Vitoria - Muy a su pesar, Iraultza 1921 se ha convertido en las últimas semanas en parte de la actualidad del Deportivo Alavés y, para tratar de analizar la situación y buscar una forma de actuación de cara al futuro, la peña ha convocado esta tarde (18.00 horas en el frontón Olave) a sus socios a una asamblea en la que se analizará lo ocurrido en los últimos partidos y se analizarán soluciones para tratar de que el grupo de animación no sea masacrado a base de multas o corra riesgos aún mayores todavía que los económicos. Y es que la peña está pendiente todavía de las posibles sanciones de la Comisión Antiviolencia por todos los sucesos que LaLiga denunció en el transcurso del último Alavés-Real Madrid, pero la preocupación va mucho más allá de ese episodio concreto. Bajo el lema Ser albiazul no es un delito, desde Iraultza 1921 se pretende que no se repitan episodios similares a los vividos por los grupos de animación de otros clubes, ya que algunos han llegado a desaparecer por la presión de las multas e, incluso, varios de ellos han acabado sufriendo detenciones por parte de la policía. La preocupación es profunda, pero tanto más lo es la indignación. Sobre todo por los sucesos del pasado sábado a la salida de El Sadar, cuando, sin aparente motivo alguno, la Policía Nacional cargó con dureza contra la afición alavesista que abandonaba tranquilamente el estadio. Un suceso que, más allá de Vitoria, apenas ha tenido repercusión cuando una semana antes se puso a parte de la afición alavesista en el ojo del huracán por insultos, actos de desprecio y una agresión.

Ese partido contra el Real Madrid estuvo en boca de todo el planeta fútbol por las imágenes que se difundieron por las televisiones, pero no es lo único que preocupa a un grupo que ha visto crecer la vigilancia y la presión en torno a sí desde el ascenso a Primera División. La política de LaLiga de denunciar todo lo que considere como “incitaciones a la violencia, insultos o comportamientos intolerantes” se plasmó a la perfección en dicho encuentro en el que la patronal tramitó hasta ocho denuncias por esas razones.

actos individuales, no de grupo En esos escritos se recogen insultos o actitudes de desprecio como enseñar el culo o los genitales y se entiende que esas denuncias pueden derivar en un castigo desproporcionado teniendo en cuenta las acciones referidas. Además, en las denuncias se señala a Iraultza como colectivo, pero hay actos que no son grupales que se entiende que solo deberían ser responsabilidad de quien los comete. Y es que no todos los aficionados que ocupan la grada de Polideportivo -Arabako Garrasia- pertenecen a la peña ni tampoco de todo lo que se les acusa es su responsabilidad. Por ejemplo, la agresión a un seguidor madridista, que en realidad no fue cometida por ningún miembro de Iraultza.

Esa sensación de persecución hacia la peña no es nueva. El viernes previo a dicho partido contra el Real Madrid el grupo anunció la suspensión de la kalejira que tenía prevista desde la plaza de la Virgen Blanca hasta Mendizorroza. Además de verse obligados a cumplir con trámites y condiciones mucho más severas que antes, la agrupación ha recibido ya unas cuantas multas debidas a la especial vigilancia que tienen ahora sus actuaciones. El problema es que dentro de un grupo tan grande y heterogéneo no se pueden controlar a todos los individuos. Así, cualquiera que se sume a una de sus marchas, sea o no componente de la peña, puede cometer una imprudencia que se le achaque directamente el colectivo, que es al que van a parar unas sanciones económicas que se han multiplicado esta temporada. La idea aquí parece clara y lo que el colectivo pretende es que, como es lógico, sea el individuo que cometa una infracción el que pague por ella.

A pesar de la suspensión de la kalejira, los ocupantes del fondo de Polideportivo fueron sometidos a un riguroso cacheo antes de su acceso al estadio para ese partido contra el Real Madrid en el que las medidas de seguridad en el entorno del recinto deportivo se incrementaron de manera significativa. Se buscaba material pirotécnico, objetos que se pudiesen arrojar al césped o pancartas insultantes. Una situación bastante fuera de lo normal teniendo en cuenta que esos elementos no son nada habituales en Mendizorroza.

el silencio de laliga Desgraciadamente, lo peor de todo estaba todavía por llegar. Como ocurrió el año pasado, el derbi entre Osasuna y Alavés contó con unas medidas de seguridad especiales ante el desplazamiento masivo de aficionados desde Vitoria. Como cabía esperar, nada raro sucedió ni en las calles de Pamplona ni dentro de El Sadar entre dos aficiones hermanadas. La sorpresa llegó a la hora de abandonar el estadio, cuando la afición albiazul sufrió la carga de la Policía Nacional. Según palabras de los allí presentes, una actuación injustificada y de violencia desmedida al no existir provocaciones previas. Pero de eso no se ha hablado más allá de Vitoria y, de momento, no existen denuncias de LaLiga o una investigación por la actuación policial que causó lesiones a varios seguidores albiazules, muchos de ellos que nada tienen que ver con la propia Iraultza, que entiende que existe un claro doble rasero a la hora de enjuiciar las acciones de unos y otros. En esta tesitura, el grupo tratará de recabar hoy las opiniones e ideas de sus componentes para buscar soluciones de cara a futuro.