Punto, set y partido. De esta forma, y siguiendo el analogismo con el tenis, el Alavés solventó ayer el primero de sus compromisos coperos de esta temporada ante el Nástic por la vía rápida y sin, aparentemente, muchos problemas. Bastaron dos zarpazos de Gaizka Toquero y otro más de Christian Santos -después de una clara mano, eso sí- para fijar el pase a los octavos de final y dejar el partido de vuelta del próximo 22 de diciembre en Mendizorroza como un mero trámite donde Pellegrino volverá a tener la oportunidad de dar minutos a todos aquellos jugadores con los que hasta la fecha no está contando. Varios de ellos, por cierto, vieron ayer por fin cumplida su oportunidad de debutar de manera oficial en el presente curso con la camiseta albiazul y reivindicaron su papel dentro del colectivo. Bien es cierto que algunos más que otros.
En cualquier caso, fueron el joven Manu García Alonso, cedido por el Manchester City, y el gallego Manu Barreiro, quienes se estrenaron con 31 y 11 minutos, respectivamente, si bien el punta gallego, por las expectativas creadas en torno a su posible concurso ayer dentro del once titular, no terminó de encajar bien su tardío salto al campo, de ahí que los gestos de malestar resultaran evidentes a la conclusión del partido. En una situación parecida en cuanto a falta de ritmo y minutos se encontraba Rubén Sobrino, que también saltó al terreno de juego mediada la segunda parte para demostrar en los casi 30 minutos que estuvo en el campo el ímpetu y las ganas de agradar a Pellegrino dentro de la espesura que ayer campó a sus anchas, y de la que parecieron contagiarse albiazules llamados a dar un paso adelante como Katai o Espinoza.
los nervios de ortolá En este baile de movimientos en el banquillo, el único jugador que a estas alturas continúa sin debutar en el equipo es el vitoriano Sergio Llamas, al que el Alavés probablemente abra la puerta de salida en el mercado de invierno. Entre ese posible grupo de salientes, quien seguro que no estará será Ortolá, que ayer debutó en la portería de forma oficial con demasiados nervios. Dos errores suyos en la salida con el pie a punto estuvieron de costarle al Alavés sendos goles.