Pamplona - A muchos entrenadores les gusta experimentar sacando de su posición natural a algunos jugadores y en su particular teoría de ensayo-error también Mauricio Pellegrino realiza sus experimentos con gaseosa. El de ayer afectó directamente a dos extremos que no están habituados a serlo. O que no lo eran en su momento. Y es que lo de ver a Gaizka Toquero en la banda derecha se está convirtiendo en algo habitual cada vez que juega el vitoriano. La gran novedad fue la presencia de Theo como extremo zurdo, ganando metros sobre el césped con respecto a su habitual presencia en el lateral.
Precisamente, la alineación inicial invitaba a pensar que el francés iba a formar parte de nuevo de una defensa de cinco piezas, pero el entrenador alavesista sorprendió situando a Raúl García como lateral y al galo muchos metros por delante. No en vano, el jugador cedido por el Atlético de Madrid se ha destapado como la pieza ofensiva más determinante de este equipo, el único prácticamente capaz de desequilibrar con su mezcla de potencia física y talento. Quizá por eso, el preparador argentino pensó que acercarlo al área rival sería la solución más adecuada para que no se desgastase en un sube y baja constante.
Respondió con creces Theo en esa nueva demarcación. Y, una vez más, fue la principal amenaza para el rival. En la primera jugada le dio un pase a Toquero que el vitoriano casi convierte en gol y su insistencia, aunque en muchas ocasiones pareciese peleado con el balón, acabó teniendo premio. En una de sus innumerables cabalgadas, Unai García le derribó cuando se internaba en el área. Un penalti que marcaría Christian Santos, pero que se inventó uno de los nuevos ídolos del alavesismo.
Si la reconversión de Theo entra en el lado del balance de los aciertos, la fijación por llevar a Toquero a la derecha va directamente al de los errores. Es curioso que José Bordalás dijese ya la pasada temporada que el vitoriano no es un jugador para actuar en banda y se empeñase en situarle ahí en el tramo final del curso. Lo que piensa Pellegrino no se sabe, pero la evidencia es que le gusta escorado al costado derecho ya que es donde ha jugado los últimos partidos. Y el ayer capitán no está cómodo ahí porque le cuesta generar ventajas. Lo intenta, como siempre, pero le falta la chispa final de un jugador que rinde mucho mejor al lado de un nueve.