada partido. La trayectoria de su equipo roza la perfección y el objetivo de la permanencia está ya virtualmente asegurado. Es tiempo de soñar y, como la final de la Copa del Rey todavía está muy lejos, la ilusión se centra en una competición liguera en la que el cuadro albiazul marcha en un vagón central en el que su buen rendimiento le lleva a mejorar posiciones poco a poco. Europa se contempla en la lejanía y se trata de una meta casi utópica, pero a este equipo no parece que se le vaya a poder acusar de no intentarlo o de dejarse llevar.

El propio Mauricio Pellegrino es quien marca los objetivos del día a día. O del partido a partido. Su único reto es que su equipo mejore su rendimiento cada semana. Y casi siempre lo va consiguiendo. La espina clavada sigue siendo el rendimiento en Mendizorroza, donde al Alavés le cuesta horrores ganar a pesar de su ímpetu. El ejemplo reciente, una segunda parte espléndida ante un Sevilla que acabó pidiendo la hora pero que se fue de Vitoria con un punto en el zurrón. Una historia demasiadas veces repetida ya esta temporada con esa sensación de que se ha perdido demasiado por el camino.

También es una constante la capacidad de este equipo de plantar cara a cualquier rival que se le ponga por delante. No en vano, a la mayoría de los equipos de la zona privilegiada les ha restado ya puntos. Los Barcelona, Sevilla, Atlético, Villarreal o Athletic ya saben lo que es sufrir ante los vitorianos, algunos como los colchoneros por partida doble. De los equipos que actualmente ocupan zona europea contra los que no se ha jugado aún la segunda vuelta, el reto es arañar también algo positivo ante Real Sociedad y Real Madrid, ante los que en la primera vuelta se encadenaron dos derrotas consecutivas en lo que supone la peor racha de este proyecto.

En la búsqueda de esa nueva victoria en Mendizorroza que permita seguir creciendo, Pellegrino seguirá recurriendo al bloque fundamental en el que viene depositando su confianza a lo largo de las últimas semanas y al que, además, se le van añadiendo piezas que aportan en positivo desde el banquillo o que cubren las diversas ausencias con plenas garantías y dan continuidad a la labor coral del colectivo. En esta ocasión será Rodrigo Ely el que tenga que asumir galones en un eje de la zaga en el que al brasileño le tocará estrenarse como titular ante las bajas de Feddal y Alexis.

Mucho más preocupante es la situación para Eusebio, sin referente como Iñigo Martínez, Illarramendi, Zurutuza y Willian José.