Vitoria - El Deportivo Alavés tiene muchos objetivos marcados para el último compromiso liguero del año en Mendizorroza, pero todos ellos se resumen en una palabra: ganar. Una victoria le serviría al equipo vitoriano para asentarse en la zona templada de la clasificación y alcanzar los 21 puntos en su casillero, una cifra que supondría haber recorrido la mitad del camino para alcanzar esos teóricos 42 en los que históricamente se ha situado el mínimo para salvarse en Primera División, aunque realmente en las últimas temporadas la cifra necesaria para conservar la plaza ha sido bastante inferior a la que se marca como referencia.
El equipo de Mauricio Pellegrino persigue mañana quitarse de encima la mala racha que atraviesa en Mendizorroza y que, precisamente, es la que le impide navegar por la máxima categoría con mayor comodidad todavía de la que ahora disfruta. Su excepcional rendimiento como visitante ha sustentado su tranquilidad hasta la fecha, pero dentro del vestuario todo el mundo es consciente de que es necesario mejorar el rendimiento en casa. Más aún ante un nuevo rival directo como el Betis, con el que actualmente se iguala a 18 puntos en la tabla clasificatoria. Esos fallos en el estadio del Paseo de Cervantes contra oponentes de nivel similar son, en estos momentos, el principal punto negro de este proyecto.
Alcanzar los 21 puntos antes del parón de las vacaciones navideñas supondría también conseguir una cifra que bien podría haberse firmado como el objetivo de la primera vuelta cuando todavía quedarían tres partidos para cerrarse la misma ya en el mes de enero. La mitad de esos 42 puntos que se marcan como cifra a alcanzar de partida llegarían con los partidos ante Athletic, Celta y Leganés aún por disputarse, tres compromisos en los que la cifra podría seguir ampliándose para seguir sumando cuotas importantes de tranquilidad.
Además, sumar mañana el triunfo ante el Betis supondría llegar a las vacaciones con un margen de nueve puntos con respecto a la zona de descenso, que ya es seguro que se va a quedar en doce puntos pase lo que pase en esta última jornada del año. El último clasificado, Osasuna, no puede alcanzar dicha cifra con sus siete puntos actuales. Sí puede hacerlo en Granada, que tiene nueve puntos. Con doce se encuentran el Sporting y el Valencia. El cuadro gijonés, el tercero que descendería en estos momentos, recibe al Villarreal y podría incrementar su registro o quedarse estancado, pero los de Cesare Prandelli no podrán pasar de su actual cifra de momento al tener aplazado su partido contra el Real Madrid -previsiblemente se disputará el 22 de febrero- por la presencia de los blancos en el Mundialito de Clubes.
persiguiendo la tranquilidad Con 21 puntos y nueve de ventaja con respecto a la zona roja, las vacaciones serían de extremada tranquilidad en las oficinas del Paseo de Cervantes, ya que las perspectivas de permanencia serían muy elevadas e, incluso, se podría pensar en una campaña de regreso a Primera División mucho más tranquila de lo previsible. La verdad es que ni los más optimistas del club podrían haber esperado unos primeros meses de tanto rendimiento para un equipo recién ascendido que fue sometido a una profunda remodelación el pasado verano para comenzar el proyecto prácticamente desde cero.
Eso sí, todo lo que no sea ganar serviría para seguir generando dudas. Más que por la situación clasificatoria -con un empate se aventajaría en siete puntos al primer equipo en descenso y con una derrota la renta se mantendría en seis puntos-, por la incertidumbre que el equipo seguiría destilando en sus encuentros como local, donde solo se ha podido ganar al Granada -y cuando estaba en su peor momento, ya que tras su derrota en Mendizorroza fue destituido Paco Jémez- a pesar de que han pasado ya por Vitoria varios de los equipos de las zonas media y baja de la tabla ante los que como mucho se ha empatado y se han dejado escapar muchos puntos.