donostia - La principal carta de presentación de este Deportivo Alavés en su regreso a la máxima categoría después de una década fueron sus notables comparecencias en el Vicente Calderón y en el Nou Camp. Arrancar la temporada con dos visitas a los feudos de dos de los conjuntos más potentes del Viejo Continente en las tres primeras jornadas supone un examen de enorme calado para cualquier equipo pero mucho más todavía si, como es el caso, se trata de un recién ascendido. Sin embargo, en ambos compromisos la escuadra albiazul dio la talla y conquistó un extraordinario botín de cuatro puntos de los seis que se pusieron en liza.
Para poder alcanzar ese tesoro, El Glorioso tuvo que poner sobre el tapete una de sus principales virtudes, la capacidad de llegar hasta la portería rival y una efectividad notable. Gracias a ello pudo anotar un gol en descuento que le proporcionó un empate que parecía imposible ante el Atlético de Madrid y batir nada menos que en tres ocasiones (aunque uno de los tantos fue anulado por fuera de juego) al guardameta del Barcelona para hacerse con una victoria con la que nadie contaba.
Los más incrédulos podían argumentar que se trataba de una simple casualidad. La suerte del novato venían a decir. Sin embargo, el paso del tiempo se encargó de demostrar lo contrario. Porque, en sus dos siguientes compromisos lejos de Mendizorroza, el Deportivo Alavés también volvió a marcar. Y en escenarios muy poco proclives a conceder alegrías a sus visitantes. Y es que continuando con su particular cordillera pirenáica del inicio de temporada el conjunto de Mauricio Pellegrino se enfrentó, por este orden, a Valencia y Sevilla.
con buenas credenciales Otras dos citas de máxima dificultad en las que, desgraciadamente, no pudo incrementar su cuenta de puntos pero que concluyeron con idéntico resultado. Un 2-1 que ponía de relieve la capacidad del equipo para obligar a su oponente a marcar como mínimo dos goles si deseaba quedarse con la victoria. Unas credenciales más que positivas y al alcance de muy pocos conjuntos dentro de la Primera División. Con estos avales acudía esperanzada la expedición alavesista ayer a San Sebastián pero, desgraciadamente, en Anoeta saltaron por los aires todas las previsiones optimistas. Por primera vez en lo que va de curso, en su quinta comparecencia lejos de Mendi y ante el adversario teóricamente menos potente de todos a los que ha visitado, el Alavés se quedó sin celebrar un gol. Si hasta ahora había anotado cinco en cuatro choques, ayer fue víctima de la sequía más absoluta.