Vitoria - Todo hace indicar que el próximo sábado 27 de mayo el alavesismo se desplazará a Madrid para asistir a la primera final de la Copa del Rey en la historia de El Glorioso. Si no media una sorpresa enorme, el estadio Vicente Calderón, sede del Atlético de Madrid, será el escenario seleccionado para que Barça y Alavés se jueguen el título. Un desplazamiento cómodo para los aficionados vitorianos y un recinto que permitiría dar cabida a todos los abonados del club en una cita en la que, con total seguridad, la masa albiazul se incrementará hasta cifras insospechadas y llegarán requerimientos de entradas desde los puntos más diversos del orbe. El aspecto fundamental para que un estadio acoja una final de Copa es que el club propietario del mismo reclame su organización. Hasta la fecha, ha sido el Atlético el único que ha requerido que sea su campo el que acoja el último partido de este torneo. La presente es la última temporada en activo del Vicente Calderón ante el inminente cambio de los colchoneros al nuevo Wanda Metropolitano y, con su club todavía en competición, el presidente Enrique Cerezo anunció el pasado 20 de enero que habían iniciado los trámites para que la final copera ejerza de encuentro de despedida del estadio situado en la ribera del Manzanares.

En las próximas semanas se llevarán a cabo diversas reuniones entre los clubes finalistas y la Federación para dictaminar todo lo referido a los aspectos organizativos, pero el primer aspecto a definir es el escenario del mismo. Todo hace indicar que será Calderón, ya que no se han presentado candidaturas alternativas y para los dos clubes, pensando en sus aficiones, sería el desplazamiento más cómodo y también el que más cantidad de entradas ofrecería, ya que cuestiones como que se juegue en el Santiago Bernabéu, en el mismo Madrid, ni se plantean con los precedentes que existen. San Mamés sería la otra opción más atractiva -escenarios como Sevilla o Valencia ni se plantean en el Paseo de Cervantes-, pero ni Bilbao ni el Athletic parecen dispuestos a solicitar la final. Si finalmente se cumple la previsión y el Vicente Calderón es la sede elegida, el estadio del Atlético acogerá su decimocuarta final copera desde su inauguración el 2 de octubre de 1966.

La primera se celebró en la campaña 1972-73 con victoria del Athletic ante el Castellón (2-0). La última data de la pasada campaña, con triunfo en la prórroga del Barcelona frente al Sevilla (2-0). Precisamente, los datos de esa última final pueden ser tomados como referencia de los que los aficionados pueden esperarse el próximo 27 de mayo. La Federación acostumbra a destinar a cada finalista en torno al 40% del aforo del campo, reservándose el 20 % para sus compromisos. En 2016, Barcelona y Sevilla recibieron 19.301 entradas cada uno, de entre 50 y 240 euros. Una cantidad inferior -un 35 % de los casi 55.000 asientos del recinto- a la que percibieron los finalistas de las anteriores finales en ese estadio, ya que en 2005 (Betis y Osasuna), 2008 (Valencia y Getafe) y 2012 (Barcelona y Athletic) cada club dispuso de 20.000 entradas.

Dichas cifras asegurarían, al menos en teoría, que todos los abonados del Alavés -15.378, a los que hay que añadir los que se hayan sumado ahora con el carné de media temporada- dispusiesen de entrada para la final. Eso sí, habría que esperar a ver las decisiones del club en este sentido, ya que podría llegar a reservarse una cantidad superior a la diferencia que existe entre el número de socios y el de pases con los que contará. De cara al aficionado, se trata de un viaje de los más cómodos, ya que se puede efectuar en coche particular, a través del tren o del autobús e, incluso, por avión y la duración del trayecto no es excesivamente larga, ya sea desde Vitoria o desde el resto de los puntos desde los que los alavesistas llegarán a la final. Además, a nivel de alojamiento Madrid ofrece opciones variadas y prácticamente ilimitadas.

el alavés jugará de visitante Con la televisión, los clubes habrán de acordar la hora del partido, que seguramente no comenzará antes de las 21.30 horas. Lo que ya está fijado de antemano es la condición de los equipos: el Barcelona actuará como local, mientras que el Alavés será el visitante. Para fijar este aspecto se recurre al año de fundación de cada club y la entidad blaugrana es veintiún años más antigua que la vitoriana. Esta circunstancia propiciará, salvo cambio acordado entre los clubes, que El Glorioso no pueda jugar la final con su indumentaria habitual por la coincidencia de colores con la azulgrana barcelonista. La entidad del Paseo de Cervantes tendrá que recurrir a la segunda equipación del presente curso, como ya hizo en la visita al Camp Nou combinando la camiseta carmesí con el pantalón blanco. La otra opción pasaría por la confección de una equipación conmemorativa, como ya se hizo en la final de la UEFA. Aspectos todos que se habrán de ir determinando en las próximas semanas, en las que comenzará una preparación frenética para esa final que ya es motivo de conversación de todo el alavesismo.

de mayo. La gran cita para el alavesismo llegará el próximo sábado 27 de mayo. La final de la Copa se celebra una semana después de que concluya la Liga.

finales de copa. El estadio Vicente Calderón ha acogido hasta la fecha trece finales

coperas, la primera en 1973

y la última en 2016.

Espectadores. El estadio madrileño tiene capacidad para casi 55.000 personas, pero el aforo se suele reducir en las finales por motivos de seguridad.

Entradas. En la última final en el Calderón, Barcelona y Sevilla recibieron cada uno 19.301 entradas, cifra sensiblemente inferior a las 20.000 de las tres finales precedentes en ese estadio.

euros. Las entradas más baratas para los aficionados en la última final costaron 50 euros,

mientras que el precio de las

más caras alcanzó los 240.

Días. Quedan por delante algo más de dos meses y medio para que el Deportivo Alavés dispute su primera final de Copa del Rey y la segunda final de su historia.