Vitoria - El Deportivo Alavés alcanza hoy uno de esos partidos que se erigen en cruce de caminos dentro de una temporada. Uno de esos encuentros que, dependiendo del resultado del mismo, acaban marcando las aspiraciones de futuro. El objetivo de El Glorioso desde que arrancase la campaña no es otro que asegurar la permanencia durante un curso más. Lo que se dice asentar los cimientos para seguir creciendo. En cambio, la buena trayectoria del equipo de Mauricio Pellegrino hasta la fecha propicia que ese mínimo ya esté al alcance de la mano. Y con mucha competición todavía por delante, al tiempo que se consiguen cuanto antes los puntos que aseguran la salvación también se ha abierto una puerta a la ambición que supondría pelear por regresar a Europa. O, como mínimo, a acabar la temporada en el mejor puesto que sea posible. En esta tesitura de mirar hacia arriba y olvidarse definitivamente de lo que hay por abajo, el duelo con el Valencia se presenta como un partido fundamental.

Las grandes emociones que el alavesismo está experimentando en los últimos tiempos no han conducido, afortunadamente, a que el equipo separe los pies del suelo ni siquiera un ápice. La buena clasificación liguera, la cercanía del objetivo de la permanencia y la presencia en la final de la Copa del Rey son premios que han ido llegando a base de trabajo duro sobre el césped. Y, precisamente, en esa línea se quiere mantener un vestuario que no se da por satisfecho con lo conseguido hasta ahora. Con calma, serenidad y mesura, sin olvidar nunca su identidad. Pero también con la ambición por bandera, tratando de sacar provecho a la ola de positivismo que empuja con fuerza al Glorioso.

El Alavés de Pellegrino se ha convertido en un equipo rocoso y difícil de superar, pero aún le falta el salto de calidad. Y aspira a darlo hoy encadenando una segunda victoria consecutiva que dejaría resuelta la cuestión de la permanencia y permitiría dar otro importante salto hacia la zona noble. La jornada se abre con solo cinco puntos de desventaja con respecto al séptimo puesto, para el que se augura una pelea fenomenal por la enorme cantidad de implicados en la misma. Uno de ellos, el propio conjunto vitoriano, que sabe que es una empresa sumamente complicada pero que no se resigna a convertir su final de curso en un viaje anodino sin objetivo alguno.

Persiguen los albiazules la segunda victoria consecutiva y la tercera del curso en un Mendizorroza en el que las alegrías no se han prodigado para nada en la competición liguera. Suerte que está ahí la clasificación para la final de la Copa rubricada en el Paseo de Cervantes ante el Celta, ya que no han sido demasiados los finales sonrientes para un equipo que solo se ha impuesto como local a Granada y Betis en lo que va de curso.

el mejor valencia, cansado Los alavesistas persiguen sumar tres puntos por segunda semana consecutiva ante un rival que llega a Vitoria en su mejor momento del curso. Los problemas del Valencia no son ni medio normales para un club de su condición, pero, gracias a la salvadora mano de Voro, ha conseguido eludir el fantasma que ya se llevó por delante a otras entidades de su cache que, sin comerlo ni beberlo, acabaron en el pozo de la Segunda División tras una mala campaña. El cuadro valencianista acumula siete puntos en sus tres últimas comparecencias y se ha dado un respiro en la clasificación que aspira a que sea ya definitivo.

Los de Voro se encuentran en plena resurrección, pero llegan a este partido en clara ventaja con respecto al Alavés. El Valencia jugó el domingo, lo hizo el miércoles y lo vuelve a hacer en jornada sabatina. Y todavía tiene por delante otro encuentro el martes y, ya tras un poco de reposo, el domingo. Tras el enorme esfuerzo realizado contra Athletic y Real Madrid en Mestalla, la recuperación física de los levantinos no ha sido la mejor posible -tampoco la preparación táctica- para hacer frente a un duelo que, desde esa vertiente, será previsiblemente de mucho desgaste.

De esas peculiaridades del calendario del rival tratará de sacar provecho el cuadro albiazul, que precisamente es un especialista en convertir los partidos en duelo agónicos de una enorme exigencia física. Ritmo, ritmo y más ritmo es el que necesitan los vitorianos, que, sobre todo en Mendizorroza, recuerdan a ese tipo de fútbol a la antigua usanza en el que los ánimos de la grada enardecían a unos jugadores que no dejaban ni un segundo de correr y volcarse en el ataque.

Salvo enorme sorpresa, el Alavés volverá a ser el mismo equipo reconocible de los grandes partidos. En estos momentos, Pellegrino tiene su once muy bien definido y, además, le está ofreciendo muy buenos resultados. El único cambio vendrá por obligación, ya que la ausencia del sancionado Deyverson abre las puertas de la titularidad a Christian Santos. El técnico albiazul afirmó ayer abiertamente que el venezolano va a ser hoy titular, así que tendrá la oportunidad de estrenarse como goleador en casa.