Vitoria - Mauricio Pellegrino se había tomado las diez primeras jornadas como período de prueba para su Deportivo Alavés, pero era cuestión obligada esperar a la undécima fecha del calendario, justo antes del tercer parón del curso por la disputa de partidos internacionales de selecciones, para proceder a un balance del arranque de la campaña. Precisamente, la victoria del sábado en El Sadar es la que permite afrontar las dos semanas venideras sin competición liguera con suma tranquilidad. En la zona media-baja de la tabla, El Glorioso maneja una renta de cuatro puntos sobre los puestos de descenso. Y, lo mejor de todo, esos tres puntos sumados ante Osasuna han servido para atajar el primer momento de crisis del año, ya que en los cuatro partidos precedentes se habían acumulado un empate y tres derrotas, un solitario punto que había hecho desaparecer el colchón de seguridad forjado con anterioridad.
Las once primeras jornadas dejan claro que el Alavés cuenta con potencial suficiente como para no sufrir en su objetivo único de la permanencia, pero evidencian también que para conseguirlo tendrá que ir al límite en cada uno de sus compromisos. Las bajadas de tensión en Primera se pagan caras y no es casualidad que la única tarde en la que el equipo de Pellegrino salió perdido, en el derbi con la Real Sociedad, acabase goleado y sin ninguna opción de puntuar.
Precisamente, al carácter competitivo de este Glorioso hay que agarrarse para mirar al futuro con optimismo. Quitando ese punto negro, en los otros diez compromisos ligueros disputados el cuadro vitoriano ha dado la cara y ha tenido opciones reales de puntuar. Y eso teniendo en cuenta que se ha enfrentado a la gran mayoría de los equipos que actualmente ocupan los puestos de privilegio -solo le falta el Villarreal entre los que en estos momentos jugarían en Europa- no es poco decir. Más allá de los resultados, el Alavés es un grupo batallador y a esa cualidad tiene que agarrarse para eclipsar sus taras.
De lo visto hasta la fecha, el principal problema albiazul se encuentra en su ofensiva. Hacer gol cuesta. Y mucho. Solo cuatro equipos en Primera llevan menos de las once dianas vitorianas. Y eso a pesar de que Deyverson se ha mostrado como un punta ciertamente letal con cuatro tantos que suponen más de un tercio de la producción del equipo. El problema es que detrás del brasileño no ha aparecido todavía nadie consistente en esta tarea al acumular un gol por cabeza Manu García, Ibai Gómez, Toquero, Edgar, Camarasa, Laguardia y Santos.
En algunos partidos las ocasiones han sido contadas, pero en la mayoría lo que ha fallado ha sido la efectividad a la hora de aprovechar los mejores minutos de juego. No hay que irse muy lejos para encontrar ejemplo claros de este problema. Ante Osasuna no se consiguió marcar en una primera parte sensacional en la que se generaron muchas y buenas oportunidades, aunque después, cosas del fútbol, el tanto acabó llegando en una segunda parte en la que apenas se dispusieron de ocasiones para marcar.
Es evidente que el Alavés tiene que aprender a rentabilizar sus mejores minutos de juego -los manidos pequeños detalles de los que suele hablarse- para así convertirse en un equipo todavía más efectivo en sus compromisos merced a la seguridad defensiva que exhibe. Fernando Pacheco solo ha encajado quince goles, lo que sitúa al cuadro albiazul en la zona media de la categoría. Pero hay que tener en cuenta que prácticamente la mitad, siete, llegaron repartidos en solo dos encuentros, los tres que le marcó la Real Sociedad y los cuatro que le endosó el Real Madrid. Dejando al margen ese par de excepciones, el registro desciende a solo ocho tantos recibidos en los otros nueve compromisos disputados.
cinco hasta navidad El sistema defensivo -ya sea con cuatro atrás o en la variante de cinco que se han ido alternando- ha funcionado con una eficiencia elevada desde el arranque del curso y esa seguridad es la que le ha permitido al Glorioso ir creciendo. Encajar poco es una ventaja enorme, ya que genera confianza. Y más importante todavía es para equipos a los que les cuesta mucho marcar. Ese balance entre una defensa poderosa y un ataque a veces falto de colmillo da como resultado un conjunto al que es difícil batir, pero al que también le cuesta ganar.
El balance global del Alavés es bueno, ya que siempre resulta complicado adaptarse a una nueva categoría y más aún teniendo en cuenta las vicisitudes que arrastraba este equipo. No obstante, no se puede caer en un estado de autocomplacencia. Cualquier mala racha, y ya se ha pasado una importante, echa por tierra todo el trabajo anterior. Con cinco partidos por delante antes del parón navideño -Espanyol, Villarreal, Las Palmas, Eibar y Betis-, el objetivo es sumar puntos ante rivales directos -el otro apartado, junto al gol, donde más hay que mejorar, sobre todo después de empates en Mendizorroza ante Sporting, Deportivo y Málaga- que permitan seguir acumulando tranquilidad para ir acercándose a esos 42 puntos -aunque todo hace indicar que se necesitarán menos- que teóricamente marcan la salvación.