Vitoria - Desde luego, ayer no fue un día ordinario en Mendizorroza. No por la asistencia, que una vez más fue excelente con 19.118 asientos del estadio ocupados, sino por las circunstancias que se dieron en diferentes ámbitos. El primero, el deportivo, fue el mejor de todos. Y es que, a pesar de la excelente temporada que están completando los pupilos de Mauricio Pellegrino, enfilar los vestuarios con tres puntos en el bolsillo no ha sido nada habitual jugando en casa, dado que solo había ocurrido en dos ocasiones con anterioridad en la competición liguera, aunque en el recuerdo todo el alavesismo guarda la gran fiesta que supuso la clasificación para la final copera tras superar al Celta.

Era la primera vez esta campaña que Mendizorroza tenía que acoger un encuentro en el criticado horario de la una de la tarde del sábado. Mucho se ha hablado, y casi nada para bien, de esta modificación de LaLiga y su redundancia negativa en las asistencias a los estadios. Nada más lejos de la realidad en el Paseo de Cervantes, donde de nuevo casi todos los asientos se encontraban ayer ocupados. Los 19.118 asistentes suponen la sexta mejor asistencia en los trece compromisos ligueros, pero solo a un puñado de espectadores de las dos inmediatamente mejores que se dieron ante Leganés (19.126) y Atlético de Madrid (19.152). Por lo tanto, el experimento funcionó.

Dentro de una jornada de especial colorido en la que los habituales tonos azul y blanco se vieron acompañados de disfraces de todo tipo, destacaba la presencia en las gradas de muchos seguidores valencianistas. Tras los desplazamientos de Barcelona y Real Madrid, que atraen a muchos aficionados de estos equipos de localidades aledañas, el conjunto che ha sido el visitante con más respaldo en Mendizorroza, también en lo referido a la numerosa prensa desplazada. En muchas zonas de la grada, aficionados valencianistas se levantaron para celebrar el gol de Carlos Soler, aunque luego se fuesen decaídos por la derrota sufrida por su equipo.

Entre todos ellos, en la Tribuna Principal destacaba la presencia de un pequeño grupo de seguidores ataviados con pañuelos anudados a la cabeza con la bandera de Valencia. Al frente de todos ellos, la Fallera Mayor, con su tocado y todo. Triunfó el disfraz en la grada, ya que el protagonista en cuestión del mismo se hizo incluso más fotos con la gente que el Zorro Babazorro. Incluso las radios aprovecharon para entrevistar al personaje que dio toque fallero a la fiesta de Mendizorroza.